Descubriendo Helsinki en un día.
El día antes de volver a Madrid teníamos vía libre para hacer lo que quisiéramos. Nosotros teníamos en mente tres opciones. La primera era quedarnos en Tallinn y callejear todavía más ese día. La segunda era hacer una excursión a uno de los parques naturales de Estonia, y la tercera era pasar el día en Helsinki.
Nosotros no somos de "cuánto más veamos en el menor tiempo posible, mejor", pero sabíamos que si nos quedábamos en Tallinn nos iba a sobrar tiempo y que además de haber visto ya mucha naturaleza, si llovía de nuevo el ir a un parque natural no iba a ser una visita muy práctica que digamos. Por eso nos decidimos por la tercera opción: Pasar el día en la capital finlandesa.
Uno de los motivos por los que no teníamos del todo claro si viajar a Helsinki o no, es que habíamos leído varias veces que esta ciudad no tiene demasiado, que es de lo peor de todo el país, que no merece la pena visitarla. Pero el caso es que estando en una ciudad como Tallinn, ¿cómo íbamos a perder la oportunidad de viajar a otro país en una pequeña excursión? Quién sabe si tendríamos la oportunidad de volver en algún momento, así que mejor no desperdiciar la ocasión.
Es cierto que la capital finlandesa es una ciudad que se suele visitar en muy poco tiempo, ya sea porque estás de paso para ir a otra ciudad del país, porque la visita está incluida en algún tour o crucero o porque, tal y como nos pasó a nosotros, te dan la posibilidad de visitarla en vez de pasar tu tercer día en Tallinn.
La verdad es que menos mal que decidimos pasar el día en esta ciudad, porque tiene muchas más cosas que ofrecer de lo que te esperas. Lo bueno, además, fue que como tampoco llevábamos las expectativas demasiado altas, la visita nos sorprendió muy gratamente, y acabamos bastante satisfechos con nuestra pequeña excursión.
Lo de que Helsinki se visita en un día es cierto, pero también lo es el hecho de que si no quieres perderte nada de la ciudad y además tener algo de tiempo para pasear tranquilamente por sus calles, quizás te falta algo de tiempo. A nosotros nos hubiese bastado con medio día más simplemente para no ir corriendo a todos lados como hicimos, pero eso ya era algo que se escapaba de nuestras manos.
Por la mañana cogimos un ferry en el puerto de Tallinn, con la compañía Tallink Silja Line. Teníamos la suerte de tener el hotel a poco más de diez minutos andando de la terminal de la que salía nuestro ferry, así que por suerte tampoco tuvimos que madrugar tanto como esperábamos. El recorrido Tallinn-Helsinki dura poco menos de una hora, y el ticket, que te incluye ida y vuelta, cuesta alrededor de cincuenta euros. La verdad es que pasar el día entero en una capital como Helsinki por ese precio no está nada mal.
El caso es que tú mismo puedes escoger los horarios de ida y vuelta y cuadrarlos como quieras dentro de lo que se ofrece, porque al ser un trayecto muy concurrido, hay bastante variedad de horarios y los ferrys salen cada dos o tres horas. Lo más recomendable es coger el primer y último ferry, pero a las ocho de la mañana en Helsinki todo estará cerrado, así que quizás es mejor coger el siguiente.
Cuando llegas al puerto de Helsinki tienes que coger un tranvía que te lleva hasta el centro, ya que está a unos 3 km de distancia. Diría de hacer el camino andando, pero por el camino tampoco hay demasiado para ver más allá de esta fuente con una estatua meando. El trayecto de ida desde el puerto hasta el centro cuesta 2,90€.
Yo empecé mi visita en la Estación Rautatientori, la estación de ferrocarril y metro central de la ciudad, que además es considerado como el edificio más transitado de toda Finlandia. Aquí cogimos unos bocadillos para comer.
Este edificio de estilo Art Nouveau fue diseñado por el arquitecto finés Eliel Saarinen entre 1904 y 1914, y rápidamente se convirtió en uno de los edificios más prestigiosos arquitectónicamente hablando de todo Helsinki.
Se trata de un edificio muy llamativo tanto en su exterior como en su interior, aunque su fachada y todo lo que lo adorna consigue un efecto totalmente hipnotizante. Y es que las famosas estatuas que se ubican en la entrada se llaman Portadores de Antorchas, y sostienen "las luces de mundo" (bolas blancas que se encienden por las noche). Estas estatuas fueron construidas por Emil Wikström, uno de los escultores realistas finlandeses más importantes de su tiempo.
