Dos días por Lisboa
¡Buenas a todos! El verano pasado, mi familia y yo aprovechamos las vacaciones en el trabajo de mis padres para viajar a la capital de Portugal, ¡la increíble Lisboa! Por ello, en la publicación de hoy, me gustaría contaros los días tan geniales que pasamos visitando los monumentos o lugares más turísticos de Lisboa, pero también de las ciudades portuguesas de Sintra, Cascais y la localidad de Fátima, a las que también le dedicamos un par de días para descubrirlas.
En este primer post, os explico el itinerario que seguimos durante nuestros dos primeros días visitando Lisboa, y en los siguientes, os contaré qué hicimos en Cascais, Sintra y Fátima.
Itinerario
Primer día en Lisboa
Antes de todo, quiero deciros que mi familia y yo optamos por viajar en coche hasta Lisboa, ya que desde Sevilla eran solamente unas cinco horas, y nos permitiría movernos con gran facilidad por Portugal.
Madrugamos para llegar relativamente pronto a Lisboa, y nos dirigimos en primer lugar hacia el hotel donde nos alojamos, ubicado en el barrio Alto de Lisboa, a unos diez minutos andando de la estación de tren de Rossio. Tras aparcar el coche, hacer el check-in y dejar las maletas en la habitación, comenzamos nuestra ruta por la ciudad.
Nuestra primera parada fue la plaza de los Restauradores, en cuyo centro se sitúa un enorme obelisco llamado Monumento de los Restauradores. Esta plaza, ubicada justo enfrente de la estación de Rossio, es el punto de comienzo al centro histórico de la ciudad. Además, en uno de los extremos de la plaza de los Restauradores, se ubica la Fábrica da Nata, el local donde se producen los típicos pasteles de nata de Portugal, el dulce más famoso de nuestro país vecino, que está hecho a base de huevo, nata, azúcar y hojaldre, principalmente.
Probar uno de estos pasteles es bastante fácil en Lisboa, ya que a cada dos pasos hay cafeterías o pastelerías donde podréis disfrutar de este delicioso producto típico de la gastronomía portuguesa. Yo soy una amante total del dulce, y os puedo decir con total seguridad que son irresistibles. La combinación perfecta es acompañar este pastel con un vino o un café, ¡para chuparse los dedos!
Justo detrás de esta plaza, nos encontramos con el Teatro Nacional Doña María II, ubicado en la Plaza Pedro IV, un punto de encuentro en Lisboa, repleto de bares y tiendas, con mucha vida y ambiente, tanto de día como de noche. Esta plaza la conforman dos grandes fuentes, el teatro y la Iglesia de Santo Domingo. Su suelo es bastante característico, ya que está cubierto por un mosaico de baldosas en blanco y negro, lo que le da a la plaza un encanto especial.
Plaza Pedro IV
Dejamos atrás la Plaza Pedro IV, y nos encontramos con el Elevador de Santa Justa, un ascensor situado en pleno centro, que te permite subir a un mirador desde donde se pueden disfrutar de las mejores vistas de Lisboa. El precio de un ticket es de unos cinco euros, y en mi opinión merece bastante la pena ya que desde este punto se admira toda la ciudad.
Tras bajar del elevador, almorzamos en un bar de la zona y luego, cogimos un autobús que nos llevara hacia el Monasterio de los Jerónimos de Belém, un enorme y alargado edificio situado en el barrio de Belén, bastante alejado del centro histórico como para ir andando, por lo que es necesario utilizar el transporte público para llegar.
Nuestra intención era entrar al interior del monasterio, ya que es una de las actividades culturales más recomendadas para hacer por Lisboa, sin embargo, la cola era muy larga, y a ello se le sumó el calor que debíamos pasar esperando. Por lo tanto, decidimos no entrar a pesar de que teníamos muchas ganas de visitar este monasterio, así que mi consejo es que vengáis a esta zona de Lisboa a primera hora de la mañana, para así ahorraros las interminables colas y poder visitar el monasterio sin problemas.
Nosotros estuvimos dando una vuelta por los jardines y los espacios verdes que rodean el recinto, y después andamos unos diez minutos hacia otro de los puntos turísticos más famosos de Lisboa, el Monumento a los Descubrimientos, una gigantesca estructura de piedra a orillas del río Tajo que conmemora la Era de los Descubrimientos.
