Marrakech I: cómo llegar

Marrakech es la ciudad más visitada del mundo, y con gran diferencia.

Gracias a su proximidad con Europa y el bajo coste que supone viajar a esta ciudad, Marrakech es el primer destino elegido por los turistas.

Y no me extraña, porque es una ciudad de lo más peculiar, pero hay que tener cuidado con una cosa si se decide viajar en verano: el calor.

En Marrakech durante todo el año siempre hace calor, a veces más y a veces menos, pero en verano el calor es algo inaguantable, incluso para los habitantes de la ciudad.

Al estar en el interior al sur del país no hay playa y el aire es bastante seco, casi saharauense (porque además está bastante cerca del desierto de Sahara).

La temperatura en Marrakech durante el verano puede llegar incluso hasta los 50 grados centígrados.

Hace unos años recuerdo que hubo un día que hizo unos 56 grados centígrados, pero eso sólo lo saben los que están en Marrakech en ese momento, porque en las noticias no suelen avisar cuando las máximas son tan elevadas, más que nada para no ahuyentar a los turistas, que la gran mayoría de ellos no están acostumbrados a temperaturas tan exageradamente altas.

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Creedme que no exagero para nada cuando os digo que la temperatura puede llegar a superar los 50 grados centígrados porque, desgraciadamente para mi, lo he vivido.

Hace unos cuantos días que acabo de dejar Marrakech tras pasar los 3 días más calurosos de toda mi vida. Pensé incluso que llegaría a desmayarme o algo del calor que hacía.

En esta entrada os contaré mi experiencia sobre los dos viajes que hice a Marrakech, uno el año pasado donde estuve 6 días y otro de este año donde estuve 3 días.

El año pasado cuando fui la verdad que la temperatura no era tan exageradamente alta pero aun así hacía muchísimo calor, sobre todo en las horas donde el sol pegaba más fuerte, entre las 12 y las 4 de la tarde.

Decidí ir con una amiga erasmus a visitar a otra amiga erasmus que vivía en Marrakech en avión.

El precio del billete de avión a Marrakech desde Madrid es bastante barato, en general cuesta unos 19, 99 euros la ida, con Ryanair.

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Ese es el precio mínimo que encontraréis a lo largo del año.

Sin embargo, si queréis ir en temporada alta, los precios obviamente aumentarán hasta llegar incluso a 200 euros solamente el billete de ida.

Nosotras decidimos ir a principios de Junio porque en Julio y Agosto es imposible sobrevivir ahí si no estáis acostumbrados a tanto calor.

Yo viniendo de Madrid se supone que debería tener algún tipo de defensa contra tan inmenso calor ya que los meses de verano en Madrid son bochornosos y muy secos, pero da la casualidad de que en realidad soy de un pueblecito a las afueras de la ciudad (Quijorna), situado en un valle donde las brisas nos llegan con mucha facilidad y el calor se hace llevadero, por eso yo y el calor nos llevamos fatal, porque no estoy acostumbrada a él, y algún día acabará achicarrándome.

Nos pusimos a buscar billetes a mediados de Abril-principios de Mayo y el precio era el mínimo, 19, 99 euros; pero como aún no teníamos concretadas del todo las fechas, fuimos aplazando la compra de los billetes hasta que un día a mediados de Mayo vi que los precios subieron y el billete costaba 39, 99 euros la ida.

La vuelta costaba una barbaridad, unos 160 euros... Así que nos pusimos a buscar alternativas para volver a Madrid.

Tengo la suerte de tener familia en Casablanca y también en Tánger, y mi amiga erasmus americana nunca había estado en Marruecos, así que le propuse quedarnos unos días Marrakech, otros cuantos en Casablanca y otros tantos en Tánger y de ahí volver a casa ya que el precio de los billetes de avión son súper baratos desde Tánger a Madrid, 9, 99 euros la ida.

Lo malo es que de Casablanca a Tánger son unas 6 horas de viaje y no nos podíamos permitir el lujo de perder tanto tiempo metidas en un autobús, así que decidimos limitar nuestro viaje hasta Casablanca.

Sin embargo, los billetes de avión a y desde Casablanca son los más caros de todas las ciudades de Marruecos, y da igual si lo cogeis con antelación, los precios están siempre por las nubes debido a su increíble demanda.

Pero desde Rabat, que está a unas 2 horas en tren desde Casablanca, los precios de avión son igual de baratos que en Marrakech o incluso más baratos aún.

A nosotras el billete de vuelta desde Rabat nos costó 19, 99 euros (normalmente cuesta 9, 99 euros).

Así que nuestro itinerario se quedó en:

• Avión: Madrid-Marrakech.
• Autobús: Marrakech-Casablanca.
• Tren:Casablanca-Rabat.
• Avión: Rabat-Madrid.

Y todo eso lo hicimos en 13 días.

Suena un poco lioso pero no nos costó nada, aunque he de admitir que siempre nos acompañó alguien para comprar los billetes de autobús y tren y también para recogernos y llevarnos al aeropuerto.

En fin, centrémonos ahora en Marrakech.

Llegamos a eso de las 11 de la noche y la madre de nuestra amiga estaba esperándonos en su coche para llevarnos a su casa.

Gracias al Erasmus, he podido conocer a un montón de gente que hasta día de hoy siguen siendo mis amigos más cercanos, y por ello he podido viajar a varios sitios quedándome en casa de estos amigos, y evitando así pagar por un alojamiento e incluso por la comida (bendito Erasmus).

De todas formas os puedo asegurar que un viaje a Marruecos os va a salir muchísimo más barato que viajar a cualquier otra ciudad europea; no sólo por el precio de los billetes, sino también por el alojamiento, la comida y el ocio en general.

