Así nos conocimos muchos, recién llegados a Joensuu y sin saber qué hacer. Pues así surgió, todos cogimos bicis e incluso compartimos bicis. Nos perdimos por el camino porque las indicaciones fueron las menos indicadas, pero voilà, llegamos a un laguito precioso. Algunos compañeros ya estaban preparando sus salchichas en la BBQ, otros se animaron a meterse al lago y la mayoría preferimos tumbarnos sobre las rocas y disfrutar del estupendísimo tiempo que nos brindó Joensuu ese día. Pudimos disfrutar de una puesta de sol preciosa, de postal.
Es impresionante el cambio radical de tiempo que sucede en los países nórdicos, meses después volví a ese lago a disfrutar de la puesta de sol (esta segunda vez, muchísimo antes, rollo las 3 p.m. era la puesta de sol), y el lago estaba congelado, podías ir andando de una isla a otra del lago.
Esta vez sólo pudimos disfrutar de las vistas y del paseo, ya que el tiempo era la mar de "fresquito".
Es original y propongo que a aquellos lugares a los que vas cuando hace buen tiempo repitas cuando empieza el invierno, es tan radical las horas de luz que vale la pena salir a la hora de comer con un bocata y pensar que estás cenando y ver la puesta de sol. Observar el cambio de paisaje del mismo lugar al que fuiste en verano y ver que es posible andar sobre el hielo, toda la tierra está conectada en invierno, es alucinante.
Tener bici en ciudades pequeñas va genial, así no dependes del transporte, así también te ejercitas y así también te puedes escapar a lugares bonitos como son los lagos en Joensuu. Asi, te puedes ir parando por el camino y disfrutar de la naturaleza, en mi caso, me asombraba cada vez que veía setas y ardillas.
¡Toma nota!
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