15/01/2013: Nîmes, el prólogo. Inscripción para la excursión Alter-Ego
Nîmes, la continuación. Inscripción para la excursión Alter-Ego
Martes, 15 de enero 2013
Pensé en escribir este artículo en el mismo artículo sobre la excursión Alter Ego de Nîmes. Sin embargo, la tarea de inscribirse para la excursión se convirtió, por desgracia, en una historia bastante trágica.
A las nueve de la mañana del martes tenía que estar en la Dirección de Relaciones Internacionales en Quai Claude Bernard para inscribirme para la excursión para estudiantes extranjeros en Nîmes al sur de Francia. Sin embargo, el viaje hasta Quai Claude Bernard no fue tan sencillo como de costumbre.
Sabía que este tipo de excursiones eran muy populares entre los estudiantes internacionales, así que me organicé para levantarme a las siete y quedé con un amigo para ir juntos hasta el edificio de la Dirección de Relaciones Internacionales. El campus no está muy lejos de la residencia, a unos veinte minutos si el transporte público funciona sin problemas. Decidí que me daba tiempo a quedarme un poco más en la cama, calentita, antes de levantarme. De repente, oí cómo caía el agua, gota a gota, en la barandilla metálica de la ventana. Esperaba que solo fuese lluvia, pero había estado haciendo mucho frío últimamente y, cuando corrí las cortinas, me sorprendió ver que todo estaba helado y blanco. Todo estaba enterrado bajo una espesa capa de nieve y seguía nevando. Vi coches en la calle a los que les costaba trabajo circular y, unos minutos después, me quedó claro que no había autobuses. Por tanto, imaginé que sería muy difícil ir por la cuesta en tales condiciones. Ahora, para ir a la universidad, tendría que ir por una calle más larga en funicular.
Entonces tenía más prisa y tenía que darme una ducha. Suponía que habría mucha gente en el metro, el tranvía, el funicular y que a todos los medios de transporte les habría afectado un poco la nevada. Me vestí rápido y me puse varias capas de ropa de abrigo porque pretendía ir al parque a echar unas fotos de la nieve en ese lugar tan bonito. Eché mis cosas en el bolso, entre ellas mi cámara de fotos, mi monedero y, como tenía sed, una botella de agua.
Tuve cuidado en las calles cuando fui a coger el funicular. Pensé en ir por la Rue des Pompières, pero luego pensé que la cuesta sería demasiado empinada para pasar con nieve y que sería muy peligroso ir por este camino. Sin embargo, vi a un hombre que se iba en esa dirección, pero yo no me arriesgué a caerme en las congeladas calles. Cuando llegué a la estación, perdí el funicular por pocos segundos, así que tuve que esperar diez minutos hasta el siguiente.
Desde Vieux Lyon hasta Quai Claude Bernard, el trayecto era más fácil y sencillo, sin embargo, perdí el primer metro y el primer tranvía T1 de Guillotere. Pero, no tuve que esperar mucho tiempo más. A pocos metros de Quai Claude Bernard, el tranvía se paró durante unos minutos y fue muy frustrante tener que esperar sin conocer el motivo, sobre todo estando tan cerca de mi destino. Sin embargo, si no había interrupciones, podría ahorrar algo más de tiempo, lo cual me venía muy bien aunque no tuviera prisa. Tuve mucho tiempo libre antes de que mi amigo llegara y, como tenía tanto tiempo, decidí sacar mi cámara del bolso para hacer un par de fotos de la nieve mientras esperaba a que llegase mi amigo a la universidad. Si el tranvía no se hubiese parado, habría sacado la cámara de fotos del bolso mucho antes y puede que la mañana se habría desarrollado de manera diferente.
