Mi verano (2015) ciudades, aventuras y diversión

Sol, calor, playa, piscina, buen tiempo, fiesta, disfrute, amigos, cerveza: VERANO

Voy a dedicar esta entrada a contaros mi verano. Todas las cosas interesantes que hice, los sitios en los que estuve y las anécdotas que viví. Voy a clasificar esta entrada en “experiencias” por el hecho de que no quiero poner “lugar” ya que estuve en varios sitios y voy a hablaros de varios pueblos y ciudades de Guadalajara además de alguna que otra aventura por ahí. Por tanto creo que el mejor apartado era este.

Bueno como ya os dije en mi entrada anterior, mi verano comenzó en Águilas, Murcia. Más que nada digo esta fecha porque relaciono el calor del verano con la playa y el buen tiempo, además al ser un viajecito con la familia Erasmus a la costa iba a ser el primer viaje del verano y por tanto creo que estaría bien decir que lo inauguramos así. Pero, es cierto que en teoría mi verano comenzó mucho antes, unos cuantos días antes de volverme a España del Erasmus, sí, como oís. El último examen que realicé en la Universidad de Portsmouth fue el 15 de mayo, y bueno, si sois estudiantes seguramente que oléis a qué me estoy refiriendo. Si no lo sois no os preocupéis que yo os lo cuento ahora mismo. Según nosotros los estudiantes, nuestro calendario se basa en los estudios, se rige por ellos en otras palabras. Con esto me refiero a que las vacaciones las consideramos en el momento en el que dejamos los estudios a un lado hasta el curso que viene, y esa es mi definición de verano: periodo que transcurre desde el momento en el que se dejan los apuntes y los libros a un lado y se empieza a disfrutar mucho más de los días y de la libertad de tener todo el tiempo del mundo para divertirte. Por tanto teóricamente mi verano empezó en mayo, el 15 aunque he de decir que como ya sabéis el tiempo no acompañó mucho que se diga. Hubo días que hizo mejor tiempo que otros pero no pasábamos de los 22 grados y eso en España es tiempo primaveral no de verano; y mucho menos para salir en manga corta ya que seguía refrescando cuando se iba el sol. Pero bueno, el caso es que si ya se disfrutaba teniendo Universidad, sin tenerla venía a ser un poquito diferente por el hecho de no tener esa responsabilidad en la cabeza, pero vamos que como os dije anteriormente en otras entradas agobios ninguno. Yo no puedo decir que estuve agobiada con los exámenes ni sin tiempo ni nada de eso, realmente es que no puedo quejarme en ningún aspecto. Y ahora sí comienzo a contaros el resto de mi verano, que quedaba prácticamente entero desde que volvimos de Murcia.

Creo que me quedé en que mi chico se venía conmigo a Guada nada más llegar de la playa. Quedaba poco para mi cumpleaños (5 de julio) y me hacía muchísima ilusión que él estuviese ese día a mi lado, mis amigos en el pueblo me hicieron una tarta para mi cumple que me dieron unos días más tarde. Cómo me conocen... 

Ál tenía un amigo en Madrid viviendo allí ya que estaba estudiando en la Universidad por lo tanto le dijo de ir a su casa y pasaríamos el finde con el y con nuestra Sari que también se quedaría allí a dormir. El caso es que ese finde era el que coincidía con el Orgullo Gay de Madrid. Nos vino que ni pintado porque además de estar juntos iba a haber ambiente y lo íbamos a pasar genial. Llegamos a Madrid, habíamos quedado con el amigo de Ál en una de las paradas de cercanías, Pozuelo de Alarcón de donde era él. Y desde allí iríamos andando hasta su casa a dejar las cosas. Sara se vendría por la tarde y se uniría a nosotros ese mismo día. La fuimos a buscar y ya después estuvimos en la casa de este chico para salir por la noche al orgullo. Yo no había estado nunca antes allí y la verdad que estuvo genial, había un montonazo de ambiente y de buen rollo entre la gente. Además estábamos allí a nuestro aire y lo pasamos genial. Vimos a algún que otro famosillo como Ylenia, algunos de mujeres y hombres y de supervivientes, pero bueno como no soy muy fan de estos programas prácticamente no se ni quiénes eran por eso solo recuerdo el nombre de Ylenia que es el personaje del salseo del que más se habla en España, o al menos lo era hasta hace nada. Para los que no hayáis estado en el orgullo os diré que es una fiesta a lo grande donde hay un montonazo de gente y es en la calle primero (desfile de carrozas) y luego ya después la gente se mueve a otros sitios para buscar más fiesta y seguir con la noche a tope.

