Mi primera residencia Erasmus - Granada, España
Dónde alojarse
Irse de Erasmus significa para muchos irse de la casa de tus padres durante mucho tiempo por primera vez. Puede ser que ya no vivas con tus padres porque tuvieras que mudarte para ir a la universidad o a una residencia. Si no has vivido ninguna de estas, puede que te hayas ido varias semanas de verano lejos, aunque creo que es diferente al Erasmus (depende de donde te vayas), ya que no te dan el alojamiento y tienes que apañártelas tú solo. Sigue leyendo, así entenderás mejor cómo funcionan las residencias cuando te vas de Erasmus.
En mi caso, estuve dos semanas en Escocia antes de irme de mi país de Erasmus por primera vez. Sabía que había estado poco tiempo, dos o tres meses. Fui a Escocia a realizar un trabajo temporal donde me daban el alojamiento (era una casa móvil, dormía en el sofá y no podía cerrar la ventana porque estaba rota; y sí, por las noches en Escocia o los días de lluvia hace mucho frío).
Residencias universitarias
La primera vez que busqué alojamiento fue en el verano de 2016. Iba a hacer una movilidad estudiantil a Granada. Granada es una ciudad mágica y antigua en el sur de España, en Andalucía. Iba a estudiar en la Universidad de Granada, que ofrecía alojamiento, sobre todo residencias. Miré el precio y cuánto tendría que pagar al mes. Para que me entendáis, en República Checa las residencias son la opción más barata para vivir. Sin embargo, cuando miré en la web y vi los precios, tuve que comprobarlo varias veces. ¡No podía creerlo! El precio era igual que la beca que recibía (mejor dicho, ayuda económica) y que nos dan a todos los estudiantes Erasmus para equilibrar la diferencia de los costes de vida de los distintos países. La habitación costaba alrededor de 400 €. Tengo que reconocer que la comida iba incluida en el precio (desayunos y cenas, si no me equivoco).
Foto: Granada - mi primer destino Erasmus
Dónde buscar
Sabía que no podía permitírmelo. Prefería gastar esa cantidad de dinero en otra cosa antes que gastarlo solo en el alojamiento. Por suerte, hice un proyecto Erasmus en Estonia ese verano, donde conocí a muchos españoles. Algunos eran de Granada. Me recomendaron algunas webs y páginas de Facebook.
En mi opinión, los grupos de Facebook son muy útiles si buscas alojamiento en Europa. Solo tienes que escribir en la barra de búsqueda: alojamiento, apartamento, pisos en (y el lugar al que vas) o compartir piso, compañeros en (y la ciudad de nuevo). Os recomiendo escribir en inglés o en el idioma que se hable en el país.
Aunque en el grupo "Pisos en Granada" la mayoría de cosas estaban en español (que en ese momento no sabía), la gente respondía muy rápido cuando escribía en inglés. Los pisos en España son, sin duda, una opción mucho más barata comparado con las residencias (o al menos en Andalucía). Puedes encontrar pisos en alquiler por menos de 150 € (aunque normalmente no incluye electricidad, agua, internet, que pagas después), aunque también puedes encontrar otros por 300 € o más. Simplemente depende de dónde quieras vivir, del aspecto de tu casa y dónde esté en la ciudad.
Foto: Las chicas que me ayudaron a encontrar piso.
Mi piso Erasmus
Encontré un piso por 140 € que estaba muy bien. Estaba entre este y otro que también estaba bien, aunque ese costaba 180 €. No obstante, los compañeros del segundo piso parecían muy amigables e internacionales. Eso le dio al piso puntos extra. Hice una entrevista por Skype y decidí elegirlo como mi hogar durante el siguiente medio año.
La casa tenía garaje, sótano con patio, cocina con salón y un piso de arriba, donde estaban las habitaciones. Teníamos tres baños, así que era muy cómodo.
La cocina estaba bien equipada, teníamos hasta microondas (ahora lo estoy apreciando después de vivir un año entero sin uno). El salón tenía televisión (que me ayudó mucho a aprender español), y teníamos hasta piscina en la urbanización. ¡Era un lujo! Lo que sería un lujo es poder ir allí más de una vez. Cerraron la entrada a la piscina en octubre y la volvieron a abrir después del invierno, cuando yo ya me había ido.
Imaginad, frente a casa había un gimnasio exterior. No solía haber nadie, y si había eran muy pocas personas ya que estaba en un parque y la gente podía hacer ejercicio gratis.
Hasta ahora parece la casa de los sueños de cualquiera. Tengo que añadir que era muy limpia y moderna, aunque no he hablado de mi habitación. Era muy acogedora a pesar de su tamaño. No podía hacer mucho allí. Una vez vino una amiga, y dos en la habitación éramos suficientes. El apartamento formaba parte de un conjunto de casas, y las únicas vistas que había desde mi habitación eran tres paredes. El sol no podía entrar.
Foto: había hasta piscina en la urbanización.
"Hogar dulce hogar" u "Hogar helado hogar".
Una vez vi una publicación en Facebook de una chica de mi pueblo. "¿Qué tiempo hace en vuestras ciudades?" Era diciembre, y los checos respondían cosas tipo -17 ºC. En Granada había 17 ºC, el sol brillaba y no parecía que fueran días fríos de invierno.
Pero, ¡esperad! Cuanto volvía a casa, solo me apetecía meterme debajo de mis dos sábanas (que eran muy finas). No había calefacción en la casa, así que dentro hacía muchísimo frío. Era totalmente lo contrario a lo que pasa en República Checa. Allí, los inviernos son muy fríos. La gente en la calle se congela, pero las casas están muy calentitas. En Granada, en cambio, en las casas hacía tanto frío que prefería salir a la calle a "descongelarme". O sea, esto no pasaba solo en nuestra casa. Pasaba en todas. Si eliges ir de Erasmus a España o Portugal, lleva ropa abrigada.
Foto: Aunque los inviernos sean cálidos, en las casas hace frío.
Durmiendo en el salón
Compartía el piso con otras tres personas. Una de ellas era una profesora monísima de Londres que había enseñado inglés por media Europa. Después había un español y un polaco. Eran muy simpáticos y animados. Todos mis compañeros eran geniales. A la chica inglesa le encantaba cocinar y el licor checo Becherovka (ella vivió en República Checa), al chico polaco le encantaba aprender español, y el chico español siempre estaba sonriendo y nos enseñaba su idioma a mí y a mi amigo.
Aun así, una vez tuvimos un malentendido. Mi Erasmus estaba a punto de acabar, y Juan y su novia buscaron a otra persona con la que vivir después de que yo me fuera. Había una chica francesa que vino en Navidad a ver el piso y mis compañeros no estaban en España. Le conté lo geniales que eran y le dije que se llevarían muy bien.
El tiempo pasó, y pregunté a Juan: "¿Qué ha pasado con la chica francesa? ¿Al final se muda?"
"Sí".
"¡Genial! ¿Cuándo viene?" Pregunté.
"A principios de febrero, " me dijo.
Me quedé en shock Ella en teoría se mudaba al piso cuando yo seguía aquí. Para finalizar la historia, tras hablar con mis compañeros decidí no complicar la situación. Solo me quedaban un par de días allí (quizás tres), así que me mudé al salón. El sofá era muy pequeño, así que las últimas noches de mi primer Erasmus no fueron muy cómodas.
Aun así, no cambió mi forma de pensar de mi primera casa Erasmus.
¿Qué me decís vosotros? ¿Tenéis ganas de vivir aventuras en vuestra nueva casa?
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