En Marrakech los precios de alojamiento varían muchísimo dependiendo del sitio donde queráis quedaros.

Normalmente la gente suele ir a grandes hoteles llamados Riad porque son exquisitos y la estancia ahí se hace inolvidable, pero es bastante caro.

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Hay Riads en los que ofrecen una sola noche por 1000 euros o más, una locura, pero también podréis encontrar otros por unos 100 euros y pico la noche, y la verdad que ese dinero merece la pena.

Mi consejo es que vayáis a Marrakech antes de Junio, porque sino el calor y el precio de los hoteles y billetes de avión son bastante elevados.

Lo ideal sería ir en Mayo y pillar los billetes y el hotel con unos dos o tres meses de antelación, nada de dejarlo para el último momento porque os vais a llevar un chasco.

Una vez llegado al aeropuerto de Marrakech, tenéis varias opciones para ir a donde vayáis a hospedaros. Lo más común es el taxi o el autobús (en mi entrada Transportes os cuento un poco como va eso y el precio de los trayectos; ) ).

Tardaréis unos 15 minutos en llegar al centro de la ciudad, si no pilláis atasco o un conductor disléxico, claro.

Durante el recorrido podréis ver que a vuestro lado pasaran montones de motocicletas zumbando a gran velocidad, porque la ciudad está repleta de esas motos. Todo el mundo tiene una.

Es como en Amsterdam con las bicicletas, pero peor porque sueltan CO2 y hacen mucho ruido. Así que tened cuidado con sacar el brazo o la cabeza por la ventanilla.

Después de llegar a casa de nuestra amiga, sus padres y hermanos nos recibieron muy bien y nos sentimos cómodas desde el minuto cero.

Una cosa que me encanta de las familias árabes es que, sin a penas conoceros, son muy hospitalarios y muy amables, y siempre reciben a los demás con una gran sonrisa.

Y es que nunca antes habíamos visto a la familia de nuestra amiga, sólo una vez en Skype cuando estaba en Francia durante mi Erasmus y a penas hablamos unos 5 minutos.

Pero a pesar de no conocernos se portaron increíblemente bien con nosotras.

Tras saludarnos con varios besos en la mejilla, nos llevaron al salón donde ya habían preparado la cena y nos pusimos a comer.

Para aquellos que vayáis a casa de un amigo a pasar unos días en casa de su familia, he de advertiros que para comer todos comen desde un mismo plato, y casi siempre con las manos.

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Ponen el pollo con salsita y unas verduras servidos en un gran plato y lo colocan en el centro de la mesa.

Las mesas suelen ser redondas para que el plato sea más accesible para todos los que se sientan para comer.

Y antes de empezar a comer ojo, que no se os olvide limpiaros las manos antes de sentaros a comer.

Antiguamente lo que solían hacer las familias cuando había visita era pasar con un lavadero de manos, que consistía en una jarra y un plato hondo de acero inoxidable para que la gente se limpiase las manos sin tener que ir al baño.

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Pero con el tiempo esa costumbre se ha ido dejando de hacer y ahora cada uno tiene que ir al baño a limpiarse; aunque esta costumbre aún se conserva cuando se hace una boda o algún bautizo o fiesta familiar.

Hay a veces que se come con cubiertos, pero siempre será con un plato grande en el centro de la mesa.

El pan que encontraréis siempre será artesanal, hecho a mano por las mujeres de la casa (o comprados en la calle, pero siempre hechos a mano) y horneados en un gran horno de piedra que hay en varias zonas de la ciudad.

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En cada distrito normalmente hay varios sitios con hornos para que la gente lleve a hornear sus panes o galletas o el tajin de pescado. Es algo súper típico porque casi ninguna casa tiene horno en la cocina, y si lo tiene es más bien pequeño y las cosas no se cocinan igual.

Digamos que en el horno de piedra coge un regustillo bastante bueno.

Después de comer, mi amiga nos enseñó la casa (que era bastante grande) y nos fuimos a dormir porque ya era bastante tarde y estábamos reventadas del cansancio.

La casa se componía de cuatro plantas.

En la primera estaba el salón principal, la cocina, y otro salón más pequeño que el anterior para las visitas; y detrás de una puerta había un pequeño baño para invitados

En el segundo piso había otros dos grandes salones, con una salita entre ambos y un baño pero sin ducha, sólo el lavabo y WC.

En el tercer piso estaban las habitaciones y el baño con ducha. Había tres grandes habitaciones, un gran recibidor y el baño también bastante espacioso.

Y por último, en el cuarto piso había una amplísima terraza, donde suelen colgar la ropa mojada o donde mi amiga y sus hermanos jugaban cuando eran pequeños.

Una casa bastante grande y bonita, la verdad, aunque no me sorprendió, porque normalmente casi todas las casas en Marruecos son así, muy espaciosas y con muchos salones en el interior.

Esa noche dormimos en la segunda planta, y pasamos un poco de calor. No fue algo asfixiante, pero me costó conciliar el sueño. Pero eso sólo fue al principio, más adelante, a eso de las 4 de la mañana, empezó a soplan un aire fresco que daba todo el gusto, y ya la noche se hizo más llevadera, porque me veía sin dormir hasta la mañana siguiente.

Al día siguiente decidimos despertarnos temprano para poder visitar el centro de la medina sin derretirnos en la mitad del camino.

Y os aconsejo una cosa, es de vital importancia mantenerse hidratado cuando se está fuera con temperaturas tan altas, sobre todo para aquellos que no estén acostumbradods a tanto calor; no vaya ser que os de una insolación. Así que mejor prevenir que curar.

¡No olvidéis llevar con vosotros agua fría, gafas y sombrero y crema solar!

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