Encendí la cámara de fotos y enseguida vi un mensaje que no había visto hasta entonces. Decía que tenía que apagar la cámara y volverla a encender después. Así que, hice lo que me pedía y luego me salió el mismo mensaje de nuevo. Lo intenté una y otra vez, pero era imposible echar ninguna foto. Podía ver todas las fotos que había echado ya, pero cada vez tenía más claro que no podría echar ninguna más. No estaba segura de cuál era el problema, cuando me di cuenta de que la correa estaba un poco mojada también. Al principio estaba un poco confundida. Estaba segura de que no había entrado nieve en mi bolso de cuero falso. Empecé a asustarme un poco. ¿Cómo era posible que se hubiese mojado la cámara de fotos? Busqué algo en mi bolso y fue entonces cuando me di cuenta de que había más cosas mojadas. Al poco tiempo, por fin, encontré la causa: la botella de agua estaba abierta. Estaba avergonzada. ¿Cómo había podido ser tan estúpida? Aunque a veces me frustraba mucho con mi cámara de fotos, en esta ocasión, me quedé destrozada.
Ahora, lo único que quería era volver a casa, así podría dejar la cámara delante del radiador con la esperanza de que se evaporara el agua de la cámara. Sin embargo, tuve que esperar delante de la oficina más de una hora con mis amigos hasta que llegó la mujer. Estaba de mal humor, tenía frío y estaba a punto de cabrearme. Al final, me inscribí para la excursión que sería el próximo sábado. No estaba contenta del todo porque no había mucha probabilidad de que pudiera echar fotos, aunque tenía otra cámara algo más pequeña.
Me puse en camino para volver a la residencia. No tenía ningún motivo para ir al parque ahora y, además, estaba completamente helada. Los chinos me dijeron que todavía no había autobuses hasta la residencia. Sin embargo, decidí ir a Bellecour y coger el metro, en lugar de volver en tranvía. Desde Bellecour, si no había autobuses, sería fácil ir hasta Vieux Lyon para coger el funicular. Las calles estaban más despejadas, aunque seguía habiendo nieve en las aceras.
Como era muy probable que necesitara otra cámara de fotos, y ya sabía el tipo que me gustaba, fui a Fnac y a la tienda que hay frente a la parada del autobús. Estaba convencida de que unos días antes había visto la cámara que quería por 250 euros, pero no me acordaba del nombre de la tienda. Actualmente, aun no he podido encontrar la cámara de fotos que quería. Solo he encontrado el modelo más nuevo, el Nikon J2, que era más caro. En esos momentos, me planteé seriamente comprar otra cámara de fotos, aunque todavía quedaba una remota posibilidad de que mi cámara mojada no estuviera completamente muerta.
Salí de Fnac y vi el autobús C20 en la parada. Fue todo un alivio después de una mañana horrible. Tenía frío, estaba realmente frustrada por culpa de la tontería que había cometido y tenía prisa por volver para tratar de salvar mi cámara y buscar una página web en la que comprar una cámara de sustitución. Tras el trayecto en autobús, lo único que tuve que hacer fue subir las escaleras que había en el suelo. Aunque habría sido más seguro rodearlas, me decidí por ir por las escaleras porque la gente de delante de mí lo había hecho así. Las escaleras estaban congeladas y todavía había mucha nieve sobre ellas. Al principio fue fácil, pero a partir del tercer escalón se complicó. Me caí, una vez, dos veces, tres veces... y todo intentando dar un solo paso. Era como una escena de las que aparecen en los dibujos animados. Me caí de boca y me herí también en la rodilla. Además, había un hombre que lo vio todo. Me moría de la vergüenza, pero a pesar de todas las frustraciones del día, tuve que reírme un poco.
Solo habían pasado cuatro horas de mi día y ya estaba siendo un desastre. Encendí mi ordenador portátil y al principio parecía que el ordenador también estaba teniendo problemas. Busqué una cámara de fotos en todas las páginas web francesas e inglesas, hasta en Ebay. Sin embargo, el precio en las páginas francesas como Darty, Fnac o PixMania era demasiado alto. Se me quitaron las ganas de comprar mi cámara de fotos en Francia. Ya había ido a las tiendas de Lyon, pero me fue imposible encontrar la cámara que quería.