El desfile de carroza va por todo el centro más o menos desde Cibeles hasta el final de Gran Vía o cosa así. La verdad que no se muy bien dónde empieza pero el recorrido es largo y pasan bastantes autobuses con chicos en bañador bailando, chicas y chicos en carrozas disfrazados y demás. Además que quede claro que no hace falta ser gay para ir allí. Puedes ir perfectamente, la fiesta es para dar auge al orgullo y celebrar la libertar del amor. Y por cierto antes de pasar las carrozas con los chicos y las chicas primero pasaron muchas personas andando en procesión muchas de ellas bailando y muchas otras simplemente mostrando un mensaje de libertad. Muchos de ellos llevaban el cuerpo pintado, otros iban disfrazados… allí podías ver de todo, sin tapujos.

Después de estar la noche allí pasándolo bien y llegando finalmente a Sol, marchamos a casa del amigo de mi novio para dormir. La verdad que había sido una noche muy grande. Pero la semana se acababa y él el día siguiente a mi cumple tenía que marchar a su ciudad, pero bueno yo iba a ir en solo unos días que no llegarían ni a una semana y sería la primera vez que iría a Salamanca. Había estado de pequeña una vez pero casi ni me acordaba, me hacía muchísima ilusión la verdad. Y bueno antes de contaros cómo fueron esos casi quince días allí os diré que los días previos al Orgullo de Madrid estuvimos en mi casa, en Guada, le enseñé la ciudad y salimos por ahí a tomar algo. Tampoco hicimos mucho más porque en Guada no hay mucho que ver (ciudad). Las próximas veces que vino nos movimos por pueblos y estuvo más guay. A lo que me refería con que no hay nada que ver es que Guadalajara es una ciudad cuya provincia tiene muchísimos pueblos preciosos pero en la capital no hay mucho que hacer ni que ver. No tiene mucho encanto que se diga.

Salamanca y Guadalajara:

El día 13 de julio yo marchaba para Salamanca por primera vez. Me iba a quedar hasta el día 23 si no me equivoco. Estaba muy emocionada con el viaje y con la cantidad de planes que había por hacer y sobre todo verle a él. Aunque no habían pasado muchos días desde la última vez que estuvimos juntos pero las ganas eran increíbles. El hecho de llegar a Salamanca y verle esperándome en la estación fue una de las mejores sensaciones del mundo. Llegamos a su casa y me tenía preparada una sorpresa super guay por mi cumpleaños, además estuvimos solos unos días antes de que vinieran sus padres de la playa. Fue genial poder disfrutar con él de la piscina, de la ciudad y de todo en general. Me hizo de guía por toda Salamanca y vi lo preciosa que era su ciudad. Entramos a la Catedral, fuimos en bici otro día, acabamos haciendo un montonazo de cosas, no quería irme, estaba super agusto.  Otro día fuimos al cine a ver Los Minions, gran peli por cierto, nos encantó. Si no la habéis visto todavía os la recomiendo. En Salamanca además tienen más de un centro de cines: Cines Van Dyck, Cines Van Dyck Tormes y Vialia.

