Un día en el Retiro (I)
Un día en el Retiro
El Parque del Retiro es una de las atracciones turísticas más conocidas de Madrid. Como su propio nombre indica es un parque público, es decir, que en la actualidad y desde hace 250 años está abierto a toda la comunidad. Su origen se remonta unos años más atrás, en concreto a la primera mitad del siglo XVII pues en sus inicios se concibió como un entorno recreativo para uso y disfrute privado del rey Felipe IV y su corte.
Este jardín histórico abre en invierno desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche, pero en verano, al haber más horas de luz y una vida más activa retrasan su cierre hasta las doce de la noche. Este horario tan extendido permite al visitante pasar una jornada entera entre sus “muros” lo cual esrealmente viable pues cosas para ver no le faltan.
El acceso al Retiro puede hacerse desde varios puntos ya que sus 118 hectáreas que abarcan todo tipo de edificios y jardines se circunscriben a las calles de Alfonso XII (oeste), del Poeta Esteban Villegas (sur), Avenida Menéndez Pelayo (este) y las más conocidas de Alcalá y O´Donnell (norte). El acceso que yo más conozco y suelo frecuentar es por el este o bien desde Alcalá por lo que son las zonas que yo domino. Para llegar al Retiro la forma más común y sencilla es el metro, pues la estación de la línea dos de su mismo nombre desemboca directamente en el interior del recinto. Aunque al abarcar una superficie tan extensa la cantidad de autobuses y posibles opciones para desplazarse hasta allí son inmensas.
Para entrar por la puerta que yo más frecuento que es la Puerta de la Reina Mercedes, que se encuentra en la zona de Menéndez Pelayo, en frente de la calle Ibiza. Para acceder por esta entrada como opciones de transporte público las más sencillas son la parada de metro Ibiza de la línea nueve que te deja a escasos metros o bien los autobuses de las líneas 20 y 152 que conectan con otras zonas de interés como la Puerta del Sol o la Plaza de Felipe II.
Entrar por esta zona presenta varias ventajas, para empezar la enorme cantidad de terrazas para tomarse algo que discurren a lo largo de las dos manzanas de Menéndez Pelayo que abarcan la influencia de esa puerta, entre ellas una de mis favoritas es La Clueca. Además esta zona cuenta con Diverbike, un establecimiento de alquiler de bicicletas situado en Avenida Menéndez Pelayo número 9, especialmente pensado para aquellos que quieran pasar una jornada en el parque ya que debido a sus grandes dimensiones coger una bicicleta durante un tiempo favorece el disfrutar recorriendo los jardines de una forma rápida y divertida.
Yo más de una vez he cogido alguna de estas bicicletas de forma individual, aunque también alquilan tándems y varios tipos de karts a pedales. Ir en bicicleta recorriendo todo el parque es perfectamente factible porque por todo el recinto hay caminos asfaltados, lo único es ir esquivando a los peatones aunque suelen estar acostumbrados porque este es un lugar en el que se practica mucho el deporte y los patinadores se combinan con los corredores, así como con los ciclistas o gente practicando todo tipo de artes marciales, gimnasia, yoga… Se conforma así un ambiente genial en el que el ejercicio y la actividad no están reñidos con el descanso y la relajación.
Todo está pensado para que puedas pasar un día dentro del parque con todo lo necesario a mano. Así si te cansas y necesitas hidratarte o algún aperitivo puedes, o bien hacer una parada breve en los numerosos quioscos que están dispersos por todos los rincones del retiro, o bien hacer una más larga en unos bares algo más grandes en los que hay sillas con mesas y terrazas amplias para sentarte y descansar.
Los quioscos suelen ser mi opción predilecta porque aunque en todos los establecimientos los precios por estar dentro del Retiro se disparan, en estos pequeños puntos las consumiciones son más rápidas. Puedes encontrar todo tipo de helados, fundamentalmente son cabinas adscritas a Nestlé, pero también tienen algunos helados de tarrina de Ben & Jerry´s que son mis favoritos. También tienen todo tipo de refrescos y agua tanto de un litro como de medio litro. Los bares tienen más variedad de productos, desde cócteles, zumos, batidos, combinados, hasta pizzas, perritos, y platos de menú sencillo.
