El viaje, ¡suma y sigue! Después de disfrutar de la Playa del Silencio (Castañeras), salimos hacia Cudillero, un pequeño pueblo marinero, a tan solo unos 15 minutos de Castañeras. Seguramente algunos ya lo conozcáis, pues es un pueblecito muy emblemático y curioso sobre todo por su aspecto.
Cudillero
Es un pueblecito situado en la montaña, cuyas casas llaman la atención por su colorido y su situación salteada por la montaña. Desde la plaza central del pueblo, da un aspecto acogedor donde se sitúan los principales restaurantes de la zona, ya preparados para atender al turista.
Cudillero, como nombré en la entrada anterior, da nombre al concejo, el cual está compuesto por 4 núcleos principales (Villademar, La Atalaya, Aroncés y Cudillero, la capital, también llamada por los asturianos Cuideiru). Sus habitantes son los cudillerenses, aunque en la villa se conocen más popularmente con el nombre de pixuelos. Su origen está en un gracioso juego de palabras basado en la principal actividad de la zona (la pesca), sumando las palabras pez + actividad (pix + uetus). El pueblo tiene un claro sustento económico gracias al turismo, aunque la principal actividad es la agricultura y la ganadería y principalmente la pesca.
El pueblo tiene dos accesos. Desde la autovía destino Oviedo, uno puede desviarse en dos salidas.
1. En la primera, habrá que bajar considerablemente, recorriendo numerosas curvas (por lo que la velocidad debe ser moderada). Parece que uno no está llegando a ningún lado cuando aparece ante la vista del conductor una gran explanada para aparcar justo frente al puerto de la villa.
2. Otra de las opciones es salir en la segunda salida, de manera que uno llegará al punto más alto de la villa, teniendo que descender entre casillas y recorriendo las calles de la montaña para desembocar finalmente en la plaza central de la que hablaba al principio. Mucho ojo con este camino, pues las carreteras se dibujan en pendiente y en muchas ocasiones son estrechas, y con dificultad caben dos coches, de hecho en muchos tramos estos caminos carecen de aceras. Sea cual sea el acceso, la mejor forma para dejar el coche es avanzar hasta la explanada junto al puerto, y volver paseando y conociendo el pueblo a pie como uno más.
Justo en la entrada del pueblo, en la zona del puerto, tienen un jardincillo muy bien cuidado, que da entrada a un tunel.
Curiosas de nosotras quisimos saber si ese túnel llevaba a algún sitio, o era una mera canalización de agua sin salida. Desde el inicio se podía ver la claridad del final del tunel y sin embargo, recorrerlo era eterno... parecía que el fin nunca llegaba. Tenía como dos pequeñas aceras y por el medio discurría un pequeño regato de agua. Para nuestra sorpresa, al otro lado del túnel nos encontramos en el centro del pueblo... desde la parte más baja habíamos llegado al meollo de casitas y callejuelas de Cudillero.
Y con estas paradillas se nos pasó la mañana. Para comer decidimos ir hasta Oviedo a unos 40 minutos, y darnos un paseíllo por la ciudad. Está genial hacer pequeñas paradas, pero ya que queda de camino, casi nos sentiríamos mal si no parásemos en alguna de las grandes ciudades de Asturias, y como nosotras ya conocíamos Gijón decidimos desviarnos un poco de la costa y poner los pies en territorio ovetense.