 Otra de las cosas que hicimos fue ir a un pueblo llamado San Andrés del Congosto de acampada. Al ser verano hacía buen tiempo y creo que no hay mejor momento en el año para irse por ahí a la aventura y dormir en tienda. Salimos por la mañana de su casa, su madre nos hizo unos bocadillos y fuimos directos a este pueblo. Para los que no sepáis donde esta este pueblo, se encuentra en la provincia de Salamanca y es un pueblecito muy pequeño que cuenta con un río y una pequeña playita donde la gente va a pasar el día, a darse un baño, a pescar, a dar un paseo por la orilla o a pasar el día con la familia. Nosotros llegamos allí a medio día casi, dejamos el coche aparcado y nos fuimos a dar una vuelta no sin antes poner la tienda de campaña. Estuvimos en un bar de allí jugando al billar y tomándonos algo, también nos bañamos en el río y nos hicimos unas cuantas fotos. La verdad que la temperatura era perfecta, para por la noche nos habíamos llevado algo más de abrigo ya que por los pueblos siempre suele refrescar más, sobre todo cuando se pone el sol. Nos habíamos llevado dos sacos y alguna que otra manta para pasar la noche. Estábamos muy bien pero a las seis de la madrugada cuando empezó la orquesta de pájaros (que por cierto fue bonito escucharlo aunque nos despertasen) empezó a hacer un frío de muerte. No había mantas suficientes para calmar la temperatura tan baja, menos mal que fue solo cosa de una hora hasta que amaneció y empezó a pegar el sol, que por cierto cómo se agradeció. La siguiente imagen muestra las vistas del atardecer allí, como podéis ver son más que espectaculares, una auténtica maravilla. Lo que se ve al fondo es el pueblo, San Andrés, y luego en primer plano tenéis el río del que os hablaba.

Como ya os decía hicimos un montón de cosas en esas casi dos semanas que estuve allí con él. No parábamos quietos, además como era la primera vez que iba siempre había algo nuevo que ver o que hacer y aunque no lo hubiese habido también he de deciros que no me hubiese aburrido en absoluto. Con él siempre hay algo que hacer siempre hay risas aseguradas y encima con lo que nos gusta hacer el tonto a los dos pues no os digo mas...

• Al pantano de Sta Teresa en Canoa

Otro de los días fuimos al Pantano de Sta Teresa con sus amigos y acompañados de una piragua de uno de ellos. Estuvimos por allí pasando el día y montamos en la canoa por turnos en el pantano. Yo no había montado nunca antes y la verdad que me gustó un montonazo la experiencia. Fuimos remando hasta la mitad del pantano Álvari y yo y después volvimos a la orilla. Y así fuimos turnándonos con los demás amigos. Después comimos por allí y dimos una vuelta por las zonas de alrededor. Este pantano no está muy lejos de Salamanca, se tarda como mucho cuarenta minutos o así. El día comenzó yendo a casa de uno de sus amigos a por la piragua. La atamos a la baca del coche y pusimos rumbo a este pueblo. Fuimos en un par de coches ya que no cabíamos todos en uno. Cuando llegamos paramos primero en uno de los pueblos a ver las vistas al pantano e hicimos unas cuantas fotos. Después fuimos ya al pantano a pasar un buen rato bañándonos y montando en la canoa, aquí os dejo una foto de ese momento:

Bueno después de volver de Salamanca el 23 de julio, la siguiente vez que nos íbamos a ver sería en Guadalajara. Además si tienes pueblo en Guada como es mi caso es imposible que te aburras, siempre hay algo que hacer y siempre hay fiestas en alguno de los pueblos de alrededores así que es diversión asegurada. Otra cosa no, pero en verano los pueblos de Guadalajara cobran muchísima vida. Además la gente se mueve por todos ellos y siempre hay mucho ambiente. Cuando vino mi novio, que por cierto si mal no recuerdo esta vez vino de sorpresa porque yo tenía que ir al dentista y a mi me da pánico, auténtico pánico y se presentó en mi casa, no me lo podía creer, fue genial. Esta vez fue mucho más divertido ya que hicimos más cosas y nos movimos por las fiestas de los pueblos de alrededores con mis amigos. También estuvimos en la piscina de mi pueblo que por cierto está muy bien y a la mía propia que estaba el agua más calentita que una propia piscina climatizada. A Ál le encantaba meterse en mi pisci, siempre se quedaba medio dormidillo y super relajado allí.