La Puerta de la Reina Mercedes es conocida coloquialmente como la Puerta del Florida porque nada más entrar por ella, a escasos metros nos encontramos con la icónica sala de fiestas del Florida Park que estrellas como Ava Gadner, Lola Flores o Julio Iglesias solían frecuentar, y como anécdota decir que yo siempre he tenido especial curiosidad o cariño por el local ya que mis padres celebraron allí su boda. En la actualidad el Florida ha cambiado un poco pues después de algunos años inactivo y una reforma que comenzó en enero de 2015, en 2016 volvió a abrir sus puertas con un concepto nuevo de restauración pero respetando las partes históricas y fundamentales del edificio histórico del siglo XIX, así como el icónico cartel de la entrada que por las noches se ilumina en rosa.
Todavía no he tenido oportunidad de entrar en el nuevo Florida Park pero he pasado varias veces al lado y he podido ver que tiene muy buena pinta. Ahora está estructurado en un nuevo concepto dividiendo el espacio en tres zonas: el pabellón, la galería y la terraza; es decir el restaurante más propiamente dicho, un espacio de más para picar y la terraza para disfrutar de las zonas verdes del parque en todo su esplendor. He mirado las cartas, que son independientes para cada parte, y bueno tiene pinta de ser bastante caro asique estoy ahorrando un poco para poder ir en alguna ocasión especial.
Si desde el Florida te desvías hacia la izquierda el primer edificio que te encuentras alberga la Biblioteca Pública Municipal Eugenio Trías que antes era una de las construcciones que formaban parte de la Casa de Fieras, de la cual apenas quedan algunos restos en forma de los lugares en los que se encontraban los animales de ese pequeño zoo de época de Fernando VII.
Yo he estado estudiando varias veces dentro porque es una de las pocas bibliotecas de Madrid que abren todos los fines de semana aunque en un horario algo restringido (los sábados solo hasta las siete de la tarde y los domingos solo por la mañana). De todas formas como mi novia vive muy cerca, solemos ir a estudiar allí en época de exámenes aunque no es mi sitio preferido porque se llena nada más abren las puertas, de hecho es frecuente tener que hacer cola unos 15 o 20 minutos antes de que la abran porque la gente madruga en exceso para poder coger sitio.
Hay varios puestos de lectura, pero los puestos de estudio son bastante reducidos, apenas una pequeña sala que tendrá capacidad para unas 40 o 50 personas. Antes la sala de estudio estaba en la planta inferior, en el lado de la gran cristalera por la que se puede ver el paisaje natural que rodea los restos del zoológico de fines del XVIII; pero debieron de comprobar que en esa sala la gente se distraía mucho observando por la cristalera o a lo mejor fue cuestión de espacio, el caso es que la última vez que fui en diciembre de este año habían trasladado la zona de estudio al piso superior.
Desde la biblioteca o bien desde el Florida se puede llegar a una de las vías principales (y de las más anchas) de todo el conjunto, cruzándola llegamos hasta el conocido Estanque del Retiro. El Estanque Grande es uno de los puntos más populares y concurridos del parque pues pese a ser una extensión de agua creada de forma artificial no deja de estar dotado de un encanto natural que atrae todos los días a múltiples turistas y locales, sobre todo ahora que empieza el buen tiempo. Es exagerado como paseando cerca del estanque ves a muchísima gente joven tumbada al sol sin camiseta, en bikini, en bañador, o incluso a veces a los que les olvida la ropa de baño, en ropa interior (aunque discretamente, nada escandaloso). Alrededor de los que charlan animadamente tomando el sol podemos ver a otros de picnic, junto a algunos adolescente bebiendo de forma ilegal y otras personas practicando deportes en grupo. Este conglomerado tan heterogéneo dota de una vida muy particular a los alrededores del estanque.
Las familias también son muy asiduas de esta zona ya que alimentar a los patos que viven en sus aguas suele ser uno de los pasatiempos favoritos de los niños pequeños. Además todas estas personas después de estar un rato en los alrededores suelen hacer cola para poder montar en las barcas ya que este estanque además de patos y peces tiene un embarcadero desde el cual se pueden alquilar pequeñas embarcaciones a remo para dar una vuelta. El máximo es de cuatro personas por barca, y cada barca cuesta 5,80 euros por 45 minutos de navegación. Ese precio es en días de diario porque los fines de semana y festivos como era de esperar el precio se incrementa hasta los 7, 50 euros.
