Malasaña, el barrio más hipster de Madrid (I)

Desde que fuera el epicentro de la movida madrileña en los 80, Malasaña tiene un rollo innegable y sobre todo inigualable. Os hago una recopilación rápida de mis lugares favoritos, desde bares para salir y cafeterías, hasta tiendas de segunda mano con todo el flow de lo vintage.

El barrio hipster por excelencia se encuentra entre las calles Gran Vía, Fuencarral y Carranza. En mi calle favorita, Espíritu Santo (y a pesar de ser bastante pequeña), se encuentran varios de mis locales favoritos.

En primer lugar, el restaurante Ojalá. Cada vez más de moda por ser el único lugar de Madrid que alberga una playa de arena de verdad en su interior, el Ojalá es una preciosidad en cada rincón al que mires. Arriba tiene una barra cuadrada monisima donde te preparan los cócteles delante de ti, en la que se puede estar de pie o con taburetes altos. Al lado tiene unas mesitas donde puedes sentarte a tomarte algo, una copa con algo para picar o bien cenar alguno de sus curiosos platos de la carta. Pero el glamour - según por donde se mire - se encuentra en la planta de abajo, donde las sillas son como hamacas o sofacitos bajos puestos en arena de playa, y con un chiringuito en frente (que en realidad es otra barra para hacer cócteles). Abajo solo se puede cenar, no copear. Si vas a ir, ya sea en pareja o en grupo de amigos, reserva con antelación porque suele haber cola, sobre todo en fin de semana y para horario de cenas. Tienen un montón de platos para celiacos y para veganos. Prueba el hummus con chips de boniato, el sándwich vietnamita y sobre todo, la sangria de vino blanco.

Justo en frente cruzando la plaza está el Vacaciones, un mini café muy bonito decorado a lo hawaiano donde sirven también unos cócteles deliciosos y trozos de tarta de tarta de todos los sabores. Mi recomendación: ir a merendar y pedir un smoothie o un café con un trozo de carrot cake. Eso sí, los precios son un pelin altos y siempre suele estar lleno, como en el Ojalá, pero ya sabéis lo que eso indica.

Avanzando un poco en la calle Espíritu Santo nos encontramos dos sitios de snacks para llevar de lo más divertidos. El primero que nos encontramos es All Pop Gourmet, un establecimiento especializado en palomitas. Las tienen de todos los sabores, tanto las clásicas de sal o mantequilla, algunas saladas como las de queso, y dulces, de muchísimos tipos de sabores como mojito, violeta o melón. Están súper conseguidas, hay tres tamaños y el lugar mola un montón.

Cinco pasos más adelante está Lolo Polos, triunfador estrella del barrio que abrió hace un par de años y todos los veranos tiene cola para coger un polo. Todos los que fabrican son artesanos, naturales y sin azúcares añadidos. Mi favorito es el de sandia y pepino pero los hay de muchísimos sabores, y los van rotando cada día. Ahora han puesto uno de té verde matcha con coco para morirse de rico. Valen 2, 95€ pero merecen inmensamente más la pena que un helado industrial de Frigo.

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