Kulturen

Si has leído mi artículo de las "Crónicas de Escandinavia" (día 1), sabrás que ayer estuve explorando la ciudad universitaria sueca de Lund. De los muchos lugares que he visitado hasta ahora, mi favorito con creces es Kulturen, uno de los museos al aire libre más antiguos del mundo. Aquí vimos unos veinte edificios diferentes, algunos medievales, otros construidos a comienzos del siglo veinte, la mayoría han sido desplazados de sus ubicaciones originales procedentes de todo el país e instalados en este terreno. Incluso las estructuras más antiguas se han conservado increíblemente bien y era complicado creer que pudiesen sostenerse en cualquier otro lugar.

En este artículo, voy a recorrer todas las diferentes partes de la institución que vimos. Pondré todo de mi parte para filtrar las descripciones, de forma que sean informativas y no desvelen ninguna sorpresa por si algún día sientes la tentación de visitar este sitio.

Sala del textil

Nuestra primera parada en Kulturen, una vez que compramos las entradas en la tienda del museo, fue la sala del textil, donde vimos una exposición fascinante sobre la moda de mujer a lo largo de los siglos (comenzaba aproximadamente en 1730). Estaban expuestos desde bodis de bebé hasta trajes de fiesta: algunos eran bastante llamativos en términos de colores y estampados, y otros muy tradicionales como los estampados de grecas.

Un piso más arriba también vimos cierta decoración en cristal impresionante y en la sección del piso subterráneo, encontramos una armadura antigua, vestuario de esgrima e incluso una calavera humana con una espada clavada de la lucha. Aquí abajo también había un par de animales disecados que por alguna razón misteriosa estaban colgados al revés de las cuerdas.

El jardín escolar

Después, visitamos un pequeño jardín idílico que tenía un surtido impresionante de frutas y verduras. Cerca de una de las parcelas había un adorable hotel para insectos lleno de piñas y heno. No pudimos ver ningún bicho dentro, pero personalmente quizá era lo mejor.

Sala del folclore

Tras un pequeño paseo, llegamos a la sala del folclore. Dentro de este edificio de dos plantas, aprendimos muchísimo sobre la historia de los sectores de la pesca, agricultura y ganadería de Suecia. El piso inferior, que estaba dedicado a lo primero, estaba lleno de barcos y redes antiguos e incluso había una reproducción de una casita de pescadores de anguila en una esquina. Por otro lado, cuando llegamos al primer piso, era como entrar en una granja acogedora. Además, vimos unas camas antiguas que estaban preparadas para quedarte a dormir.

Casa parroquial de Västra Vrams

Después, echamos un vistazo rápido a la casa parroquial de Västra Vrams que estaba decorada para que se pareciese a la vivienda media de un clérigo y su familia en el siglo dieciocho. La mayoría del mobiliario era una réplica, por supuesto, pero parte del papel de las paredes se cogió de la casa auténtica y lo trajeron hasta Lund. Entre mis cosas favoritas de este sitio había un precioso sofá amarillo y una encantadora estufa de terracota verde, que resulta ser la primera de muchas más en el resto de los edificios del museo.

La casa del deán

Tras caminar por un paso subterráneo, llegamos a una sección mucho más grande del museo cruzando la carretera. Comenzamos nuestra ruta por la zona de la casa del deán, una torre medieval de ladrillo. No había mucho que ver aquí, además de unas pocas coronas de flores bonitas, plantas en macetas y una bandera de Lund hecha con tela. Sin embargo, había muchas espadas de madera justo fuera del edificio para que los niños pudiesen jugar.

La casa de Lindfors

Desde donde estábamos, pasamos por un jardín de plantas aromáticas y nos dirigimos a la casa de Lindfors: una de las pocas estructuras que conserva la construcción donde estaba originalmente. Dimos una vuelta por una exposición que explicaba la historia de los Sami, una tribu de gente en Lapland, que todavía existe hoy en día y que tiene sus propias costumbres e idioma. A continuación, paramos brevemente para ver los restos de una iglesia del siglo doce (fotografía abajo), antes de emprender el camino hacia el edificio vecino para ver un poco de arte tradicional sueco.