Durante todo el día, vigilé el estado de mi cámara mojada en busca de señales de vida y de que la cámara de fotos volvía a funcionar. Pero era como si la cámara estuviera en coma porque, aunque había señales de vida y de funcionamiento, no podía usar la función fundamental. Pensé en dejar la cámara de fotos delante del radiador un par de días.
No quedaba mucho para mi cumpleaños y me habían dado mucho dinero por Navidad, así que no me costaría mucho comprarme una cámara nueva. Sin embargo, sentí que había perdido una parte de mí porque me encanta echar fotos y me había construido ya mi reputación como buena fotógrafa. No estaba nada contenta porque, normalmente, soy muy cuidadosa con mis cosas. Hacía solo cinco meses que tenía esa cámara. Guardaba la esperanza de que mi cámara resucitara en un par de días, pero ya me pasé todo el día de bajón.
Al día siguiente, le eché un vistazo a la cámara, pero no había mejoras. Estaba realmente decepcionada y empecé a buscar una nueva, otra vez. Hablé con mi padre, pero no tenía claro cuál era la cámara de fotos que yo quería. Además, yo no quería espera más de un mes para tener una nueva, sobre todo, porque creía que la excursión a Nîmes sería este fin de semana. Así que, creyendo que mi cámara Fuji no iba a mejorar, decidí decirle adiós y hacer clic en "comprar" en la página web de Ebay, en la que compré la nueva Nikon J1 de Hong Kong.
No había pasado mucho tiempo cuando tuve problemas con la empresa de Hong Kong y, al final, decidí anular mi pedido e ir a Part Dieu por la mañana temprano el viernes 18 de enero para comprarme otra cámara. Como creía que la excursión a Nîmes era al día siguiente, tenía prisa por comprar algo, aunque tuviera ya otras dos. Pero una de ellas no era muy buena y la otra era una cámara Lomography que necesita película.
Unos días antes, me parecieron desorbitados los precios de las páginas web, así que no me gustaba demasiado la idea de ir a las tiendas. Sin embargo, aun estaban de rebajas en Francia y quedaba alguna remota posibilidad de encontrar algo. Así que, por la mañana temprano salí en dirección a Part Dieu.
Encontré la tienda, Boulanger, especializada en todos los productos electrónicos, incluso en cables y cosas bastante concretas. Era enorme. Había otra tienda cerca de Cordeliers Sin embargo, no encontré la cámara que buscaba; solo tenían el modelo J2, que me salía muy caro.
Tenía prisa y luego fui a Darty. No pude encontrar la cámara que quería en la tienda, pero, según la página web, tenían el modelo de cámara que yo buscaba. Le pregunté a un hombre joven si podía ayudarme y me dino que en Darty solo tenían una Nikon J1 en negro, que costaba 299 euros o algo así, el equivalente a 250 libras esterlinas. No quería tomar la decisión a la ligera, así que le dije al hombre que volvería en un rato y fui a Fnac. Era mi última opción.
Por desgracia, en Fnac no tenían la cámara que yo quería. Solo tenían la J2, pero vi el modelo V1, que era mejor que el J1 y no costaba mucho más que la J1 en Darty. Me tomé un momento para pensar mientras me daba una vuelta por el centro comercial intentando justificar la compra en mi cabeza. Tenía mucho dinero, pero aun así quería ser prudente, así que empecé a ponerme nerviosa. Al final, volví a Fnac, donde pedí por fin la V1. El único modelo que tenían disponible era el de la exposición. Había sido delicadamente limpiada y pude inspeccionarla al detalle. Veinte minutos más tarde, por fin era propietaria de una Nikon V1, que era realmente mucho más moderna que mi anterior cámara de fotos, que tenía muchas limitaciones. Esperé pacientemente para usar la compra al día siguiente, pero cuando volví a casa, me di cuenta de que la excursión a Nîmes era el 26 y no el 19.
La semana ha sido bastante agitada, por no decir más.
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