El mejor sitio para comer en Logroño
¡Hola a todxs!
Como ya sabéis acabo de volver de la Rioja y estuve dos días en Logroño y descubrí dónde comía todo el mundo y la calle del Laurel es, con diferencia, el mejor sitio para comer de todo Logroño.
Es verdad que también es muy buena idea buscar un restaurante de comida tradicional de la zona para poder empaparse un poco más en todo lo que se está visitando. Pero, si no tenéis tanto tiempo y queréis hacer lo que hace la gente de allí, lo mejor es acercarse hasta esta calle.
Es una calle alargada llena de bares y restaurantes en ambos lados de la calle.
Es una calle muy estrecha y se la conoce tanto por la calle del Laurel como por la calle de los elefantes. Os voy a contar el porqué de estos nombres porque la historiame parece interesante.
Esta era antes una calle de prostitutas. Estas, para señalar dónde estaban y si estaban libres dejaban una rama de laurel sujeta en el balcón de la casa en la que se encontraban. Hubo una época de crisis muy grande y de pobreza y entonces la calle se llenó todavía más de prostitutas que dejaban sus ramitas de laurel en las ventanas y acabó conociéndose popularmente como la calle del Laurel, que es ahora su nombre oficial.
Después la calle se ha ido convirtiendo poco a poco en una zona de bares y de tapas. Entonces, la costumbre es ir de bar en bar y en cada uno de ellos pedir una tapa y una bebida(o vino que es muy típico de La Rioja o cerveza). Por lo tanto, ibas poco a poco emborrachándote o pillándote una ‘trompa’ e incluso a cuatro patas, como si fueras un elefante, por lo que también se la conoce como la Senda de los Elefantes. Además, por esto mismo hay una especie de camino en el suelo que va haciendo eses y que te va metiendo por todos los bares, como simulando el camino que tienes que seguir, consumiendo en cada bar.
Hay en total más de sesenta bares en una calle que, os lo prometo, es bastante pequeña para esta gran cantidad de sitios. Son unos locales muy pequeños, alargados en los que no hay mesas para comer, sino que tienes que pedir y consumir lo que sea en la barra. Con un poco de suerte encontrarás un taburete en el que sentarte. Son tan estrechos que hay veces que no sabes dónde acaba uno y empieza el siguiente.
Lo mejor de todo es que, como hay tantos para elegir, hay tapas para todos los gustos. Algunas de las cosas que te puedes encontrar son tapas de croquetas, de champiñones fritos, patatas bravas, rabas y muchas más.
Hay algunos bares que tienen un poco de todo, pero otros están especializados directamente en un solo producto.
Yo, por ejemplo, no necesito mucho para llenarme y comí perfectamente con dos tapas. El primer sitio en el que entré era de ‘bocatitas’ de calamares. Eran unos bocadillos muy pequeños, como unos montaditos, de calamares. Además, te daban tres salsas por si querías echárselas por encima y estaban muy buena. Había dos muy suaves, de mayonesa y alioli y la otra era picante.
El otro sitio al que fui estaba justo al lado y era solo de patatas bravas. Estoy realmente obsesionada con las patatas con salsas, me parecen de las cosas más buenas que hay, así que tenía que ir a este sitio sí o sí. Encima dentro ponía incluso que habían ganado el premio a las mejores patatas bravas de toda España, ahora parece que hay concursos de absolutamente cualquier cosa.
El local volvía a ser estrecho, pero era bastante más grande que el anterior. Las patatas te las podían de tres formas, o con salsa brava, suaves o sin salsa. Las primeras eran las normales, una salsa brava picante junto con una salsa de mayonesa, las segundas llevaban una salsa brava más suave que la anterior, por lo que era más fácil de comer y también mayonesa, y ya el último tipo era para los anti-salsas y no llevaban nada encima.
Las patatas estaban buenísimas, eran unos cuencos pequeños de barro a rebosar de unas patatas enormes un poco fritas, pero no demasiado. Además, la salsa se notaba que era casera y estaba también espectacular. Te daban además por cada ración un cuenco de pan por lo que podías mojarlo luego en la salsa, pues no te creas que venía poca, podías bañar las patatas en ella.
Por su parte en cuanto a la bebida, puedes pedir cualquier cosa y normalmente tienen oferta de tapa y vino, pues es lo más típico de allí. Tienen mil tipos de vino de los que yo no había oído hablar nunca, pero también puedes pedir cualquier otra bebida.
También en muchos de ellos te anunciaban que tienen ‘zurra’ o zurracapote, que es una especie de bebida alcohólica de vino tinto y de frutas como el melocotón. No lo probé, pero debe ser muy parecido a la sangría.
No sabría deciros los nombres de estos dos sitios a los que fui, pero estoy segura de que todos serán bastante parecidos. Algunos tenían pinta de ser más exclusivos, más de comida de restaurante de lujo y que era bastante caro en comparación, pero en general los precios eran baratos y la comida muy buena y con mucha cantidad.
Yo sé que, si vuelvo, volvería a esta calle a comer, por la cantidad de cosas que hay y por el ambiente, pues todo el mundo está en la calle comiendo y bebiendo cuando hace buen tiempo.
Espero que os haya gustado.
¡Gracias por leerme!
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