• La Muela de Alarilla (parapente):

Para la siguiente vez que vino a verme yo tenía preparada una pequeña sorpresa, pronto iba a ser su cumple y me apetecía hacerle algo guay que no iba a poder hacerle en septiembre por cuestiones de tiempo. Estoy hablando de una bajada en parapente, y no se si sabéis que para hacer este deporte tiene que haber unas condiciones meteorológicas buenas, es decir es cierto que es necesario que haya viento porque si hace un día de sol sin un ápice de viento no puedes tirarte, o hay manera ya que eso va propulsado por el viento. Pero por otro lado no puede hacer demasiado, ni llover, ni haber tormenta y es aconsejable que no haga mucho frío porque ya de por sí en verano a esas alturas el cuerpo te pide unas cuantas capas pues en invierno no queráis imaginar... Además es mucho más seguro según me dijo a mí el monitor hacerlo en esa época del año. Así que sin pensarlo mucho más me metí en la página www.subastadeocio.es y pujé hasta conseguir esta experiencia. No se si conocéis la página pero está genial. Es una página de pujas donde se van anunciando viajes, hoteles, experiencias, cursos y algunas cosillas más. Vosotros simplemente os tenéis que hacer una cuenta (que no se tarda nada, no seáis perezosos) y entráis a ver qué es lo que os interesa, a cada momento están saliendo cosas nuevas donde la gente va añadiendo una cantidad de dinero y la gente va superándola. En el momento en el que se acaba el tiempo el último que haya pujado se queda la compra. Os invito a que entréis y veais si hay algo que os interesa. Estoy segura de que sí.

Bueno, os sigo contando, el caso es que yo le cogí esta aventura para hacerla en agosto pero iba a ser sorpresa, entonces cuando él vino a verme no sabía absolutamente nada de lo que le tenía preparado. Estuvimos por ahí en algunos pueblos pasando el día y cuando llegó la fecha que yo tenía apalabrada con el monitor le hice creer que íbamos a un pueblo a pasar la tarde, además también venía Clara, mi amiga y en principio no había sospechas de ningún tipo. Pero cuando empezamos a subir la montaña empezó a pensar que quizá no íbamos donde el creía que íbamos y no hacía nada más que mirar por la ventanilla asombrado. Le di en ese momento una carta donde explicaba todo. Y cuando acabó de leerla su reacción fue que ya le parecía a él un tanto raro ir subiendo por una montaña perdida de la mano de Dios. Una vez arriba hablé con el monitor, primero estuvimos viendo las vistas que había desde la montaña que por cierto, super chulas y después al ratito se tiró. Estaba un poquito nervioso pero tenía muchas ganas de hacerlo. Yo sabía que le iba a gustar mucho.

Antes de tirarse montaña abajo el monitor de parapente le preparó todo lo necesario. Le puso los arnés, se puso una chaqueta más (ya que arriba haría frío) y listo. Una vez le enganchó todos las cuerdas y le ató bien procedieron a la caída. Yo estaba un poco nerviosa por el hecho de que nunca había visto algo así tan de cerca y lo que más nerviosa me ponía era que era mi novio el que estaba ahí, volando. Era una sensación buena y mala a la vez ya que las alturas como ya os dije no son mi fuerte, pero bueno también tengo que reconocer que disfruté bastante viéndolo. La caída duró más o menos 12 minutos aquí os dejo el vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=04aPtc_6ZWQ. Si os gustan las emociones fuertes seguro que os gustara el vídeo. Y en cuanto a la cámara que seguro que os lo estáis preguntando, el hombre este me dijo que trajese una tarjeta (micro SD) y él mismo nos prestaba la cámara (GoPro) grabaría la caída con ella y luego me devolvería la tarjeta y tendría el vídeo conmigo. Cunado bajó hasta abajo aterrizaron al lado de la Plaza de Toros del pueblo (Alarilla). Todo fue bien finalmente, no hubo daños ni percances gracias a Dios y la experiencia fue muy buena, tanto para él como para mí. Mi amiga Clara y yo nos dedicamos a hacerle fotos y a comentar el vuelo con un poquito de vértigo. Estuvo muy bien.

• La Warner Bross, Madrid

Otra de las pequeñas aventurillas del vernano fue ir a la Warner con un par de amigos míos y con Sara (nuestra Sari del erasmus). De mis amigos vinieron Clara y Fran y pasamos por allí el día los cinco juntos. No se si os lo habré dicho antes o no, pero a mí lo que vienen a ser las atracciones de feria, parques de atracciones y emociones fuertes en las que pueda sentir vértigo o en las que se me dispare la adrenalina no acaban de gustarme. Con esto no quiere decir que no me guste pasar el día en un parque de atracciones ya que también disfruto mucho viendo a mis amigos tirarse de acá para allá. Por otro lado, he de decir que me monto en atracciones de agua, aunque la primera lo pase un poco mal, luego se me quita un poco el vértigo y puedo seguir montándome, ah y también me monto en alguna que otra atracción flojita estilo rápidos, montaña rusa de madera o algo así de ese estilo. Pero en el caso de la Warner que es a donde fuimos no soy capaz de tirarme en la lanzadera, ni en cosas así como el Batman o Superman, creo que no me montaría ahí ni aunque me pagasen, lo paso bastante mal.

