Viendo la Alhambra desde tres ángulos distintos

Gracias al viaje que organizó la ESN, tuve la oportunidad de ir a Granada. El sábado, a las 10. 45 a. m., empezamos a hacer el recorrido que nos llevaría hasta la Alhambra, donde teníamos una visita a los Palacios programada a las 12 p. m. Estoy segura de que hay un montón de entradas que describen la Alhambra hasta el más mínimo detalle, así que no entraré mucho en materia con lo que os espera dentro del castillo. Eso sí, pude ver la muralla desde tres perspectivas diferentes durante los dos días que estuve en Granada: desde el propio castillo, desde el mirador de San Nicolás y desde la Ermita de San Miguel Alto.

La Alhambra

Podría haber pasado todo el día en la muralla perfectamente. Sala tras sala, me topaba con decoraciones preciosas, pilares, jardines, fuentes, vistas panorámicas del Albaicín, mucha cultura y torres. Recomiendo ir antes del mediodía, porque me di cuenta de que hay más gente (y más colas) a medida que me acercaba a los puntos más populares de la Alhambra. Además, la luz del sol realzaba los diseños de la mezquita, sus colores y sus jardines.

Mirador de San Nicolás

Desde ciertos puntos de la Alhambra, se alcanza a ver este mirador en el que no cabe ni un alfiler. Por la tarde, nuestro grupo hizo un recorrido a pie por la ciudad y, sobre las 5. 45 p. m. llegamos al Mirador de San Nicolás. En seguida me di cuenta de que era el punto desde donde se hacne las fotos para la mayoría de postales, porque tiene unas vistas espectaculares de la Alhambra.

La gente se sentaba por los bordes, sin dejar nada de espacio. Tienes que meterte en el barullo de gente y sortear a todos los vendedores de joyas artesanales y, una vez has conseguido escabullirte hasta el límite del mirador, tienes una vista panorámica no solo de la Alhambra, sino también de las montañas manchadas por la nieve a la izquierda, y los icónicos edificios blancos del Albaicín a la derecha. Hay una heladería y un cafetería que le pondrán la guinda al pastel mientras admiras el atardecer.

Me quedé sin palabras mientras veía cómo las cumbres nevadas pasaban de blanco a rosa, y a blanco otra vez. Es el sitio ideal para los amantes de los amaneceres y los atardeceres.

Ermita de San Miguel Alto

A la mañana siguiente nos dieron unas tres horas de tiempo libre, así que un grupo pequeño hicimos un recorrido de 30 minutos hasta llegar a un sitio que, según nos dijeron, era incluso más alto que el mirador de San Nicolás y tenía unas vistas aún más espectaculares. Subimos por escaleras estrechas y callejuelas hasta llegar a una montaña llena de hierba, donde tuvimos que subir otros 200 escalones. ¡Cuidado con la caca de caballo!

Una vez llegamos a la cima, pudimos ver toda la ciudad, incluidos los edificios blancos. La Alhambra quedaba a la izquierda y las montañas estaban tapadas por las nubes, pero aún así las vistas eran espectaculares. El horizonte se veía un poco nublado, no sé si era por la contaminación. De todas formas, en general, pudimos ver la Alhambra desde otra perspectiva. ¡no os la podéis perder!

P. D: Si decidís hacer este camino, poneos zapatos cómodos de deporte, llevad agua y algo de comer. Nosotros solo nos quedamos unos 30 minutos, pero me habría encantado traerme un bocata o algo de comer para disfrutar de verdad de las vistas. Hay papeleras en la cima, ¡no tiréis basura!

Este ha sido mi primera entrada, así que perdonadme si he cometido algún error. De todas formas, espero que esto os haya enseñado algo más sobre la Alhambra y los miradores tan bonitos a los que pude ir. Me impresionaron tanto que me dieron ganas de escribir mi primera entrada sobre ellos. Disfrutad del camino que vais a hacer, haced muchas fotos pero ¡no os olvidéis de mirar al frente!