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La Seu Vella


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El increíble y duradero icono de la ciudad

Traducido por flag-es Cristina Fernandez — hace 4 años

Texto original de flag-it Emanuele Benetti

Impasible frente al cielo azul de Lérida desde la colina de la ciudad, la antigua catedral (La Seu Vella) ha sido testigo de las fuertes sacudidas que han azotado la ciudad desde hace casi un milenio de historia, dejando marca de alguno deellos Sin embargo, sigue siendo un punto de referencia fascinante, podríamos decía que única en su especie por su situación peculiar. En mi opinión, todo lo que viene a ser la catedral, Castell de la Suda al lado y las posteriores fortificaciones, ya merece una excursión a la ciudad situada en los adentros de la remota Cataluña.

El increíble y duradero icono de la ciudad

Desde principios del siglo XIII, cuando se colocó la primera piedra para su construcción, la catedral ha sido una presencia imponente sobre la ciudad de Lérida. Seguramente fue un sustituto de algún templo árabe, la catedral se construyó entre los años 1200 y 1278, cuando el archiobispo de Lérida, uno de los más poderosos de la región, consagró la iglesia. Y no sería hasta 1431 cuando se completaría toda la estructura. Hasta que llegara ese momento, se añadieron un campanario de 70 metros de altura y un increíble claustro.

Por desgracia nadie veló por este sagrado edificio durante la Guerra de Sucesión, que puso un punto y final a la autonomía de Cataluña cuando el rey Felipe V tomó la ciudad en el año 1714 después de un largo asedio, que convirtió la catedral en un cuartel militar y construyeron una línea defensiva a su alrededor. Y a pesar de este acto indecente, tampoco nadie tuvo la decencia de cuidar la iglesia de otro suceso desafortunado, cuando las tropas de Napoleón invadieron la ciudad a principios del siglo XIX. Junto con estos sucesos, el trágico daño que causó la Guerra Civil Española podría haber sido la gota que colmaría el vaso para enterrar a La Seu. Pero una vez que se restauró (por fin) a su función religiosa original, la catedral volvió a recuperar su belleza que a día de hoy reluce indiscutiblemente.

El increíble y duradero icono de la ciudad

Se puede acceder a la Turò de la Seu (la colina de la catedral) a través de un ascensor a unos metros de la Plaça de Sant Joan o a través de una serie de escaleras que suben por el Carrer de Sant Martì. De forma totalmente personal, yo os recomiendo la segunda opción porque la subida no es complicada y las vistas que ofrecen una vez te vas acercando a la cima son increíbles. Una vez que cruzas el antiguo portón llamado Puerta de los Leones se puede acceder al recinto donde se encuentra la catedral. Si cruzas la primera línea defensiva, llegarás a la parte izquierda de la iglesia. Creo que es buena idea empezar la visita con un paseo alrededor del edificio, el cual ofrece una vista increíble, sobre todo los días despejados.

El increíble y duradero icono de la ciudad

Aunque puede que la parte izquierda sea algo decepcionante, la cara opuesta es sumamente apabullante. Nos concede una vista panorámica de la ciudad y de los alrededores, por lo que la cara derecha de la catedral es sin lugar a dudas la mejor. Si hacemos una panorámica desde el norte de la terraza, podremos observar el campanario y las grandiosas entradas laterales de la iglesia, llamadas Puerta de la Anunciaciòn y Puerta de los Fillols. Y como es obvio, la decoración original era muy recargada y muy abundante, aunque la mayoría de estas obras se encuentran en el Museu de Lleida para preservarlas de un degradado rápido por el paso del tiempo y por la negligencia humana.

El increíble y duradero icono de la ciudad

Volviendo al tema por donde nos hemos quedado, es hora de ir a la parte más interesante de la visita: si subimos un poco más, nos encontramos con la fachada de la catedral, que se caracteriza por la maravillosa Puerta de los Apóstoles, cuya decoración merece un vistazo en profundidad. La entrada a la catedral es bastante barata (son 4 euros) y la verdad es que merecen la pena, y se puede prescindir de pagar más para ver el interior del Castell. El claustro es sencillamente espectacular: es uno de los más grandes, único por su localización aérea, que le permite ofrecer unas vistas espectaculares de los alrededores por sus parteluces.

El increíble y duradero icono de la ciudad

El patio interior es exquisito también, rico en vegetación y ofrece unas vistas interesantes al campanario. La verdad es que no merece la pena subir los 238 escalones para llegar a lo alto de la torre, y tampoco es una vista sobrecogedora debido a unas barreras situadas allí. De todas formas, la visita a la catedral ya merece la pena por sí misma: aunque no es muy grande, en la serie de conservan una increíble serie de esculturas, bajos relieves y pequeñas cúpulas. Estos últimos son incluso más fascinantes debido al sistema de espejos que permite un enfoque al revés de ellas.

El increíble y duradero icono de la ciudad

Como iba diciendo, no hace falta comprar entrada para el Castell del Rei (o también llamado Castell de la Suda). Hay pocas cosas características interesantes en esta fortaleza construida en el siglo XVII. Con solo dar un paseo alrededor del castillo, el cual está situado en la cima de la colina, ya se puede echar un vistazo a la parte exterior, mientras que en interior se encuentra una exposición en la que se explica la historia de varias fortalezas que han estado allí (se piensa que los moros también construyeron un castillo allí a finales del siglo IX). Pero por última vez, creo que es interesante dedicarle más tiempo a apreciar La Seu.

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