Lisboa: el girasol de piedra
Me mudé a Lisboa una tarde lluviosa que parecía sacada de un triste cuadro expresionista.
Lo primero que me sorprendió fue ver tanto gris sobre mí. Siempre pensé que Portugal era un país soleado y yo, sintiéndome optimista, había llenado la maleta de bikinis y vestiditos de colores. Miraba al cielo entre maravillada y preocupada. ¿Por qué mi primer día en Lisboa tenía que ser así? Acabaría saliendo el sol, ¿no?
Durante las semanas siguientes, Lisboa me sorprendió con un abanico de colores que ni siquiera conocía. Vale que al principio llovía y hacía viento, pero cuando las nubes se disiparon fue como si el sol hubiese encendido una llama dentro de mí que no ha dejado de arder. Me enamoré de su ambiente, de su gente y de su maravillosa arquitectura.
Si quieres ir de viaje a Lisboa o te estás planteando mudarte un tiempo por estudios o por trabajo, aquí te dejo un par de cosas que no te puedes perder:
1. Alfama
Piérdete en este colorido laberinto de calles con casa cubiertas de los típicos azulejos portugueses. Verás que hay muchos "miradouros" (miradores) desde donde podrás ver la ciudad; también encontrarás una enorme catedral (la más antigua de Lisboa) y el castillo de San Jorge. Te recomiendo que visites el castillo y si vas a pasar una larga temporada en la ciudad (por ejemplo, si estás aquí de Erasmus), puedes entrar gratis; solo tienes que demostrar que vives en Lisboa. Basta con que les enseñes una copia del contrato de alquiler. Si vienes como turista, tendrás que pagar una entrada de 5 euros.
2. Praça do Comércio (plaza del Comercio)
Puedes seguir explorando la ciudad desde el centro, justo al lado del río Tajo. La gente de allí la conoce también como "terreiro do paço" o "patio del palacio". Se la apoda así porque hace algunos siglos había un palacio al lado de la plaza, el palacio Ribeira, que pertenecía a la familia real. El palacio se derrumbó durante el terremoto de 1755, que destruyó también gran parte de la ciudad y se ensañó con los edificios junto al río. Varios incendios y tsunamis han destruido muchas familias y hogares; si pasas por el Arco da Rua Augusta (arco de la calle Augusta) en dirección a la Praça da Figueira, verás una serie de edificios que tuvieron que ser reconstruidos tras la catástrofe.
Otro consejo: este sitio también está muy bien para ir por las tardes a ver la puesta de sol. (Yo saqué por lo menos 50 fotos del mismo puente a diferentes horas del día).
3. Ponte 25 de Abril (puente del 25 de abril)
Si sales de la Praça do Comércio y sigues la orilla del río, pronto pasarás por debajo de un magnífico puente que aparece en la mayoría de postales de Lisboa. El puente recibe su nombre en conmemoración a la fecha del levantamiento civil y militar portugués de 1974 que supuso el fin del régimen totalitario del primer ministro de Portugal, António de Oliveira Salazar. Hay quien dice que el puente se parece al famoso puente Golden Gate de San Francisco; la única diferencia es que el Ponte 25 de Abril no se puede cruzar a pie. Solo se puede cruzar en coche, autobús o en tren. Si quieres cruzar al otro lado del río e ir desde Lisboa hasta el sur del Tajo también puedes coger un ferry.
El puente está más o menos entre la Praça do Comércio y Belém, que debería ser tu próxima parada.
4. Torre de Belém y LX Factory
Si sigues andando, no tardarás en llegar a Belém. Belém es una parte preciosa de la ciudad en la que hay muchas galerías, museos y parques. Otra cosa que visitar es el monasterio de los Jerónimos, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (al igual que la Torre de Belém). De camino, pásate por el MAAT (Museo de Arte, Arquitectura y Tecnología) y si no te importa desviarte a la derecha, llegarás al famoso LX Factory. Es una calle única, llena de cafeterías y arte urbano; un lugar donde los artistas locales pueden compartir su obra.
Después de visitar LX Factory, puedes volver a la orilla del río y seguir paseando por allí. Muy cerca se encuentra la Torre de Belém, también conocida como torre de San Vicente. Fue construida en el siglo XVI y a día de hoy se considera un precioso monumento histórico.
5. Pastéis de nata
Los "pastéis" son los dulces portugueses más tradicionales; son pastelitos de huevo que puedes comer para desayunar o en cualquier momento del día. Los inventaron los monjes. Si entras en cualquier pastelería de Portugal, verás que la mayoría de dulces son de yema y azúcar. ¡Y están riquísimos!
Cuando creas que ya has caminado bastante y que has explorado tanto como podías y te empiecen a rugir las tripas, pásate por la famosa Pastéis de Belém. Es una tienda al lado de la estación (desde donde puedes coger un tranvía y volver al centro) que siempre está llena, tanto de turistas como de clientes locales. Y es por algo: los "pastéis de Belém" que hacen allí son de los mejores que probarás en Lisboa. Hay quien dice que los hacen mejor en Baixa-Chiado, pero eso depende de si te gustan más cremosos o los prefieres crujientes.
Galería de fotos
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- English: Lisbon: The Sunflower Made of Stone
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