Bueno, el caso es que mi novio tenía entradas gratis para ir allí. Así que decidimos un día, si no me equivoco era ya agosto, alrededor del 10 más o menos y el se había venido a verme a Guada unos días como llevábamos haciendo durante todo el verano. Una vez elegimos día fuimos para allá en renfe y luego cogimos un autobús en Madrid (en una de las estaciones de cercanías) que nos dejaría en la puerta de la Warner y no tardaba nada en llegar hasta allí. Llevábamos unos bocadillos con nosotros para comer y no tener que gastarnos dinero ya que allí la comida es bastante cara, ya sabéis en los sitios estos siempre te cuesta todo un ojo de la cara. Si vas a comprarte una cocacola probablemente de los dos euros no baje, o si vas a tomarte un helado más de lo mismo. Por lo tanto con las comidas pasa un poco igual, es todo caro. Nada más llegar fuimos a dar una vuelta por el parque antes de montarnos en nada. Nos hicimos unas fotos con alguno de los personajes de la Warner Bross como Bugs Bunny o el Pato Lucas entre muchos otros.

Y he aquí otra foto con más personajes de dibujos animados:

Depués de dar una vueltecilla, fuimos rumbo a una de las atracciones de agua del parque, no recuerdo como se llamaba exactamente pero era un tobogán no muy grande de agua que tenía una pendiente y ya está. Ese día no había una exageración de gente pero el parque tampoco estaba vacío. El caso es que se podía estar allí bien. Hicimos un poquito de cola para entrar a esta atracción pero no exageradamente. Yo me monté un poco hecha un flan... no quería que mis amigos lo notasen pero se me veía a kilómetros. Lo pasé un poquito mal cuando el coche empezó a subir montaña arriba, (no era alto, os lo aseguro) no podía parar de gritar y de decir que me bajasen de ahí, madre mía qué auténtico espectáculo. Yo no sabía que antes de bajar por la rampa "más alta", lo digo entre comillas porque no tenía altura exagerada, había que bajar una rampa más bajita, pero como yo cerré los ojos pensaba que la que acabábamos de bajar era esa, la alta y de eso nada. Entonces al girarme y ver la impresión que me había dado tirarme por esa pequeña cuesta, no quería hacerme a la idea de la impresión que me daría tirarme por la grande... ahora sí que sí estaba cagada, y perdón por la expresión. Llegó el momento, llegamos al punto donde el encargado tenía que darle al botón. Me escuchó gritar y se estaba divirtiendo tantísimo que esperó un ratito más para alargar el sufrimiento, ay qué ver jaja como se aprovechan. Cuando le dio y bajamos lo pasé un poquito mal al principio de la bajada pero luego ya fue mejor, aunque sin ninguna gana de repetir, las atracciones no son lo mío. Qué subidón de adrenalina.

Yo siempre he pensado que tengo los niveles de adrenalina disparados porque si no no es normal sentir eso al montarme en alguna atracción que vaya un poco rápido y sea empinada. Mi problema verdaderamente no es el vértigo ya que puedo asomarme sin mucho problema desde un noveno piso de echo o incluso desde un sitio más elevado, o por poner otro ejemplo, en el telesillas de las estaciones de esquí ya que la gente suele tener vértigo pero yo en ese caso no tengo problema, si no lo pienso no me da cosilla. A ver obviamente no soy la más aficionada a las alturas pero es cierto que mi problema es con la velocidad, aquello que me produce adrenalina de manera exagerada.