Realmente me parece bastante caro porque yo solía ir cuando era adolescente con mis amigos, nos alquilábamos dos barcas y nos picábamos entre nosotros, mojándonos con los remos y haciendo carreras (lo cual era bastante difícil porque remar recto es complicado si no eres un experto); el caso es que cuando las alquilábamos costaba tan solo 4,50 euros tanto entre semana como en festivos. De todas formas merece mucho la pena y opino que todo el que vaya al retiro tiene que probar al menos una vez a montarse en las barcas pues de una forma u otra se hace especial. Familias, amigos, parejas, todas encuentran la manera de hacer suyo ese paseo con el ambiente a su alrededor y el Monumento a Alfonso XII observando como decorado.
Desde el verano pasado que fui con mi hermano pequeño y mi pareja no monto en las barcas pero no creo que haya cambiado mucho. Nosotros fuimos en pleno verano, además creo recordar que era viernes por lo que el Retiro estaba lleno de gente, es un fenómeno que no falla en cuanto empieza el buen tiempo y sale el sol cada rincón del parque se llena de gente de todas las nacionalidades y edades, si estás en las calles puedes ver a las hordas de familias con carritos de bebés y a los patinadores colapsando el paso de cebra que conecta la salida del metro con la Puerta de la Reina Mercedes.
El caso es que evidentemente cuando el Retiro se llena las barcas también pero fue la primera y única vez en mi vida que he visto una cola como esa, que casi llegaba desde las taquillas hasta la esquina de la valla que marca los límites del estanque, era una barbaridad. Hay un número limitado de embarcaciones y cuando estas se acaban hay que esperar a que acaben los 45 minutos de las personas que están montadas para que te dejen entrar a ti. Nosotros estuvimos a punto de irnos de la desesperación pero al final mereció la pena porque mi hermano nunca había estado y no podía estar más feliz intentando remar conmigo a pesar de lo que pesaban los remos para él, bueno y para mí porque son de madera y cuesta lo suyo. Yo recomiendo que se reme en pareja, un remo cada uno, aunque es posible que la barca empiece a ir en círculos y dar vueltas; o sino lo mejor es turnarse cada poco porque remar uno solo seguro que deja agujetas al día siguiente.
Cada día se pueden alquilar estas barcas desde las diez de la mañana y dependiendo de la época del año hasta las 17:30 más o menos (oficialmente cierran las taquillas en la puesta de sol) en invierno, y en verano se alarga el tiempo hasta las 20:30. El hecho de que cierren a la puesta de sol supongo que es para que no ocurran accidentes de noche pero da la casualidad que esto hace posible que al salir puedas dirigirte al Monumento de Alfonso XII que está a escasos metros y desde allí ver una de las puestas de sol más bonitas de todo Madrid.
El monumento es un gran conjunto arquitectónico y escultórico formado por una columnata que circunda la estatua ecuestre central del rey. Esta obra de arte de comienzos del siglo XX constituye además un frecuente punto de estudiantes y gente joven que se sientan alrededor de la escalinata que rodea la estatua, o bien en las escaleras que desembocan en el estanque y su actividad favorita es pasar el rato tomando un helado, charlando y sobre todo haciéndose fotos porque esta zona se llena a la caída del sol. Por desgracia desde enero de este año todo el conjunto está siendo sometido a obras de restauración y labores de consolidación por lo que quien se acerca actualmente verá su grandiosidad mermada por algunos andamios que tapan parte de la imponente vista que conforma la columnata.
Por toda esta zona podemos encontrar numerosos puestos en los que se venden helados, otros especializados en chucherías y patatas pero también es usual encontrar a personas vendiendo diferentes objetos en unos espacios improvisados tales como pulseras y demás objetos de bisutería, gafas de sol, sombreros, etc. De vez en cuando también se colocan en las inmediaciones cantantes callejeros que amenizan el paseo alrededor del estanque, o bien algunos caricaturistas y dibujantes que está siempre dispuestos a inmortalizar el momento y dártelo en forma de obsequio o suvenir personalizado.
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