Las Médulas, las minas de oro más famosas de la Península (4/4)

Las Médulas después de los romanos

Entre finales del siglo II d.C. y principios del III d.C., con el reinado de Caracalla, cesaron los trabajos en las minas del noroeste. Algunos autores opinan que puede relacionarse con cambios en el sistema monetario. Sin embargo otros  opinan que este es el caso menos probable y que la verdadera razón de su abandono habría estado relacionada bien con el agotamiento de los aluviones explotables o bien por la disminución drástica de las leyes del oro.

Con la paralización de los trabajos y la caída de los propios romanos parece que las minas a partir de ahora caerán en el olvido durante varios siglos, aunque hay que tener en cuenta que podría haberse seguido dando un aprovechamiento esporádico artesanal como venía haciéndose en época prerromana en esta zona.

Durante el periodo germano-visigodo (siglos V-VII d.C.), hay gran escasez de documentos sobre las zonas mineras del noroeste peninsular. Tras la conquista árabe a partir del año 711, únicamente hay noticias sobre estas zonas a partir del siglo XI, cuando se conocen asentamientos, como Orellán o Santalla, entorno a las Médulas; en las que surgen villas, probablemente debido a la consolidación del Camino de Santiago: parece que en estas áreas se practicaba la agricultura, ganadería y comercio, y tenían gran importancia las herrerías.

En cuanto a Las Médulas como paisaje arqueológico, todo apunta a que no se les prestó demasiada atención. Así lo muestran algunas obras como el “Viaje de su majestad la reina Isabel II y de su esposo por Castilla, León, Asturias y Galicia, verificado en el verano de 1858”; escrita en 1860 por Juan de Dios de la Rada y Delgado, en ningún momento se hace mención a Las Médulas.

Habrá que esperar hasta finales del siglo XVI para encontrar la descripción que hace el Licenciado Molina de Málaga del paraje, convirtiéndose en una de las primeras noticias que se tienen del yacimiento tras su abandono.

Con la llegada de la Ilustración, en el siglo XVIII, Tomás López, en 1770, encomienda a algunos párrocos y abades de El Bierzo que realicen un diccionario geográfico-histórico de España, obra en la que aparecerán Las Médulas, de cuyo nombre se afirma que proviene del nombre “Metalla”. Melchor Gaspar de Jovellanos aludirá a Las Médulas en el diario de su viaje por León en julio de 1792.

A pesar de que existían otras anteriormente de las cuales se esperaría que hablaran de estas minas, no ocurre así, como es el caso del “Viaje de España” (1783), de Antonio Ponz; o el Sumario de las Antigüedades romanas que hay en España, de Juan Agustín Ceán Bermúdez.

En 1804 el militar Juan Manuel Munárriz realizará una descripción de la actividad minera romana en Las Médulas. Más tarde será Ricardo Becerro de Bengoa quien se interese por la explotación económica de Las Médulas en su “Viaje Descriptico De Palencia a La Coruña”.

En el siglo XIX, con el Romanticismo, los autores evocan el pasado de Las Médulas, criticando la destrucción de los monumentos históricos de la nación, como hace Gil y Carrasco  en su “Bosquejo de un viaje a una provincia del interior”(1843). Este autor ya en 1839 había publicado “Los montañeses de León”, donde hablaba de forma poética de Las Médulas: situándose en la Edad Media, expone los amores imposibles de  la pastora María y el caballero Salvador.

También de Gil y Carrasco destaca la obra “El Señor de Bembibre”(1845), donde se evoca de nuevo al paisaje de Las Médulas. En este momento también llegan viajeros y describen sus paisajes, como hace Richard Ford en su “Manual para viajeros en España”(1846). Posteriormente, Acacio Cáceres Prat, en 1883, escribe situándose en época romana, donde aparece el héroe local Médulo. Por último, sobresalen José María Quadrado, que evocará paisajes del Bierzo (1885), y José Castaño Posse, que relatará en 1904 su excursión por las Médulas de forma anecdótica.

las-medulas-minas-oro-mas-famosas-peninsTurismo en Las Médulas (Fuente)

Distintas suertes correrán Las Médulas, que, tras rodearse de indígenas y romanos, ahora aguardan a distintos visitantes de todas las partes del mundo. 


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