Los bazares de Marruecos, un exótico lugar de compras
Marruecos es un país realmente fascinante para turistas y viajeros. Lo tenemos a un paso, pero sin embargo ofrece una cantidad de productos artesanos y un estilo decorativo que no tenemos a este lado del Estrecho. Sus creaciones artesanales combinan influencias árabes, bereberes y europeas, lo que las dota de una enorme personalidad.
Pasear por las medinas en busca de esos tesoros artesanos constituye todo un placer, pero es probablemente en los bazares donde tal acumulación de objetos alcanza su mayor belleza. Se trata de espacios que constituyen un verdadero placer para los amantes de las compras y también para los que, no siendo especialmente amigos de irse de shopping, se pueden deleitar con los colores y la historia de lo que allí se vende. Los bazares son auténticas cuevas mágicas en las que pueden encontrarse antigüedades de todo tipo. Si bien es posible encontrarlos tanto en el norte como en el sur del país, es en las zonas cercanas al desierto del Sáhara donde probablemente alcancen su mayor espectacularidad y tamaño. Herederos de las antiguas rutas de caravanas y mercaderes, entrar en ellos constituye toda una experiencia. Podrás encontrar en su interior desde cerámica hasta jarrones de metal, pasando por joyas, alfombras y artículos de madera. Muchas de las piezas de los bazares son de origen bereber, fabricadas por ese pueblo que fue el primero que habitó Marruecos, mucho antes de la llegada de los árabes. A menudo incluían en sus trabajos símbolos milenarios que hoy en día nos siguen fascinando, como el del hombre libre o las cruces que introdujeron gracias a su contacto con las poblaciones cristianas del norte de África.
La conversación con los propietarios de los bazares es casi tan maravillosa como el descubrimiento de sus : a menudo se trata de personas con una vasta cultura, que han visto pasar por su establecimiento a clientes de rincones muy diversos del mundo, y a los que les encanta conversar sobre la calidad de cada producto, sobre sus materiales y, cómo no, regatear hasta casi la extenuación. Así que, cuando descubras un bazar, no pases por él como lo harías en una tienda convencional, quizás con prisas o intentando abarcar todo rápidamente: detente en cada objeto, conversa con el propietario, pide y ofrece precio. Sólo así podrás descubrir los secretos que esconden este tipo de establecimientos. Y, si la transacción va bien, quizás termines el día compartiendo un té a la menta en medio de preciosas antigüedades.
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