De la grandiosidad de los Altos Tatras - A la conquista del Oeste...eslovaco (1/8)
16 de mayo de 2016
Después de casi cuatro meses en Eslovaquia, emprendo mi segundo y último gran viaje en solitario por el país. En marzo, fue el centro; en mayo, será el oeste.
El oeste (de Eslovaquia) visto por la gente del este, donde se encuentra mi ciudad de Erasmus, Presov, parece bastante distante, es como si se fracturara. "En el oeste, como verás, hay mucho más mestizaje. Por eso las chicas más hermosas están en el este", dijo Vladimir, un hippie que conocí en el paraíso eslovaco. Ahora en serio, me explica que Occidente concentra el 60% de la riqueza del país... "Lo que deja sólo el 40% para el Este y el Centro". Para uno de mis amigos eslovacos, Marek, de Presov: "Occidente es menos tranquilo que Oriente. Aquí son más altos los índices de criminalidad y violencia".
Con esta mezcla de opiniones en mente, un frío lunes por la mañana a mediados de mayo, salí a conquistar el oeste eslovaco durante ocho días. Planeo viajar al menos unos 700 km en transporte público ida y vuelta.
Día 1
Unos minutos más tarde, perdí mi pasaje a Liptovsky Mikulas, 140 kilómetros al oeste de Presov, donde un autobús iba a llevarme a la cueva de hielo en el valle de Demanovska. Por fin, me subo al tren que llegaba tarde... ¡Aunque hubiera llegado a tiempo, no lo habría visto! En Eslovaquia, las 14 cuevas abiertas al público están cerradas los lunes por mantenimiento. Así que espero bien resguardado durante dos horas hasta que el autobús que pasa por el pueblo de Jasna, al pie de los Bajos Tatras (Nizke Tatry), se digne a señalar hacia dónde se dirige.
Subiendo el monte Chopok me siento todo un alpinista
A la una del mediodía, cuando empiezo la excursión, una bola de nieve cae al mismo tiempo que un espeso velo de niebla. Es muy sencillo, las colosales montañas que rodean el lago de Vrbické hasta Jasna, 1100 metros de altitud, se borran. ¿Se las apañará el clima para subir hasta el refugio del monte Chopok, 900 metros más alto?
El valle de Demanovska, de 16 kilómetros de largo, empieza en Liptovsky Mikulas y se termina en Jasna. Es conocido por sus dos cuevas (la de Hielo y la de la Libertad).
Por suerte, en la montaña, las condiciones climáticas cambian rápidamente. Por ello, cuando subo hasta los pinos una hora más tarde, el cielo se despeja. Los Altos Hatras sobresalen de entre las nuves, el agua estancada de Liptovsky Mikulas, los campos de colza que compiten con los verdes árboles que pueblan el valle del río Vah. Al alcance de la mano, detrás de mí, los Bajos Tatras, copias de los Altos con su capa de nieve, algo aplastada.
En el monte Lukova (1678 metros), al pie de la catedral de Chopok, la cosa cambia. El pavimento de granito, como si lo hubieran cortado gigantes, desaparece. El camino entero está cubierto por la nieve invernal, estoy en pleno mes de mayo y lo recuerdo como si fuera ayer. Pero el sol está entrando y la pendiente no parece demasiado difícil. Decido lanzarme a una aventura de 45 minutos de lento progreso en una subida donde me imagino como un montañero al ver tanta nieve cubriendo el paisaje.
En la cima de la linea de las crestas, sensación de libertad
El monte Chopok, 2024 metros, el K2 de los Bajos Tatras. Abajo a la izquierda, el lago de Lukova.
Alrededor de las 16:00, el Chopok, uno de los puntos más altos de los bajos Tatras, a 2000 y pico metros de altitud, se me aparece al mismo tiempo que el teleférico. La cima misma se parece a una pila de escombros de granito que un camión imaginario habría tirado allí hace unos pocos millones de años. En la oxidada señal de orientación sellada en la cima del Chopok, París apunta al oeste a 1292 kilómetros en línea recta. ¡Francia está muy lejos!
No sé qué tipo de libertad siento al prolongar el placer de caminar por la cordillera hacia el Dumbier (2045 metros), el pico más alto de los Bajos Tatras. Con el sol templando la temperatura habría que ser de piedra para no emocionarse ante semejante panorama que se pierde por el norte hacia Polonia y en el sur hacia Hungría. Las rocas, ya doradas por el liquen se ablandan y se vuelven más claras mientras que empieza a anochecer. Los bosques de abajo toman reflejos más oscuros. Pueden ser "Bajos", pero estos Tatras tienen un escenario tan grandioso como los "Altos".
Pasaré la noche en el refugio Kamenna situado detrás del Chopok. Estoy solo en el dormitorio de 22 camas. En mayo, los guardias y yo estamos en la cresta de la ola, justo entre dos períodos de afluencia. Si echamos la vista atrás veremos el invierno y sus esquiadores. Sobre todo este año, como todavía nos recuerdan los carteles de Jasna que nos informan de que en marzo es la Copa del Mundo de Esquí Alpino Femenino. Ante nosotros, en dos meses, otro período turístico: el verano y sus excursionistas. Los guardias me contaron estas cosas mientras cenaba sopa de col (kapustnica). No eran ni las 20:00. Una hora más tarde, me acosté a la par que el sol. Día acabado.
Galería de fotos
¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?
Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!
¡Quiero crear mi blog Erasmus! →
Comentarios (0 comentarios)