En este monumento con forma de barco encontramos figuras talladas que representan a los principales protagonistas de esta era histórica. Acceder al interior y a la parte superior de este edificio es posible, aunque como nosotros no entramos no puedo deciros con seguridad cuál es el precio u horarios de esta atracción turística.
A unos minutos andando de este monumento conmemorativo, se encuentra la Torre de Belén, una antigua fortificación ubicada en la orilla del Tajo que, para mí, es uno de los edificios turísticos con más encanto y más bonito de Lisboa. Su fachada en piedra, los balcones o los elementos decorativos que la conforman hacen que me parezca un monumento precioso. Entrar a la Torre de Belén es posible, pero al igual que ocurre con el Monasterio de los Jerónimos, hay que hacer bastante cola, por ello os recomendaría madrugar para poder visitar estos dos monumentos a primera hora de la mañana y así no tener que perder tanto tiempo esperando cola.
Tras estar un rato sentados en el césped disfrutando de las vistas a la torre, cogimos de nuevo un bus hacia el centro, y nos fuimos al hotel para ducharnos, ya que queríamos salir por la noche para ver el ambiente de la ciudad. La verdad es que, Lisboa es una ciudad muy dinámica y con mucho ambiente, por lo que os resultará muy fácil divertiros yendo a alguno de sus pubs, paseando por la ciudad, o asistir a un espectáculo de fado, la música más tradicional de Lisboa, en la que un artista canta acompañado de un instrumento, como la guitarra.
Segundo día
Nuestra segunda jornada la comenzamos dirigiéndonos hacia el Arco de la Rua Augusta, un Arco del Triunfo que actúa de entrada a la Plaza del Comercio, la zona más importante de Lisboa, ya que se considera como el centro neurálgico de la ciudad. En su centro, se coloca una estatua ecuestre en honor al rey portugués José I, y en el extremo opuesto al Arco, unas escalinatas que dan al río Tajo.
A continuación, seguimos nuestra ruta por Lisboa, visitando la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción Vieja, a unos pasos de la Plaza del Comercio, y luego vimos el exterior de la Casa dos Bicos. Ubicada en el famoso barrio de la Alfama, se trata de un edificio bastante curioso, ya que su fachada está construida con piedras talladas en relieve. Dentro de esta casa, podemos encontrar la Fundación José Saramago, una sala de exposiciones de este escritor portugués.
Después, subimos un par de cuestas para llegar hasta la Catedral de Lisboa, el edificio religioso más emblemático de la ciudad. El interior de la Sé de Lisboa, como así se llama la catedral, es alucinante, y encima acceder a él es totalmente gratuito, así que no dudéis en echarle un vistazo.
Almorzamos en un bar del barrio de Alfama, y luego decidimos montarnos en el tuk tuk, que junto al tranvía, es el medio de transporte más famoso para recorrer Lisboa. El tuk tuk es un híbrido entre moto y coche, que ofrece tours guiados para descubrir la ciudad de una forma bastante peculiar. Nuestro conductor nos iba explicando algunos datos de interés o históricos de la ciudad, mientras nos llevaba a uno de los puntos más altos de la ciudad, el Mirador de Gracia, ubicado al lado del famoso Castillo de San Jorge.
Desde este mirador, rodeado por un pequeño parque, se pueden admirar unas vistas impresionantes a toda la ciudad de Lisboa, desde sus casas, iglesias y edificios, hasta el puente 25 de abril, una enorme construcción colgante que cruza el río Tajo. Sentarte en uno de sus bancos y disfrutar de la puesta de sol desde aquí tiene que ser increíble. Mi familia y yo estuvimos un buen rato observando Lisboa desde las alturas, y luego comenzamos a bajar las cuestas del barrio de Alfama, pasando por el Panteón Nacional, un imponente edificio ubicado en una plaza donde nos encontramos con otro de los tantos miradores que Lisboa tiene repartidos por toda la ciudad.
Continuamos bajando el barrio, y cogimos un tranvía en dirección al hotel, puesto que ya estaba anocheciendo y al día siguiente tocaba madrugar para visitar ciudad costera de Cascais, un lugar idóneo para pasar unas vacaciones en la playa.
Y hasta aquí mi publicación contándoos los dos días que pasamos descubriendo Lisboa. En el próximo post, os explicaré cuál fue nuestra experiencia por Cascais, la ciudad de ensueño de Sintra, o la localidad de Fátima, un lugar destinado al culto y a la fe religiosa. ¡Espero que os haya gustado este post, muchas gracias a todos!
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