Bueno, continuando con el día por la Warner y dejando a un lado mis miedos, después de montarnos en esa atracción de agua fuimos a la montaña de madera, que por cierto yo esta vez no me monté, me monté la vez siguiente ya que tenía que tranquilizarme un poquito y reposar mi estado de nerviosismo. En la montaña de madera había bastante más cola que en la anterior y poco a poco se iba llenando un poquito más el parque. Después de esta atracción creo que fueron a alguna de las más fuertes, el Batman creo que era pero yo me quedé abajo mirando, y oye ¡tan a gusto! Desde ahí se veía todo desde otra perspectiva mucho más chula. Al menos para mí. La anterior vez que fui a la Warner con el instituto fui la guarda mochilas número uno ya que no me monté en casi nada, eso sí me tiré un buen rato en las de agua que sí que me gustaban, y luego no salí de allí en todo el día.

Bueno después de comernos los bocadillos y comprarnos un heladito en uno de los quioscos descansamos un rato y seguimos montándonos en algunas atracciones, esta vez un par de ellas me gustaron, eran de agua. Se tiraron un buen rato intentando convencerme para que me subiera con ellos al Batman creo que era, una que es amarilla con muchos loopings. Después de tanto insistir dije que me subiría arriba del todo a verlo, es decir que iba a subir con ellos como si fuese a montarme yo también aunque no fuera a ser así. Aunque he de deciros que mientras subía hacia arriba me empecé a llenar de valor y me armé de fuerza hasta el punto de creer ser capaz de montarme ahí pero cuando estábamos a puntito de montarnos me eché a un lado y me bajé por las escaleras, intento fallido. Aunque he de decir que me superé a mí misma por el simple hecho de que hubo un momento en el que me ví capaz de aguantar la atracción y fui capaz de subir hasta arriba sin ese miedo que solía invadirme. Yo creo que si fuese más a menudo a los parques de atracciones perdería ese miedo. Esto lo digo porque por ejemplo en las ferias de mi ciudad cuando era pequeña (hasta ahora) era incapaz de montarme en una atracción llamada "la barca vikinga" hasta que me monté una vez con una amiga. Lo pasé un poco mal pero después volví a montarme, después otra vez y otra hasta perder el miedo y conseguir disfrutar pero claro, en el caso del parque de atracciones eso supondría pasarlo muchísimo peor en una de las atracciones fuertes.

Os voy a proponer mi teoría, si a vosotros también os pasa esto, si os dan miedo las emociones fuertes, aunque bueno más que miedo lo denominaría algo así como sentir demasiado fuerte la adrenalina. Yo creo que la solución a esto es ir poquito a poco. Con esto me refiero a ir de unas atracciones que no te causen mucha sensación, acostumbrarte a ellas y luego probar algo más fuerte, de esta manera se te acostumbra el cuerpo y creo que así se puede combatir ese "miedo". Está claro que cada persona es un mundo, y quizá pase que el motivo de que haya personas que no sean capaces de montar en atracciones de riesgo no sea ese y sea simplemente vértigo, pavor a las alturas o cualquier otro tipo de fobia, pero chicos y chicas si os pasa como a mí tenéis que saber que la única manera con la que podemos vencer esa sensación es montando más y más veces, o dicho de otra manera acostumbrando al cuerpo a esas sensaciones.

Y bueno, así acabó nuestro magnífico día en la Warner Bross de Madrid la primera semana de agosto, comienzos de la segunda para ser más exactos (a veces soy un poco desastre para las fechas). Volvimos en el bus hasta donde lo habíamos cogido esa misma mañana y volvimos a casa en el cercanías de renfe hasta Guada y Sara en dirección contraria, hasta Madrid. 

Ya quedaba menos para volver a vernos.

No podía pensar en otra cosa que en que llegase la próxima vez para vernos. Y así acabó siendo todo mi verano de acá para allá, he ido a Salamanca más veces en casi un año que en toda mi vida a Madrid. Y cada vez que voy me gusta más, es genial.

• Hotel Doña Brígida, Salamanca

Con esta última escapadita acabamos el verano tan fantástico del 2015, desde luego que uno de los mejores hasta el momento, pero bueno yo siempre he pensado que lo mejor siempre está por llegar así que faltan muchos veranos todavía para poder disfrutar al máximo. Bueno, con este pequeño apartado quería contaros la pequeña aventurilla de finales de verano, cuando fui a Salamanca por última vez antes de empezar con las clases. Habían sido las fiestas de mi pueblo a finales de agosto, fueron geniales como cada año. Álvaro había estado en Guada unas semanitas antes y habíamos disfrutado juntos de las fiestas de algún que otro pueblo de alrededor del mío con todos mis amigos. Los veranos con los de siempre son perfectos, me gusta mucho estar con mi gente de siempre.

