¡Descubriendo el fin del mundo!

¡Hola a todos!

¿Qué tal estáis? ¿Todo bien?

Por favor, contactad conmigo mediante las entradas de blog que escribo en mi perfil y si viajáis al este de Portugal, decídmelo. ¡Siempre estoy abierto a hacer cosas nuevas, conocer gente nueva para salir, compartir experiencias increíbles y consejos para viajar!

En esta entrada, me gustaría contaros una experiencia que empezó en Vila Real de Santo António y terminó en Lagos. Va sobre gente, viajes, nuevos retos para mí mismo y experiencias locas que viví con dos viajeros.

Todo empezó cuando acepté alojar a dos chicos de la República Checa. Me preguntaron por couchsurfing si podía alojarles una noche (ya sabéis que utilizo mucho couchsurfing, me encanta conocer gente y si puedo ayudo). Al principio iba a ser una noche, pero al final se quedaron dos, porque nos divertimos mucho juntos y estábamos en buena compañía.

Pasamos mucho rato en la terraza bebiendo vino portugués y compartiendo historias sobre nuestras aventuras.

Después de un día nos fuimos de viaje, aunque muy improvisado porque dijimos que sí cuando nos preguntaron si queríamos viajar con ellos. No los conocíamos nada, pero disfrutamos cada momento.

El primer día fuimos a Tavira, solo unas horas, pero fue suficiente para disfrutar de la ciudad y hacer algunas fotos. Escribiré una entrada sobre Tavira y las islas de Tavira, ¡estad atentos! Os daré consejos y recomendaciones de qué hacer en Tavira.

Podéis ver las fotos que he hecho de Tavira haciendo clic aquí.

El segundo día fuimos a Benagil, a ver las cuevas y los acantilados de la zona. Me quedé impresionado por lo bonito que era todo. Podría vivir allí sin problema, todo está genial, el agua está limpia, puedes hacer senderismo, nadar, relajarte, alquilar un barco... ¡dedicarte tiempo! Así que, ¿qué hicimos? Nos hicimos fotos nada más llegar. Compramos las entradas para ver más de veinte cuevas y para visitar los alrededores durante 1 hora por 20 €.

Podéis ver las fotos que he hecho de Benagil haciendo clic aquí.

Nos encantó visitar las cuevas que había cerca de Benagil y disfrutamos el tiempo que pasamos allí.

Otra cosa interesante fue que me propuse hacer un reto. Quería nadar con dos amigos desde la playa de Benagil hasta las cuevas, aunque no nadase bien. Lo conseguí, pero me costó mucho y nunca volvería a hacer este tipo de desafíos. ¿Por qué? Porque el agua estaba muy fría y a mitad de camino estaba cansado y congelado. Pedí ayuda y Marek me ayudó a terminar la ruta de 5 minutos en el agua helada. Parece divertido, pero no lo era. Al final conseguí ver la preciosa cueva. Al llegar allí, pensé ¿cómo voy a volver ahora? Si me había costado llegar, volver iba a ser aún más complicado, ya que, además del agua fría, habría olas empujándome. Por eso, pedí ayuda. Pregunté si alguien podía dejarme su tabla de surf, porque no soy buen nadador y obviamente necesitaba ayuda. Al final, un chico alemán me prestó su tabla y pude regresar sin problemas. Buen desafío, lo conseguí, pero nunca más repetiré este tipo de reto.

Fuente

Esta es la cueva a la que fui en ese reto.

Tras regresar a la playa, les dije a los chicos que no sabía nadar bien y se empezaron a reír.

Cogimos el coche en dirección al fin del mundo después de estar en Bengali. Hacia Cabo de São Vicente. Este lugar era impresionante, por lo que nos quedamos una noche a disfrutar del fin del mundo. Cabo de São Vicente está en el extremo suroeste de Europa. Hasta el siglo XIV se consideraba el fin del mundo, es un cabo azotado por viento y tormentas y eso es lo que los visitantes esperan ver. Los afilados acantilados se erigen a 60 metros de los salvajes mares y, por encima de ellos, se encuentra uno de los faros más brillantes de Europa, se puede ver a 96 kilómetros de distancia. ¡Este precioso lugar os impresionará! Es cierto que hace mucho viento, pero esto no impide tomar un buen desayuno y ver el amanecer aquí.

Os recomiendo visitar este lugar y, después, ir a Sagres a comer algo (es un poco caro pero podréis probar comida típica de Portugal). O podéis hacer lo que nosotros, desayunar con vistas al fin del mundo.

Podéis ver las fotos que he hecho de Cabo de São Vicente y Sagres haciendo clic aquí.

¡Todo lo que hicimos fue de manera improvisada, realizamos muchas actividades en solo dos días y disfrutamos mucho! Aceptamos el desafío de viajar y descubrir por qué nos encanta.

Al día siguiente, Giulia y yo cogimos un tren de regreso a Vila Real de Santo António y los chicos siguieron su viaje hacia Oporto. Me encantaría seguir escribiendo, pero trabajo el lunes.

Espero que hayáis disfrutado leyendo mi historia. ¡Dejad vuestros comentarios abajo, seguidme en instagram y salid a por experiencias!

¡No lo olvidéis! ¡Si venís a Algarve, decídmelo! Podemos pasar un rato juntos.

¡Nos vemos!

Abraços!