¡Ladrones en Madrid!
Vivir en cualquier gran ciudad tiene sus inconvenientes. El alto precio de la vivienda o el tráfico son algunos ejemplos, y en Madrid parece que además hay una gran cantidad de carteristas. Desde que estoy aquí, a casi todo el mundo que he conocido le han robado en un sitio o en otro. Estos ladrones acechan a los turistas y los estudiantes, así que ten cuidado cuando hables en tu idioma nativo en público; ¡te convertirás automáticamente en su objetivo!
Mi primera experiencia con el robo fue cuando mi hermana vino a visitarme. Después de pasar el día paseando sin preocupaciones por el centro de la ciudad hacia el Retiro y parar fuera del Museo del Prado para tomar un café, bajé la guardia durante una milésima de segundo y ¡me di cuenta de que no tenía el móvil!
Como soy una adicta al teléfono, normalmente lo tengo en la mano y si alguien me preguntase por su paradero, ¡lo sabría al 100%! Sin embargo, como habían venido a visitarme, no me apetecía estar enganchada al teléfono todo el día, y no le presté atención excepto cuando lo sacaba para hacer fotos turísticas.
Nos sentamos a comer y nuestra comida llegó. Entusiasmada por el aspecto delicioso del plato, y enfrascada en la conversación con mi hermana, creo que dejé mi teléfono encima de la mesa. A mitad de la comida, dos hombres se acercaron para pedirnos dinero. Dejaron de manera brusca un trozo de papel bajo nuestras narices con una historia en la que contaban que necesitaban dinero para comer. Como eran dos hombres de buen aspecto que vestían con ropa presentable, y al darnos cuenta de que solo se habían fijado en nosotras en el restaurante, dejando a los españoles en paz, rechazamos darles dinero y les pedimos que se fueran.
Los hombres insistieron, poniéndonos delante de la cara el papel antes de, incluso, dejarlo caer sobre nuestra comida. Mi hermana estaba realmente desesperada llegados a este punto. Es muy frustrante intentar disfrutar de tu comida y que vengan constantemente mendigos a pedir limosna. Creo seriamente que los restaurantes en España tienen que tomar cartas en el asunto y hacer un esfuerzo por evitar que estos mendigos molesten a sus clientes. Aunque entiendo que algunas personas necesitan ayuda de verdad, probablemente estaría más dispuesta a darles dinero si se sentasen tranquilos, como algunos hacen, o si utilizasen su talento natural para entretener al público de alguna manera!
Al final, cogió su papel y nos dejó terminar nuestra comida. Nerviosas por el incidente pero sin ser conscientes de las implicaciones de su visita, pagamos la cuenta y nos dirigimos al museo. Hasta que mi hermana no me pidió que escribiera el nombre de algunos artistas expuestos en el museo no me di cuenta de que mi teléfono había desaparecido. Fui corriendo a la garita de seguridad esperando que se hubiese caído en el escáner pero no fue así.
Fuimos corriendo al restaurante, pero tampoco había ni rastro de él. ¡Al final de repente caímos que la única explicación posible era que hubiesen sido los dos ladrones que nos habían estado atosigando durante la comida! No queríamos precipitarnos, así que dejamos nuestros datos de contacto en el museo por si el móvil aparecía y, aunque estábamos enfadadas, no queríamos que eso arruinara nuestro día y olvidamos el asunto.
Por la mañana, fui a la comisaría de policía donde relaté mi versión de los hechos. Pronto me di cuenta de que el agente de policía que estaba transcribiendo los detalles terminaba las frases por mi, demostrando que efectivamente fueron estos dos hombres los que con toda probabilidad nos habían hecho el truco del almendruco. Me preguntó si nos habían puesto un trozo de papel en la cara y supuso que el teléfono estaba sobre la mesa. Después de contarle los detalles y de recibir el informe para mandárselo a mi aseguradora, tuve que aceptar que había perdido el móvil para siempre.
Tras este incidente, me ocurrió algo similar una vez que estaba sentada con amigos en una terraza. Mi compañera de piso había dejado su monedero sobre la mesa y tres chicos aparecieron, otra vez con estos trozos de papel, así que supe lo que iba a pasar y agarré su monedero, así que rápidamente se largaron. ¡POR FAVOR, ESTAD ATENTOS POR SI OS HACEN EL TRUCO! ¡No perdáis el tiempo leyendo su historia, es un timo! ¡Asegúrate de no dejar nunca tus pertenencias personales a la vista en un sitio en que se puedan coger fácilmente y manténte alerta! ¡Yo pensaba que era cuidadosa con mis cosas pero lo que pasó me demostró que tenía que serlo aún más!
Aunque ha sido bastante relajante no estar pegada a mi móvil las 24 horas del día, es una faena no tener la manera, excepto a través de Facebook y Skype, de contactar con Inglaterra para hablar con mi familia y con mi novio!
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