Mantova, lugar donde la arquitectura habla y cuenta historias

Mi nombre es Alice y tengo 20 años. Nací y crecí en Guatemala, mi familia es italiana y me criaron con las costumbres de este bello país. Siempre sentí que mi ser estaba dividido en tres: una parte era guatemalteca, otra parte italiana, y la tercera parte estoy en proceso de descubrirlo. Me encanta aprender sobre culturas nuevas y razonar sobre ellas, de verdad se expande la visión del mundo conociendo y viajando. 

Mi primera experiencia completamente sola fuera de casa fue a los 15 años, me fui por dos meses a Estados Unidos, donde asistí a un colegio y permanecí en casa de una familia muy acogedora. Fue una época que le dio un giro de 360 grados a mi vida, me hizo crecer como persona más de lo que yo pensé. Con este primer viaje, mis ganas de seguir conociendo el mundo se hicieron cada vez más grandes. 

El momento de iniciar la universidad llegó, y tomé una decisión muy difícil: dejar mi familia e irme a estudiar a Italia. Desde que tengo memoria, mi pasión era la arquitectura. Siempre soñé con convertirme en arquitecto y, ¿qué es mejor que estudiar ésta carrera en Italia? 

Estudié por meses para alcanzar mi sueño. Entrar a las universidades públicas y más prestigiosas de Italia, como el Politecnico di Milano, no es algo fácil. Para poder ingresar a una universidad y estudiar arquitectura, debes tomar un examen a nivel nacional que tiene preguntas acerca de historia del arte, matemática, cultura general, y razonamiento lógico. El examen puedes tomarlo en italiano o en inglés. 

Una vez se obtengan los resultados de todos los exámenes que se hicieron en el país, publican una lista en donde aparece en qué universidad fuiste admitido de todas las opciones que solicitaste. 

En mi caso, fui admitida en el Politecnico di Milano, sede di Mantova. Cuando me dieron la noticia, salté de la emoción y fue uno de los momentos donde sentí mayor satisfacción por haber alcanzado una parte importante de mi meta. Mi familia estuvo de mi lado apoyándome en todo momento y celebraron conmigo el logro de haber sido aceptada en una de las mejores universidades a nivel internacional.

Al llegar a Mantova por primera vez, fue como vivir un sueño; todo era irreal. La ciudad es impactante a simple vista, sus edificios están llenos de historia y es una sensación increíble caminar entre las pequeñas calles.

Acerca de la vida universitaria: encontrar cuartos en alquiler no es sencillo, ya que Mantova no es una ciudad universitaria y es considerablemente pequeña. Es una ciudad muy tranquila y no se caracteriza por tener discotecas; el centro tiene bares y lugares agradables donde se puede ir a tomar el clásico aperitivo italiano. Hay suficiente servicio de trasporte público para llegar a lugares que no están muy a la mano del centro. La mayoría de las personas se mueven de un lado a otro en bicicleta. En la universidad hay muchos estudiantes erasmus que provienen de muchísimos países. Conocerse entre todos es algo característico del lugar y es un ambiente agradable. Las instalaciones de la universidad están en un buen estado y dispone de aulas estudio abiertas las 24 horas, una biblioteca con una vasta variedad de libros, un centro de impresiones proprio de la universidad y están asociados con un gimnasio.

Considero que es una excelente opción como primera experiencia universitaria. Es una ciudad tranquila y fácil de conocer para adaptarse. Sin embargo, no es adapta para cualquier tipo de persona. Personalmente, un año aquí ha sido agradable y enriquecedor, pero siento la necesidad de salir y conocer más allá. Mantova me dio muchísimo: amistades que tendré de por vida, lecciones personales y recuerdos que llevo conmigo.

Acerca de la gastronomía, en Mantova se come muy bien, en especial los platos típicos como los ravioli rellenos de calabaza, risotto con salamella, salame de chocolate, y una amplia variedad gastronómica digna de ser degustada.

¡Vayan y conozcan este pequeño tesoro! Como dice el dicho: las mejores fragancias se encuentran dentro de los frascos más pequeños.