Un mal día en Londres es mejor que un buen día en cualquier otra parte
¿Por dónde empiezo?
Tenía 13 años cuando fui a Londres por primera vez. Fuimos en una excursión en grupo con familias que no conocíamos. Al principio, me pareció una idea pésima. El tiempo fue el motivo principal por el que empezó a no gustarme la ciudad. Como era una adolescente muy curiosa, me preguntaba por qué se le daba tanto bombo a Londres. A los 16, tuve la oportunidad de ir a Birmingham con un programa de intercambio. Y, como me acordaba de mi última experiencia, no quería ir. Pero mis padres me obligaron y me enviaron igualmente. En esta ocasión, cuando mis profesores me llevaron a Londres, de alguna forma, me pareció algo más familiar. Con cada segundo que pasaba allí, más me enamoraba de la ciudad. Y aquí me tenéis hoy, compartiéndolo con vosotros.
Todo lo que visité
1. El London Eye. La primera vez que lo vi me asusté. Era tan grande que solo podía pensar en qué pasaría si se cayera. Compramos las entradas y esperamos a que nos tocase subir. Y yo seguía preguntándome qué pasaría si hubiese demasiado peso en el cubículo. O, qué pasaría si se rompiera el cristal. Sí, estaba paranoica. Pero, sorprendentemente, cuando por fin subimos y la noria empezó a moverse, iba tan despacio, que me tranquilicé casi por completo. Y más aun, cuando subimos y pude contemplar la vista de la ciudad, empezó a parecerme cada vez más bonito. Nunca había visto algo tan vintage y moderno a la vez. Mi concepción de la ciudad cambió. Fue una experiencia impresionante.
También hubo tiempo para comprarnos algunos souvenirs.
2. El Puente de Londres. Sí, vi el puente abierto. Era algo que siempre había querido hacer, ver el puente de Londres abrirse para dejar paso a los barcos. Fue como un sueño hecho realidad. Aparte de eso, el puente es tan bonito que casi no parece real.
Sin embargo, el guía nos contó un par de cosas sobre el puente. Nos dijo que a finales del siglo XVIII, era evidente que el antiguo Puente de Londres, que entonces tenía 600 años, necesitaba ser reemplazado. Era estrecho, estaba muy deteriorado y dificultaba el tráfico del río. El antiguo puente se siguió utilizando mientras que se construía el nuevo, y lo derribaron tras su última apertura en 1831. Había que construir nuevas carreteras de acceso, lo que costó tres veces más que la construcción del propio puente. En total, se gastaron unos 2, 5 millones de libras.
3. Subiendo y bajando del autobús. Fue muy divertido. Es cómodo y recorre todos los sitios importantes en un solo día. Hasta te cuenta la historia de los sitios por los que pasan y se asegura de que conozcas bien qué lugares estás visitando.
4. Crucero por el río Támesis. Justo por el medio de la ciudad, pasa el río Támesis. Es un lugar privilegiado para ver los sitios más icónicos de Londres. Así que optamos por dar un paseo en el Bateaux London, que, básicamente, consiste en una comida en un barco con cristaleras, desde las que se aprecia una vista panorámica de la orilla del río. Tienen un menú preparado y algunas actuaciones en directo, como un pianista o un guitarrista. El ambiente es encantador y tienes la oportunidad de descubrir una nueva forma de pasear. Esta comida fue lo más destacado de nuestro viaje.
5. Excursión a los estudios Warner Bros. Cuando lo escuché por primera vez, estaba super emocionada. No me podía creer que existiera algo así. Quiero decir, ¿a quién no le encantaría vivir un día mágico con una excursión entre los decorados de Harry Potter en los estudios de Warner Bros? Desde los disfraces hasta los accesorios, puedes verlo todo justo delante de ti. Pero, eso no es todo, llegaron a desvelar algunos de los trucos e ilusiones que usaron realmente en la película. Es una de las mejores experiencias que un fan de Harry Potter puede vivir. Así que, si estás pensando en visitar los estudios, es mejor que reserves las entradas de antemano porque no venden en las ventanillas. Las entradas pueden ser un poco caras, en torno a los 70 libras por persona, así que mejor que llegues con tiempo y las exprimas al máximo.
6. Excursión al Palacio de Buckingham. ¿Buscas conocer de primera mano cómo es la realeza? En ese caso, este es tu sitio. El Palacio de Buckingham es sencillamente impresionante. Su arquitectura parece haber sido hecha con tanta delicadeza, que, incluso si no entiendes del tema, apreciarás su belleza artística. Y todo lo que cuentan sobre la guardia que hay en la puerta, os aseguro que es completamente cierto. No se inmutan.
Yo no pude entrar, pero, si tu quieres, también aquí tienes que comprar las entradas con antelación.
La ceremonia de cambio del cambio de guardia es digna de ver.
7. Torre de Londres. A pesar de la horrible reputación de la torre, por ser un lugar de tortura y muerte, es uno de los lugares más visitados de la ciudad. Si te interesa aprender saber más sobre el sitio en el que se llevaron a cabo las ejecuciones más famosas y quieres escuchar la leyenda de los cuervos de la torre, tienes que visitar este lugar. No es tan macabro como suena, confía en mí.
8. Madame Tussauds de Londres. ¿Quieres vivir una experiencia digna de alfombra roja? Bueno, este es lugar ideal. Aunque, aquí, tienes la ventaja de que no solo estás ante estrellas de cine, sino también ante la gente más influyente del sector de todos los tiempos. Desde Lady Gaga hasta Shakespeare, puedes echarte una foto con sus réplicas hechas de cera, que son incluso mejores que los personajes reales.
Ah, y no te olvides de echarte una foto con Beyoncé.
9. Abadía de Westminster. Esta iglesia de Londres (en la que se suelen celebrar las coronaciones de los monarcas ingleses) se construyó hace unos 700 años. Recibe a más de un millón de turistas al año. Te dan una audioguía con la entrada y la visita dura una hora. Es muy instructivo y merece la pena echarle una ojeada al interior. Es una obra maestra de la arquitectura. No te la pierdas.
10. The Shard. La vista desde el Shard se convirtió en uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad, desde el momento de su construcción. Diseñado por el genio de la arquitectura, Renzo, define el nuevo estilo de rascacielos londinense. Se eleva 800 pies (244 metros) por encima del suelo. Literalmente, se ve toda la ciudad desde arriba.
Además, si compras las entradas con antelación, ahorras 5 libras por entrada. Y, aparte de esto, merece la pena visitarlo. Ningún otro sitio te hará sentir los escalofríos que sentirás en el Shard. No te lo pierdas por nada del mundo.
Espero que esta información os sea útil para cuando visitéis esta ciudad tan emblemática. Su belleza y energía, te harán sentir como en casa. Yo estoy enamorada de Londres y creo que te ocurrirá lo mismo. No pierdas el espíritu viajero y asegúrate de descubrir el máximo de rincones que puedas de la ciudad. Al fin y al cabo, solo se vive una vez. Así que, ¿por qué no aprovechar todas y cada una de las oportunidades que se te presenten?
Gracias.
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