La casa de Ystad y la casa de los arquitectos

Estuvimos más o menos media hora contemplando la colección fantástica de arte que estaba expuesta en varios edificios (las dos casas del título son por las que puedes entrar a este establecimiento). Vimos de todo: desde lámparas de araña de desechos metálicos hasta vitrinas de madera pintadas, pero mi favorito de la exposición fue Nasoteket: una hilera de narices de escayola, cada una de ellas pertenecía a figuras relacionadas en cierto modo con la ciudad o la universidad. Como tengo ciertos prejuicios sobre mi nariz, agradecí saber que la mía no es, ni por asomo, ¡la más grande del mundo!

La casa de Thomander

La siguiente parada era la maravillosa casa de Thomander que, durante el siglo diecinueve, era el hogar de un profesor de Botánica de la Universidad de Lund. Vimos algo de la colección de estufas de terracota, todas pintadas en colores diferentes para combinar con la decoración de las habitaciones en las que estaban colocadas, papel pintado en las paredes y estanterías que iban desde el suelo hasta el techo. Me pregunto si el propietario pudo leerse todos esos ejemplares o quizá, también son todo réplicas.

La casa del trabajador

Continuamos nuestra ruta pasando dos casas con los tejados cubiertos de hierba (después, las visitamos por dentro, pero los techos eran tan bajos que nos fuimos rápido), hasta que llegamos a la casa del trabajador. Esta estructura fue construida a mediados del siglo diecinueve, pero hoy ha sido amueblada para que parezca de 1930. Nos gustó ir habitación por habitación viendo la vajilla de hojalata en la cocina y la labor de punto de cruz en el salón, que se había quedado con el bastidor de bordado.

La iglesia de Bosebo

A esta hora nuestras tripas comenzaban a sonar, pensé que fuimos tontos por no empezar la ruta después de comer. Nos dimos prisa al pasar por una casa de verano pintoresca para ver la encantadora iglesia de Bosebo del siglo diecisiete. Era una construcción bastante pequeña, así que tuvimos que esperar a que se vaciara un poco para poder apreciar mejor sus ornamentaciones en el retablo, púlpito y los bancos aislados típicos ingleses. En cambio, el punto real de inflexión estaba aquí en el coro: mi hermano se dio cuenta de inmediato, ya que toca el órgano, desde el que teníamos una vista fantástica a los frescos debilitados del techo y el espacio que había debajo. Te recomiendo subir a fisgonear por aquí arriba, si vienes a visitarlo.

La casa del noble

Tras admirar el antiguo campanario de la iglesia, que se sostenía en unos pilares justo al lado, nos desplazamos hacia el último edificio del museo: la casa del noble. Este edificio central en naranja acogía una gran colección de vajillas de porcelana, concretamente me gustaron los platos con diseños de reptiles que aparecen en la imagen a continuación, era con diferencia la estructura más grande de todas. Terminamos la visita con una vuelta rápida por el lago que hay cuando sales de ahí y después, fuimos a llenar nuestros estómagos vacíos.

¡Visita Kulturen hoy mismo!

Si estás por el condado de Skåne y quieres saber más sobre la historia y cultura de Suecia, no hay un museo mejor para visitar que Kulturen. Te cautivarán las diferentes casas y exposiciones y te resultará bastante complicado querer salir del complejo al final de la visita. Sin embargo, tengo buenas noticias: si no has tenido suficiente, puedes volver más tarde en el mismo día y utilizar la misma entrada. Si al final vas, te deseo un gran viaje hacia atrás en el tiempo y no te pierdas mi último artículo para descubrir otras atracciones fantásticas de Lund.