Campo Imperatore, Santo Stefano di Sessanio y Rocca Calascio
En el verano del 2017 he ido de vacaciones con mi familia a Abruzo. Aprovechando que mi hermana había viajado a Tagliacozzo para hacer un curso de inglés con algunas amigas, he decidido visitar una región que no conocía.
En efecto, siempre deseosa de viajar, termino privilegiando destinos exóticos y lejanos y me olvido que vivo en un país que es en sí mismo espectacular y que no tiene nada que envidiarle a Tanzania o Bali.
Me encontré con las chicas en Tagliacozzo y partimos inmediatamente a Campo Imperatore en el corazón de Abruzo. Se trata de un vasto altiplano situado a 1800 metros de altura en la provincia de L'Aquila que en invierno se convierte en una de las estaciones de esquí más importantes del centro de Italia. En verano, en cambio, se cubre de flores.
El recorrido que lleva de Tagliacozzo a Campo Imperatore es en gran parte carretera. En Fonte Cerreto se toma la autopista que entra directamente al corazón del Parque Nacional del Gran Sasso. En total, son 90 km que se recorren en un poco más de una hora. Cuando se llega a Campo Imperatore se puede dejar el automóvil en el estacionamiento que se encuentra cerca al observatorio astronómico.
Desde el observatorio sale un pequeño camino que, zigzageando en la montaña, lleva al Refugio Duca degli Abruzzi.
El día en el que fuimos a Campo Imperatore había un buen clima, pero con mucho viento. Nuestro paseo estuvo expuesto al sol y al viento y subimos hasta 2400 metros de altura, por lo que, aunque habíamos leído que se recomendaba el uso de sombrero y protector solar, en realidad hubiéramos necesitado ropa adecuada para el frío en pleno verano. Por esto, mi madre decidió esperarnos en el calor del automóvil, mientras mi padre, mi hermana, la familias de sus amigas y yo escalamos por el camino que era muy empinado. El desnivel era muy grande, lo cual nos fue muy evidente apenas llegamos al Duca degli Abruzzi.
Desde el refugio, agotados y acalorados, hay una panorámica por la que valía la pena el esfuerzo realizado para llegar. Además, pudimos restaurar nuestras fuerzas con barras de chocolate que apreciamos antes de bajar nuevamente hacia el observatorio.
En la zona nos aconsejaron varias carnicerías en la localidad de Fonte Vetica, en las que se puede comer carne a la parrilla, pero nosotros decidimos partir inmediatamente hacia Santo Stefano di Sessanio.
El camino que hay entre Campo Imperatore y Santo Stefano di Sessanio es conocido como uno de los más hermosos de Italia y se encuentra en una zona que es llamada "el pequeño Tíbet". Efectivamente, aunque nunca he estado en el Tíbet, el paseo me recordó las fotos que he visto de ese país: calles que suben sinuosamente por las colinas, montañas rocosas y grandes prados verdes.
El pueblo de Santo Stefano di Sessanio merece ser mencionado: hace parte de la asociación de aldeas más hermosas de Italia y es fascinante.
Después de haber sufrido un proceso de despoblación casi total en la segunda mitad de 1900, el municipio de Santo Stefano di Sessanio, el Parque Nacional del Gran Sasso y la Sociedad Sextantio pusieron en marcha en el 2002 una "Carta de valores de Santo Stefano di Sessanio": en esta se reafirma el valor histórico, cultural y arquitectónico del lugar, y la voluntad de reactivar un desarrollo turístico sostenible en la ciudad.
En Santo Stefano comimos en un pequeño local típico en el que nos sirvieron abundantes platos de embutidos y deambulamos por el pintoresco centro. Sin dudas, a pesar de la innegable belleza del pueblo, lo que más me impactó, lo verdaderamente pintoresco, es el "guerrero tecnológico". El sujeto en cuestión es un gracioso hombrecito de aproximadamente 60 años que camina por la ciudad mostrando sus originales creaciones: él mismo se atribuye el nombre de hombre tecnológico, y el motivo es evidente. Usa un extraño sombrero y grandes lentes oscuros, y en una mano tiene un bolígrafo y un iPad. Afirma que la escultura/sombrero que lleva en la cabeza es un "himno a la curiosidad para sorprender y asombrar", y es realmente lo que hace. No tiene ninguna intención de pasar desapercibido, y nosotros nos entretuvimos unos minutos hablando con él sobre quién era y qué hacía. El hombre tecnológico es Claudio di Bene, un ex profesor de Lanciano, con una gran pasión por la tecnología y la robótica, y está orgulloso, como dice él mismo, de ser el cuarto supertecnológico después de Bill Gates, Steve Jobs y Mark Zuckerberg.
Aunque obviamente no es algo que se pueda incluir en las guías turísticas, el hombre tecnológico es imperdible si se visita Santo Stefano di Sessanio y sus áreas limítrofes.
Desde Santo Stefano se llega rápidamente en carro a otro lugar fascinante, famoso por ser la ambientación de numerosas películas como "El nombre de la rosa" y "Ladyhawke": Rocca Calascio. El castillo de Rocca Calascio se encuentra en una cresta montañosa a 1512 metros de altura, una posición muy favorable desde el punto de vista defensivo. Era usado como punto de observación militar en comunicación con las otras torres y castillos cercanos. Es una de las fortalezas más grandes de Europa y el castillo más alto de Italia. A sus espaldas se puede observar la cordillera del Gran Sasso con el altiplano de Campo Imperatore, mientras por la ladera sur oriental se puede admirar la Majella. Es un panorama que deja sin respiración también de noche.
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