Viajar puede ser una de las formas más gratificantes de introspección

Después de haber ido por primera vez a Londres, volví a España para continuar con mi carrera. Sentí que me había quedado con ganas de más y decidí volver el año siguiente. Ese fue el comienzo de varios viajes cortos sintiendo Europa en la mano. De hecho, los trayectos en avión de España a Londres, concretamente Alicante- London Stansted, no solo son económicos, sino también duran aproximadamente no más de 2 horas.

Así es como fui el verano siguiente a visitar Londres de forma libre, como "solo traveler " y ha sido una de mis mejores experiencias a nivel personal.

Llegué sin saber donde iba a quedarme, pero eso era lo mejor. Tenía unos cuantos contactos e hice uso de ellos. Pasé la primera noche en casa de un amigo. Luego encontré una habitación en casa de unas chicas, y habría compartido la habitación con una chica de Barcelona que trabajaba por la noche. Tenía todo listo para ir a vivir con ellas, pero justo cuando estaba llegando a la casa, la chica me envió un mensaje diciendo que ya no estaba disponible. Me sentí un poco desesperada, pero eso me ayudó a encontrarme conmigo misma, porque comprendí que debía hacer las cosas de otra manera. Fui entonces al barrio de Elephant & Castle para comer ceviche que tanto me gusta y conocí a un chico de Colombia. Él me ayudó a conseguir varios lugares donde poder alojarme y, como no tenía prisas ni estrés ninguno, me lo tomé todo con filosofía. Me sentía super libre. Finalmente conseguí un sitio que estaba en Zona 2, muy cerca del metro y que, además, era asequible para mí.

En este viaje empecé a salir más que la vez anterior. Mi inglés había mejorado mucho gracias a las clases recibidas en una academia de Oxford Street el verano anterior, por lo cual pude desenvolverme mucho mejor y sentirme segura.

Al principio de mi viaje visité a Houses of Parliament.

Tuve tiempo de verlo todo con más tranquilidad y desde otra perspectiva que la vez anterior. Descubrí incluso que donde me tomé la foto de arriba estaba el Saint Thomas Hospital que antaño había leído en un libro sobre neurocirugía.

En esta temporada también tuve la oportunidad de visitar otros sitios como el Regents Park y allí encontrar la Little Venice. En esta zona se pueden dar paseos en pequeños barcos a lo largo del Gran Union Canal, caminar por senderos placenteros y disfrutar lejos del desasosiego de la ciudad.

En el transcurso de los días intenté hacerme un itinerario para seguir visitando otros lugares que aún no conocía y al mismo tiempo busqué otra academia para seguir perfeccionando el idioma. Esta vez encontré una en Whitechapel y me encantó que no estuviera tan céntrica como la otra. De este modo también podía explorar otra zona de la ciudad, conocer a la gente que vivía en esa zona y aprender una nueva combinación de metro. La vez anterior había comprado la Oyster Card (tarjeta para el transporte público) solo para el bus, pero esa vez la cogí para el metro también por la diferencia de diez "pounds" o libras. Ya no me interesaba ir en la segunda planta de los autobuses para conocer el centro de la ciudad. Prefería la agilidad y rapidez de los metros y la verdad que descubrí otro Londres por debajo.

Uno de los lugares de mi lista fue el Hyde Park Corner, un inmenso parque que se encuentra en el centro de Londres, bastante accesible y lleno de varias actividades.

Los vastos emplazamientos llenos de césped son los protagonistas de este hermoso parque así como los carriles bici y los espacios para hacer picnic que es algo que es estila muchísimo en Londres. Allí la gente come casi en cualquier lugar.

Al salir del parque me pude encontrar con un majestuoso Wellington Arch y no pude perder la oportunidad de hacerme una fotografía con esta increíble obra, combinación de escultura y arquitectura únicas.

Otro de los lugares que visité y que me llamaron la atención por el fragmento del muro de Berlín que tenía a la entrada, fue el Imperial War Museum. Me quedaba de paso al sitio donde me estaba alojando, con lo cual fue una parada en el camino y un descubrimiento.

En mi afán por aprender y seguir descubriendo más lugares, me propuse ir al Museo de Historia Natural de Londres, pero fenecí en el intento. Había un cola larguísima, se calculaba una hora aproximadamente de espera para poder entrar y además estaba lloviendo. Por eso me pasó la gana de entrar, pero por lo menos me queda de recuerdo esta instantánea.

Hay tanto para seguir escribiendo sobre este viaje y considero que una de las cosas que no pueden faltar por comentar es uno de los atractivos número uno de Londres: London Eye.

Esta foto la tomé desde el puente de Waterloo. Por la noche se pueden apreciar las luces y es muy hermoso. Nunca me sentí movida por la intención de montarme en él, no por falta de oportunidades, sino porque no le encuentro el sentido ya que hay otros lugares en Londres de donde se pueden obtener unas vistas impresionantes de la ciudad.

North Greenwich Arena -The Dome -O2 Arena

Otro de los lugares que tuve la oportunidad de conocer durante mi estancia de aquella temporada en Londres fue el North Greenwich Arena, nombre dado al The Dome durante los juegos olímpicos. Para ello tuve que tomar en el metro Victoria la línea azul desde la estación de Oxford Circus y hacer trasbordo en Stratford para tomar la línea gris llamada Jubilee hasta North Greenwich Station, justo después de Canary Wharf.

Tomé el teleférico que se inauguró en el dos mil doce seguramente por los Juegos Olímpicos de ese año en los que pude estar. Tuve suerte de que ese día no estuviera lloviendo como es costumbre en Londres (incluso en verano) y disfruté de un día hermosamente soleado. Este espacio fue auspiciado por la línea aérea de los Emiratos Árabes y quedaba a orillas del río Támesis. Cruzar de un lado a otro me costó cuatro euro presentando la Oyster Card, sino habría costado cinco euro con cincuenta céntimos.

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