Descubriendo Letonia: Palacio de Rundale (1/4)

Una de las cosas que más me gustaron del tour que hice por los Países Bálticos fue sin duda la cantidad de visitas que incluía. Que no se me malinterprete, con esto no quiero decir que siempre y ante todo "cuanto más mejor", pero es cierto que las capitales bálticas se ven en poco tiempo, y siempre sobran horas para hacer otras visitas durante lo que dure el tour. Así, tienes la oportunidad de conocer zonas del país menos turísticas (aunque también lo estén) y con otras características totalmente diferentes a las de la capital del país en el que estés.

(Fotografía sacada de la web de tourpoint)

Por eso, durante el trayecto mañanero en el autobús que nos llevaba de Vilnius a Riga, no solo pudimos ver La Colina de las Cruces, de la que hablé en la entrada anterior, sino que al pasar la frontera también hicimos otra parada en uno de los rincones de Letonia más conocidos después de Riga: El Palacio de Rundãle. Y la verdad es que no hubo mejor forma de empezar la visita por el país que en uno de los palacios más importantes de todo Letonia.

Así que si tienes pensado visitar los Países Bálticos en un tour, no dudes en buscar uno que incluya joyas y rincones del país como este del que os voy a hablar a continuación, y si venís en coche (si sabéis inglés realmente es una buena opción y algo que hace mucha gente, ya que son países nada peligrosos por los que puedes moverte sin problemas, aunque al principio te cueste un poco cogerle el truco a las carreteras) marcad este lugar en vuestro mapa para que no se os olvide visitarlo.

Historia del Palacio de Rundãle

Este palacio tan conocido y querido hoy en día tanto por letones como por extranjeros fue idea del que en la primera mitad del siglo dieciocho era el Duque de Curlandia (actualmente una zona de Letonia, aunque antes había estado bajo control polaco, lituano, ruso y hasta americano), llamado Ernst Johann von Biron. El duque encontró en la zona de Rundãle unos terrenos que le llamaron la atención por su hermoso castillo, y fue entonces cuando decidió comprarlos para construir en ellos lo que sería su residencia de verano. 

Fue el mismo duque el que decidió mandar construir el otro gran palacio de Letonia en el mismo siglo dieciocho, el Palacio de Jelgava, que por desgracia no tuve oportunidad de ver en mi viaje a pesar de ser el mayor exponente del barroco del país. El caso es que ese palacio empezó a construirse para convertirse en la residencia de los duques, por lo que su construcción era prioritaria a la del Palacio de Rundãle. Esto tuvo como consecuencia que la construcción del palacio del que voy a hablar en esta entrada fuese mucho más lenta y duradera de lo que debería. Era lógico: este iba a ser una residencia de verano, el otro, su residencia habitual. Por ello, muchos de los trabajadores y de los materiales que en un primer momento iban a ser utilizados para Rundãle acababan siendo usados para terminar de construir el otro palacio. 

A esto hubo que sumarle que el duque fue enviado a Siberia exiliado en 1740 por intentar matar a un militar ruso del que estaba celoso. Esto paró completamente la construcción del palacio de verano del duque durante más de veinte años. A su vuelta, cuando el duque ya tenía más de setenta años, decidió acabar su palacio y mudarse allí a pasar las últimas épocas de vacaciones.

Tras su muerte y el paso de otras familias nobles del Imperio Ruso por Rundãle, el palacio fue utilizado con usos totalmente diferentes a los que había tenido hasta entonces. Durante la I Guerra Mundial, el ejército alemán estableció en el palacio un hospital y un cuartel del ejército, durante la invasión francesa volvió a usarse como hospital, y después de la Guerra de la Independencia letona, donde se quemó parcialmente el palacio, se reformó para convertirse en una pequeña escuela local y se convirtió en un monumento protegido. No fue hasta 1972 cuando se estableció el Museo del Palacio de Rundãle.

Museo del Palacio de Rundãle

El Museo del Palacio incluye sus maravillosos y amplios jardines y la mayoría de salas del interior del palacio. Está localizado en medio del campo, rodeado de verde, y si lo veis desde el aire podréis comprobar que es una construcción que se encuentra en medio de la nada. Por eso siempre parece que sus jardines casi forman parte del entorno en el que se encuentra el palacio.

Antes de nada y aunque hablaré sobre los precios del palacio al final de la entrada, tengo que decir que te cobran un suplemento de dos euros por hacer fotografías, ya que, como en la mayoría de países, en las zonas turísticas te cobran casi hasta por respirar. Yo no pagué el suplemento, puesto que solo servía para el interior del palacio (en los jardines no es necesario un suplemento) y ya había visitado muchos palacios. Por ello las pocas fotos del interior que ponga aquí serán de otras webs y no mías como el resto de fotografías.

Una de las cosas más bonitas de este palacio son sus salones dedicados a fiestas y celebraciones. Hay un salón totalmente blanco dedicado a los bailes de salón que personalmente es el que más me gustó. El principal motivo por el que es de este color es que de esta forma los vestidos coloridos captaban la total atención de los presentes y no eran distraídos por los colores de las paredes.

(Fotografía de tripadvisor)

En la zona de las habitaciones, una de las cosas que más me llaman la atención en todos los palacios que he visitado son siempre las camas, porque con ellas puedes ver el tamaño (normalmente pequeño) de las personas que dormían allí y así comprobar que no eres tan bajita como pareces. También me encanta ver las estufas que hay en cada habitación, hechas de cerámica con distintos motivos preciosos. Allí también nos contaron que los huecos de las estufas están del lado de la pared porque entre las paredes de una habitación y otra había huecos que daban a las estufas para que los trabajadores entrasen por allí y las encendiesen sin que se viese de cara a los demás. Era una cuestión de estética.

Por otro lado, los jardines que rodean al palacio son preciosos. Si vais en verano podréis ver la cantidad de flores que hay y todo el color y la vida que le dan al ambiente del palacio. Además, es un buen sitio para descansar un rato y disfrutar de la tranquilidad que ofrecen dando un largo paseo.

Precios y horarios

Horarios

Abre todos los días del año a las diez de la mañana.

Horario de cierre del Palacio:

De Mayo a Octubre: a las 18:00 horas.

El resto del año: a las 17:00 horas.

Horario de cierre de los jardines:

En verano de junio a septiembre: a las 19:00 horas excepto viernes, sábados y domingos que abre hasta las 21:00 horas.

De Mayo a Octubre: a las 18:00 horas.

El resto del año: a las 17:00 horas.

Precios

Las rutas del palacio se dividen en dos: ruta corta (4€) que incluye los principales salones y habitaciones, y la ruta larga (6€) que incluye todas las salas que se pueden visitar dentro del palacio.

También puedes visitar los jardines sin pagar entrada al interior del palacio. Esta entrada cuesta 4€.

Si prefieres visitar el interior del palacio y los jardines, puedes escoger entre el ticket que combina la ruta corta y los jardines (7,50€) y el ticket que combina la ruta larga y los jardines (9€). Por un euro y medio más probablemente la mejor opción a escoger sea la de la ruta larga.

Y por último, el suplemento opcional para fotografías, como decía arriba, es de 2€, y sirve para el interior de los palacios.

Así que si tenéis la oportunidad de visitar Letonia y os sobra tiempo, os recomiendo enormemente coger un coche o un autobús que os lleve hasta el palacio, ya que tan solo está a unos ochenta kilómetros de la capital letona, Riga. No solo disfrutaréis de unas vistas naturales preciosas, sino que también podréis conocer un poco mejor la historia de Letonia.

Galería de fotos