Ischgl parte 1
A mi familia le encanta esquiar. Yo siento una gran pasión por este deporte. Por eso es por lo que no es raro que fuéramos de viaje para esquiar a Ischgl en los Alpes austriacos. De hecho, es mi montaña favorita. Ya había ido dos veces antes y estaba ilusionado por ir de nuevo.
Nuestro vuelo de Sofía a Viena salía muy temprano por la mañana. Nos tuvimos que levantar a las cinco de la mañana. Teníamos frío y sueño, nuestras manos iban cargadas de bolsas y equipamiento de esquí. Tuvimos que dejar nuestro equipaje normal y luego ir a otra parte del aeropuerto para dejar nuestro equipamiento de esquí. Es un proceso largo. Nos metimos en el avión y estábamos tan cansados que casi nos dormimos. Tuvimos que hacer escala en Viena. Estuvimos dos o tres horas en el aeropuerto de Viena. No me podía creer lo aburrido que podía llegar a ser estar en un aeropuerto. Aunque había tiendas, boutiques, bares y restaurantes era muy aburrido estar allí. Mi hermana pequeña, que viajaba con nosotros, era y aún es incapaz de estarse quieta, lo que solo empeoró las cosas. Estaba todo el rato de arriba a abajo, tocando cosas y corriendo. Cuando hizo esto, sonó una alarma y todo el mundo que estaba sentado alrededor nos miró con desaprobación.
Finalmente subimos al avión a Innsbruck. Este vuelo fue incluso más corto que el anterior. Tardamos menos de una hora en llegar, aunque era uno de los aviones más pequeños en los que me subido. Cuando viajas en un avión pequeño, notas cada corriente. Sientes el viento fácilmente y tiene cierto efecto en tu sistema nervioso y estómago.
Cuando por fin llegamos a Innsbruck, estábamos cansadísimos. Todavía nos quedaban 120 kilómetros para llegar. Casi me dormí en el taxi que cogimos. Todos los taxis de la región (al menos los que yo vi) eran furgonetas para 10 personas. Seguramente porque la gente suele ir a esquiar con sus familias o grupos de amigos. Cuando llegamos a Ischgl me quedé bastante decepcionada. Estaba en los Alpes, a más de mil metros de altitud, ¡y estaba lloviendo! ¿Cómo puede llover en enero en la montaña? Entramos al hotel y me animé un poco. Estaba limpio, muy bien decorado, calentito y muy muy agradable. Los recepcionistas eran jóvenes y simpáticos. Cuando nos registramos subimos las escaleras a nuestras habitaciones, pero antes de eso dejamos nuestros esquís y nuestras botas en la habitación de esquí. Supongo que todos los hoteles tienen una. Está en la planta baja, para que puedas salir con las botas de esquiar puestas y los esquís al hombro sin tener que subir ninguna escalera.
Nuestras habitaciones eran lujosas y preciosas. Nos habían dejado fruta, y también chocolatinas Ritter Sport en la almohada. Me enamoré de este detalle, porque eran las chocolatinas Ritter Sport más pequeñas que había visto jamás. Teníamos televisión, un baño propio, un armario enorme, un baño separado, una terraza, un sofá, un escritorio... ¿Sigo? Estuvo muy guay estar en ese hotel.
Después de colocar la ropa y elegir los dormitorios, decidimos salir a dar un paseo. Ischgl es un sitio bonito. Es un pueblo pequeño, pero lujoso. ¿A qué me refiero? Bueno, en primer lugar hay muchos hoteles de cuatro y cinco estrellas en el área. Además, hay montones de boutiques y tiendas caras que venden ropa de diseño. También hay cafeterías y bares bien diseñados, centros de spa, etc. Al lado de nuestro hotel había una pequeña tienda/bar. Había diferentes tipos de vino y carne que se repartían en dos o tres mesas, dentro y fuera. Había chocolate casero, que tenía muy buena pinta pero era muy caro. Era un sitio chulo. Nuestro pequeño paseo se terminó rápido porque estábamos muy cansados. Tuvimos suerte porque uno de los telecabinas principales del pueblo estaba muy cerca de nuestro hotel.
Era casi la hora de la cena cuando volvimos al hotel. El hotel nos ofrecía comida gourmet todas las noches. ¿A qué me refiero con comida gourmet? Los platos eran pequeños, extravagantes y deliciosos. Había tres o cuatro tenedores y cuchillos en la mesa. Incluso me asusté de confundirlos. He de admitir que las cosas bien hechas y de alto diseño me gustan, pero nunca me han entrenado para comer en restaurantes de alto diseño. Fue fácil sin embargo, hice bien. Había diferentes tipos de ensalada en el bufé. Podíamos elegir entre estas ensaladas, además de algunos frutos secos y cinco tipos de salsas caseras. Después, comimos sopa, un entrante, un segundo plato, un postre... Había mucha comida. Todo era raro e interesante de probar. Había combinaciones de ingredientes curiosas. Nos fuimos a dormir pronto, sobre las 10 o 10 y media. Nuestro primer día nos esperaba.
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