La plaza de la estación es bonita y tiene edificios históricos muy llamativos. Durante mi visita en Julio toda la plaza estaba llena de puestos cerrados donde se celebraban una especie de oktoberfest, así que fue imposible obtener una visita de 360º de toda la plaza. Aun así, pude fotografiar algunos edificios preciosos, como el Teatro Nacional de Helsinki, que es el teatro más antiguo donde se representaron obras en finlandés.
Muy cerca de la estación nos encontramos también la estatua de Mannerheim a caballo. Encabeza las listas de los finlandeses más importantes dela historia, creadas por los propios ciudadanos del país. Quizás por ello se creó una estatua que le rindiese homenaje. Y es que aunque fue soldado y oficial del ejército Ruso, acabó consiguiendo el título de salvador de la Finlandia independiente.
Un poco más allá nos encontramos el edificio del Parlamento, que como podéis ver, cuando fui estaba acordonado por obras. Se trata de un edificio muy austero, con una larga fila de columnas dóricas y una construcción de piedra de granito muy uniforme.
Nos encontramos también con la estatua de Kyösti Kallio, un antiguo presidente de la República de Finlandia que velaba por los derechos de los campesinos finlandeses. Este presidente, que dimitió por sus problemas de salud, sufrió un ataque al corazón en la estación de Helsinki, cuando iba a coger un tren para volver a su casa.
A pocos metros, si nos fijamos bien mriando hacia el cielo, podemos visualizar la torre del Museo Nacional de Finlandia. Al principio, si no sabes lo que es bien podrías confundir este edificio con una iglesia por sus construcción. Además, el edificio completo con su torre mide alrededor de 60 metros.
Como yo iba únicamente un día, no entré al museo porque sino no me daba tiempo a visitar el resto de la ciudad, pero es un museo que contiene exposiciones de la historia de Finlandia desde la Edad de Piedra hasta la actualidad a través de objetos que formaban parte de las cultura de cada época. Soy consciente de que este tipo de museos siempre son muy útiles a la hora de conocer mejor la historia y la cultura del país, así que no dudo que si vuelvo a Helsinki en algún momento entraré a visitarlo.
Otro museo por el que pasamos pero al que tampoco entramos por el mismo motivo por lo que no entramos al primero fue el Museo de Historia Natural de Helsinki. Principalmente paramos a verlo porque en su balcón se veían dos estatuas de jirafas, y nos sorpredió la decoración (sin saber ni siquiera que era un museo), así que acabamos informándonos sobre lo que era. Y tal y como dice el título, es un museo en el que puedes aprender sobre la flora y la fauna finlandeses.
Sin duda alguna, algunos de los lugares más reconocidos de la ciudad finlandesa son las iglesias y catedrales. Es posible que si apenas conoces la ciudad, la primera imagen que se te venga a la cabeza sea la de alguna de las catedrales sobre las que os voy a hablar, y no es para menos, porque te dejan con la boca abierta.
Catedral Ortodoxa Uspenski
Esta catedral es la catedral más grande de toda Europa, y cuando la ves es imposible no pensar inmediatamente en Rusia. Y es que es una de las iglesias ortodoxas más representativas e importantes que hay, ya que fue construida durante la época en la que toda Finlandia estaba sometida a Rusia.
Su situación es distinta a la del resto de iglesias y catedrales de la ciudad, puesto que se encuentra en el Barrio de Katajanokka, muy cerca del puerto y de la plaza del mercado central de la ciudad. Para llegar hasta ella solo hay que cruzar el llamado "Puente del Amor", lleno de candados de colores con inscripciones y subir el tramo de escaleras que separa el nivel de la catedral del resto de la zona.
La Catedral de Uspenski está dedicada a la Virgen María. De ella destaca el hecho de que sea tan diferente a otras catedrales ortodoxas, construída a base de ladrillos de color rojizo y tejados verdes muy representativos. Es imposible confundirla con otra.
Tuvimos la mala suerte de que el día que fuimos había muchísimas bodas, por lo que todas las iglesias y catedrales que visitamos estaban cerradas. Las otras dos de las que voy a hablar sí conseguí verlas y pude disfrutar de su interior, pero por desgracia, la Catedral de Uspenski permaneció cerrada durante todo el día.
