12/11/12: cincuenta sombras de otoño: Parque de la Tête d’Or

Cincuenta sombras de otoño: Parque de la Tête d'Or

Lunes, 12 de noviembre de 2012

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Era lunes por la mañana y todo era muy bonito. Yo ya estaba en la ciudad porque tenía cosas que hacer por la mañana temprano. No quería volver a casa tan pronto, para tener que pasar el día en mi pequeña habitación mirando las calles llenas de luz del sol bajo mi ventana. Pude visitar un nuevo lugar de mi lista de cosas por hacer, pero decidí visitar el Parque de la Tête d'Or en otro momento, porque tenía la intención de ir allí a ver todos los pequeños caminos y cosas que eran difíciles de ver en bicicleta. Era la ocasión perfecta para disfrutar de la luz del sol y la increíble belleza de los colores otoñales.

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Aunque haya ido al parque algunos días ​​con amigos, no tuve la oportunidad de capturar los tonos de oro que la estación puede ofrecer, porque me parece bastante egoísta llevar a todo el mundo contigo, ya que se pierde mucho tiempo caminando y experimentando con la cámara y el entorno. Además, la luz no era tan buena como en la última visita que hice en bicicleta cuando perdí mis guantes. Ya era por la tarde y una gran manta de nubes cubría la ciudad que se quedó allí todo el fin de semana. Sabía que no volvería a pasar el otoño en Lyon después del año de Erasmus, y el invierno llega muy pronto. Aproveché la oportunidad sin pensármelo mucho. Tengo un poco de trabajo que hacer para la universidad, pero el cielo azul era demasiado tentador y tuve tiempo antes del jueves con todas las clases que tenía.

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El otoño estaba en pleno apogeo. Los árboles cambiaron sus hojas verdes por hojas rojas brillantes, doradas y amarillas. El invierno se acercaba lentamente, y el lago comenzaba a mostrar sus hojas que lo ocultaban, encontrándose desnudo y expuesto a afrontar la gravedad del largo y frío invierno.

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El tiempo ha cambiado mucho en Lyon, hasta tal punto que algunos animales del zoológico han tenido que guardarse dentro de las salas, y algunos han empezado a hibernar. Al ser lunes por la mañana, el zoológico no estaba muy concurrido, así que decidí ver algunos animales rápidamente antes de visitar el resto del parque. Descubrí que había dos gatos de las arenas en el zoológico. Aunque sean adorables y parezcan un gato común de los que se pueden encontrar en las casas, leí que este tipo de gato no se pueden domesticar a pesar de su cara afable, así que por desgracia el gato de las arenas no puede ser una mascota, es por eso por lo que está en el zoológico. Aunque sea así, ¡aún me gustaría tener un gato de las arenas!

12/11/12: cincuenta sombras de otoño: Parque de la Tête d’Or

Gato de las arenas

Fuente

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No tenía prisa por volver a casa, así que estuve paseando tranquilamente por el parque caminando por los pequeños caminos cercanos al lago que están prohibidos para las bicicletas. El agua estaba muy tranquila, y clara, pude hacer fotos maravillosas.

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El parque estaba casi vacío excepto por unos adolescentes y trabajadores que estaban allí para comer y hacer ejercicios fanáticos como correr. Estaba insólitamente tranquilo y calmado. Eso hizo que estuviera relajada y necesitaba algo relajante en ese preciso momento. Estaba sola con mi iPod escuchando una banda sonora, expresé mi creatividad sacando fotos. Nunca digo que soy fotógrafa, es solo algo que me gusta. Mi cámara de fotos no es muy buena y tiene algunas limitaciones, pero me permite tener un poco de control sobre las cosas que quisiera hacer, pero algunas veces siento que ya aprendí todo lo que se tiene que aprender sobre usar esta cámara y necesito cosas más avanzadas.

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Cuando llegué al lago, había más nubes, pero no fue un problema. Encontré una bandada de ocas, pero muchas de ellas estaban echándose la siesta al igual que dos hombres en dos bancos cerca del agua.

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Hay un pequeño islote en medio del lago. Se tiene acceso por las escaleras y por un túnel. Se llama: La Isla del Recuerdo, donde se pueden encontrar monumentos que conmemoran las vidas perdidas durante las guerras, como la Primera Guerra Mundial y otras que tuvieron lugar más tarde. El monumento me pareció bastante impresionante, porque era de los niños que habían muerto en estas guerras.

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El día antes de mi visita al parque fue el 11 de noviembre, fue el día del armisticio cuando en la Mancomunidad de Naciones recordamos a todos los soldados muertos y a las víctimas de guerra desde la Primera Guerra Mundial. En el día de la Mancomunidad de Naciones, un acto importante es traer una amapola roja y ser partícipes de un momento de silencio durante dos minutos.

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A pesar del tamaño del monumento de guerra, el número de tumbas o los números de los nombres en una pared, un monumento de guerra es un monumento de guerra. Y a pesar de sus diferencias, todos los monumentos de guerra conmemoran las mismas cosas, el incalculable número de vidas que son trágicamente sacrificadas para luchar por una causa. Siempre me emociono cada vez que visito un monumento de guerra. Sin embargo, no estoy muy segura qué es lo que más me enfada, si el número de víctimas de guerra o el hecho de que ahora, noventa y ocho años después de que se terminaran todas las guerras y la Primera Guerra Mundial, los seres humanos no hayamos encontrado una manera de vivir en paz.

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Cuando volví, la luz que indica que la cámara no tenía más batería comenzó a parpadear. ¡Lo cambié el sábado pasado y no usé mucho la cámara! Afortunadamente, vi la mayoría del parque. En ese momento me empezó a sonar el estómago y estaba un poco cansada. Sin embargo, antes de salir del parque, vi dos cisnes acercarse a mí. Fue algo extraño porque en ese preciso momento estaba escuchando el lago de los cisnes de Chaikovski en mi iPod que estaba en modo aleatorio. Fui un poco prudente, porque todo el mundo sabe que los cisnes son criaturas fuertes y capaces de partir el brazo de un hombre, y yo soy una mujer, una mujer bastante pequeña. No quería ir al hospital.

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Sabía que lo mejor era salir del parque cuando entonces un hombre se acercó a mí y me preguntó si él podía sacarme una foto. Me negué. A pesar de este hombre extraño, cabe decir que el Parque de la Tête d’Or es un sitio que todos deben visitar en Lyon porque hay demasiada belleza y demasiados colores. Si se decide disfrutar de las sombras de otoño, ¡recomiendo usar ropa de abrigo! ¡Echo mucho de menos mis guantes!

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