Primer día en Helsinki

Hoy me gustaría hablaros del primer día aquí en Helsinki:

A pesar de estar cansada por llegar a casa a las 0:00 tras muchas horas de vuelo, tenía que levantarme para ir a clase a las 7:30. Sin embargo, lo único que tuve que hacer fue desayunar, ducharme y vestirme, porque el padre de mi familia me llevaría en coche hasta la facultad. La orientación y yo no nos llevamos muy bien, así que esto fue una gran ventaja y la forma de llegar puntual a clase. A las 9 empezó la clase y me sorprendió mucho que nada más entrar por la puerta la profesora me preguntase si yo era Silvia. Fue un tanto extraño, puesto que todos los alumnos en esa clase somos de Erasmus, supongo que tendré cara de ser Silvia. 

La sensación al llegar a clase fue muy distinta respecto a España, ya que en el proyector no había una presentación de PowerPoint aburrida, sino un vídeo de un cantante finés en Youtube. A la profesora le debía gustar mucho pues bailaba cual flamenca en un tablao. Estuvimos dos horas en clase en las que nos informaron sobre trámites de documentos que teníamos que hacer, cómo sacarnos la tarjeta de transporte, abrir una cuenta bancaria finesa, registrarnos en la página de la universidad, hacernos la tarjeta de estudiantes de la biblioteca para poder fotocopiar y también costumbres de la gente en Finlandia y su cultura. Creo que a mí y a mis compañeros nos sorprendió mucho la forma en la que los fineses esperan al bus y también como intentan mantener su espacio personal en el autobús sentándose todos solos. Incluso he visto en estos días gente que si te sientas al lado, se levantan y prefieren ir de pie en el pasillo. Es un tanto extraño, pero luego cuando necesitas algo de ellos o entran en confianza, son gente muy amable y hospitalaria.

Durante las clases, nos tomamos un descanso para desayunar y los alumnos de aquí nos habían preparado leche, café, cereales, fruta, galletas, etc. Más tarde descubrí que aquí el "coffee break" es totalmente necesario y toman más café que el resto de Europa juntos. 

Lo peor fue que una hora después llegó el "lunch break", así que me fui a la cafetería de la universidad donde puedes comer el menú por 2.60€. Mucha gente os dirá que está genial comer en la uni, pero lo único genial es el precio. Os sorprenderá pero hasta el arroz y la pasta sabe mal. Después de esa vez solo comí allí 3 veces más por probar y ahora ya ni piso la cafetería por miedo a una indigestión.

Tras la comida, los tutores (son estudiantes fineses que te ayudan con todo lo que necesites) nos acompañaron al centro para hacernos la tarjeta de transporte mensual en la estación central de Helsinki. También os contaré que los tutores visten de forma muy rara, ya que llevan siempre monos de distintos colores llenos de parches, y pegatinas y hasta collares de flores o jeringas para decorar. Ellos dicen que los llevan para des únicos y originales, para estar cómodos y porque dicen que si cometes un fallo, pero llevas mono con parches se te perdona. Una vez hecha la tarjeta de transporte, nos fuimos a la universidad en la que estudiaríamos (en mi caso fue Tukhlomankatu).

Una vez en casa, tocaba deshacer todas las maletas y organizar un poco la que iba a ser mi habitación. 

Os adjunto foto de los distintos menús en la cafetería de la universidad, de los bonitos tranvias que hay aquí en Helsinki, de la peculiar forma de vestir de los tutores y de la tableta de chocolate que tenía en casa esperándome para sustituir la comida de la universidad.

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