La Iglesia Luterana de Temppeliaukio
Todo el mundo habla de lo sorprendente que es esta iglesia. En cualquier página en la que busquéis información sobre sitios que visitar durante vuestra excursión a Helsinki os recomendarán que vayáis a verla. Y es que la Iglesia de Temppeliaukio, una de las más nuevas construídas en la ciudad, es siempre un acierto turístico.
¿Por qué es tan famosa? Pues porque los hermanos y arquitectos Timo y Tuomo Suomalainen decidieron diseñar una iglesia que se encuentra incrustada dentro de roca y piedra. Y es que en el 1968 decidieron excavar una roca y hacer un agujero para introducir esta curiosa iglesia de dos plantas en el hueco.
La verdad es que es una pequeña obra de arte. Y es que su techo en forma de espiral y sus huecos hacen no solo que la luz natural ilumine durante el día cada centímetro de la iglesia sino que la acústica del lugar sea increíble.
¿Lo peor? Que está todo muy turístico. Si llegas un fin de semana probablemente tengas que esperar cola para entrar. Jamás había tenido que hacer cola para visitar el interior de una iglesia. Además no es gratis, cuesta 2,90€. Eso de pagar y que me den un ticket para entrar en una iglesia como si fuese una entrada de cine no me hace mucha gracia, pero eso ya algo más personal.
Catedral de Helsinki o Tuomiorkikko
Posiblemente sea el lugar más representativo de Helsinki, ese que aperece en programas, guías o reportajes de viajes. Y es que esta catedral luterana es uno de los edificios más queridos de toda la ciudad.
Su color blanco puro, como si cada día vertiesen sobre ella un bote de pintura totalmente blanca, y sus cúpulas de color verdoso se pueden observar casi desde la otra punta de la ciudad. Es imposible que te pierdas por el camino. Y es que el arquitecto Carl Engel quiso, con su construcción, completar el conjunto de obras arquitectónicas del lugar donde se encuentra: La Plaza del Senado. Al mismo tiempo, dedicó el edificio a Nicolás I, el zar de Rusia.
Su interior es muy austero. Sus paredes también son totalmente blancas, y como decoración apenas hay algunas estatuas talladas en los muros, algunas lámparas doradas colgando del techo y un órgano muy bonito. Eso sí, cuando estás dentro sigues pensando tanto en su exterior que no puedes dejar de admirarla.
La Plaza del Senado es, si no la que más, una de las plazas más grandes de todo Helsinki. Aquí sí que puedes hacer una vista de 360º, mirar a todas partes y disfrutar bien de las maravillas arquitectónicas que ofrece.
Está llena de edificios históricos, como el Palacio del Consejo del Estado o el edificio que se considera el más antiguo de piedra, y otros edificios que aportan mucho color al conjunto. También se puede ver la fuente que corona la estatua del zar del Imperio Ruso Alejandro II.
Y por último merece la pena pasear también por la zona del Mercado central. Allí hay muchísimos puestos tanto de souvenirs y productos típicos de la zona, como puestos de comida donde os recomiendo comer algo. Para ser Helsinki, los precios no son excesivamente caros, así que siempre podéis mirar a ver si os gusta algo de lo que hay.
Aquí nos pasó algo bastante gracioso. íbamos mirando la enorme noria que hay montada al lado de las piscinas que se encuentran en el puerto, y pasaron dos chicos tomando un helado que tenía una pinta increíble, así que nos quedamos mirando esos helados. Pues bien, en un segundo, una gaviota (hay muchas por la zona del puerto) atacó del tal forma que se llevó el cucurucho con la bola de helado intacta. El chico se quedó parado con la mano en alto como si aun sujetase el helado sin entender lo que había pasado.
Con esto quiero deciros que tengáis cuidado con las gaviotas por allí, que no tienen ningún miedo a los humanos, que sobrevuelan tu cabeza y te hacen agacharte si no quieres que te den y que si tienes algo de comida en la mano probablemente te desaparezca.
Y esta fue mi visita por Helsinki. Después de eso ya solo nos quedaba disfrutar de un buen atardecer en la terreza del ferry de vuelta. Corta, pero intensa, como todas las que suelo hacer. La verdad es que el ir con las expectativas tan bajas hizo que me sorprendiese y me gustase mucho la ciudad.
Si tengo oportunidad, volveré algún día para disfrutar más y mejor y ver algunas de las cosas que no tuve oportunidad de ver durante esta visita. Pero desde mi punto de vista es un sitio 100% recomendable aunque sea para una pequeña excursión.
Galería de fotos
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Comentarios (1 comentarios)
Carles Martínez hace 7 años
Muy buenas las fotos!