05/10/2012: la subida

La subida

Viernes 5 de octubre de 2012

Estaba siendo un viernes normal cuando, de repente, caí en la cuenta de que me quedaba poco tiempo para enviar un documento importante a mi universidad de Inglaterra. "Bueno", pensé, "podré enviar el documento por fax".

En Internet, en la página web de la residencia en la que vivo, ponía que se podía usar el fax que hay en recepción. Así que fui y pregunté si podía usar el fax. "Sí", me dijo el hombre, pero "no se pueden mandar fax al extranjero". ¡Genial! Volví a mi habitación y ordené mis cosas. Cogí el bolso y salir a buscar una oficina de correos.

Hacía buen tiempo, así que decidí disfrutar el sol porque en Inglaterra escasea, especialmente en el mes de octubre. Dudo que allí estuvieran todavía a veintiséis grados.

Fui a la zona de la basílica, pero ya no era un sitio tranquilo. Ahora estaba lleno de turistas y adolescentes que usaban el lugar para ir a pasar el rato. Así que, me dirigí a la zona de Vieux Lyon andando. Luego, decidí descansar un poco en un banco. El ruido que se oía en la zona de la basílica casi ha desaparecido por completo. Cuando estaba a punto de recuperar la calma por esos caminos ajardinados, llegó un grupo de niños porque les tocaba clase de educación física. Entonces, comprendí que ha llegado el momento de continuar con mi camino.

He usado la misma escalera que la última vez que estuve en el barrio de Minimes y en Vieux Lyon. No estaba muy segura de qué hacer después, pero no quería coger el funicular en Saint Juste y volver a casa. Seguí con mi paseo junto al río Saona mientras contemplaba los edificios tan coloridos.

Encontré una escalera y la subí. Pero era un callejón sin salida y empezaba a estar un poco perdida. Sin embargo, encontré un gatito, que estaba demasiado delgado. Estaba segura de que se había perdido.

Tras haberme bebido media botella de Coca-Cola y con el calor que hacía, se me ocurrió subir la enorme cuesta que llevaba hasta mi residencia. Sabía de gente que lo había hecho de noche y tras haber bebido algo de alcohol. Pero, en mi caso, era por la tarde, hacía calor y estaba completamente sobria. Era mucho más difícil subir la cuesta con ese calor, como había pensado. Sin embargo, la vista de Lyon que había desde arriba hizo que el paseo mereciera la pena.

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