España, día cinco

Si estás en Granada, no puedes perderte la Alhambra. Es una espectacular fortaleza situada en la cima de una colina. Dispone de varios palacios y jardines desde los que admirar las mejores vistas de la ciudad.

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Para visitar el palacio necesitas entrada. Esto es un poco complicado. Puedes comprar la entrada online, pero no puedes imprimirla, sino que tienes que recogerla. Sacamos nuestros tickets de una máquina llamada ticketmaster en el edificio del Corral del Carbón del centro de la ciudad. Para usar esta máquina y pagar se necesita tarjeta de crédito. Creo que las entradas se pueden recoger también en la entrada, pero no se dónde exactamente. El lugar es enorme. Es muy útil disponer de un mapa de la Alhambra para no perderte y ver todo.

Solo puedes entrar a la Alhambra a la hora indicada en tu ticket. No puedes llegar tarde. Y dado que encontrar la entrada principal puede ser un poco difícil, te recomiendo llegar pronto. Espera pasar allí al menos tres horas.

La Alhambra se puede dividir en cuatro partes. La entrada general te permite acceder a todas. La primera consiste en tres palacios construidos en períodos distintos. Son conocidos como los Palacios Nazaríes. Son, con diferencia, los más visitados.

Asegúrate visitar la Alcazaba, el área militar del recinto, donde distintas torres te ofrecen unas vistas increíbles de Granada. Fue mi parte favorita.

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A continuación, visita el Partal, donde se encuentra el pórtico del palacio, la Rauda, el palacio de Yusuf III y los jardines.

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Finalmente, el Generalife, que son un conjunto de jardines y un palacio.

Tras visitar la Alhambra, fuimos de compras. Me encantó la calle Alcaiceria llena de tiendas de abalorios árabes. Puedes encontrar cajas decorativas de todo tipo, cerámicas, espejos, lámparas con vidrieras, mochilas de piel y ropa étnica. Compré una tonelada de cosas sin sentido, pero me hizo muy feliz.

Mi amiga Bella tenía que comprarse unos zapatos nuevos, tenía los pies hinchados de tanto andar. Problema: era domingo y estaba todo cerrado. Por lo menos las zapaterías. La única tienda que estaba abierta era Ale-Hop. ¡Fue un descubrimiento para todos! Marta y yo estábamos locas por encontrar otra tienda de chorradas y comprar un montón de cosas. Bella, por su parte, estaba aliviada por haber encontrado unos zapatos, cualquier tipo valía. Se compró unos muy cómodos, pero no tan bonitos. Como tenía los pies tan hinchados, se compró unos zapatos tres tallas más grandes.

Teníamos una app que calculaba cuánto habíamos andado al día. Diariamente hacíamos 20 km o más. Estábamos de acuerdo en que era demasiado, y que de ahora en adelante haríamos menos. No obstante, no pudimos cumplir esa promesa. España es demasiado bonita.

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