Esta vez, en Salamanca eran principios de septiembre, en nada comenzarían las ferias y fiestas de la ciudad. Yo un año más me perdí las de mí ciudad ya que justo coincidían con estas, pero bueno, merecía la pena y lo prefería mil veces. Así que más o menos el día 6 de septiembre puse rumbo de nuevo a Salamanca. Estuvimos en Béjar el día 8 ya que había una celebración en una montaña llamada El Castañar. Era la primera vez que me llevaba a Béjar y la primera que estuve en ese lugar. Bueno, para los que no sepáis dónde se encuentra Béjar, es un pueblo grande de la provincia de Salamanca. Dediqué una entrada anteriormente a este pueblo y a la Covatilla, por si os interesa saber más acerca de este sitio. Estuvimos pasando el día por allí con su familia y la verdad que fue genial.

Este apartado lo quiero dedicar sobre todo a la escapadita sorpresa que me preparó mi novio cuando fui esta vez, por eso he titulado esta sección "Hotel Doña Brígida" ya que es ahí donde me llevó. Bueno, empecemos por el principio de todo:

Supuestamente un día íbamos a ir a la finca de un amigo suyo (no recuerdo bien a qué) pero iba a ser estilo comida, y pasar el día por allí. Por lo tanto nos despertamos por la mañana, nos vestimos y pusimos rumbo a esa "finca". El caso es que según íbamos en el coche me dijo: - abre la guantera Nere. Yo la abrí y había una carta. Me dijo que eso era para mí. La abrí y ponía algo así como "no vamos donde crees que vamos" en resumen ya que ponían muchas más cosas y a cada cual más bonita pero definitivamente me quería decir que todo esto estaba siendo una sorpresa, que no había ningún amigo con ninguna finca a la que se suponía que íbamos. Nos estábamos dirigiendo a un Hotel las afueras de la ciudad llamado como dice el título "Doña Brígida". Allí teníamos un Spa, una habitación reservada para pasar una noche y una clase de Golf. No me lo podía creer, fue un auténtico sorpresón. El Hotel estaba super chulo, cuando llegamos allí dejamos las cosas y subimos a la habitación. El Hall parecía una de las partes del famoso Barco Titanic, no se por qué, pero se me pareció un montón.

Por la mañana nada más llegar tuvimos la clase de Golf, muy entretenida la verdad, nunca antes había jugado y estuvo super bien. Además no se nos dio nada mal jugar. Después de la clase fuimos a la habitación, comimos y ya por la tarde teníamos el Spa, ya sabéis con yacuzzi, saunas etc. Teníamos más o menos dos horas si no recuerdo mal, tiempo de sobra para relajarnos allí un buen rato. Después de esto volvimos a la habitación y nos quedamos ahí descansando, la verdad que fue bastante relajante todo. El Hotel era super acogedor, me encantó.

Estas eran las vistas que teníamos desde nuestro piso en el hotel:

Cuando volvimos a Salamanca faltaban aun por disfrutar de las ferias y fiestas. Allí es muy típico poner casetas con pinchos y comida por poquito dinero, hay casetas por todas partes y gente por todas partes también. Las ferias duran más o menos 10 días, casi dos semanas. Fueron un poco distintas a las de Guadalajara ya que aquí, en mi ciudad es un rollo un poco más diferente, quiero decir que es como más familiar todo al ser una ciudad más pequeña hay peñas con carpas y sin embargo en Salamanca no, es algo más a lo grande entonces es distinto.

Me iba a quedar allí hasta el día 16 para pasar el cumpleaños de mi novio juntos ya que era el día 15. Así que esta vez estuvimos un montonazo de días juntos, estuvo genial la verdad. Y así fue como acabó mi verano, nada más volver ya tenía que empezar la Uni así que tocaba ponerse las pilas e ir a por todas.

Salamanca, qué genial eres.

Un verano inolvidable