VIAJE A PARÍS – DÍA 8: Excursión a Gante

En la anterior entrada os contaba el séptimo día del viaje, en el que después de haber tenido un error con los billetes no pudimos ir a Gante, nuestro viaje planeado, y tuvimos que visitar la ciudad de Lille.

En esta entrada os contaré lo que hicimos el octavo día de viaje, en el que por fin pudimos visitar la ciudad de Gante.

Día 8

Después de haber tenido el error de los billetes el anterior día, nos tocaba volver a madrugar para ir a la estación. Por suerte, esta vez no tardamos tanto en encontrar los autobuses de Flixbus, por lo que estábamos menos preocupados con llegar a tiempo. Y por supuesto, esta vez los billetes estaban bien, por lo que cuando llegamos al conductor, le enseñamos los billetes y nos dijo que estaban bien, me sentí muy aliviada.

El trayecto Lille-Gante solo tardó una hora, por lo que se nos hizo muy corto. Cuando llegamos a la parada, al lado de la estación de tren Gand-Dampoort, bajamos del bus y empezamos nuestra visita de la ciudad sin un plan fijo; solo habíamos buscado algunos sitios rápidamente en internet. Lo único que teníamos en mente era dirigirnos hacia el centro de la ciudad para ver el mercadillo de Navidad.

Nos pusimos a caminar, y lo primero que vimos fue uno de los numerosos canales que nos encontraríamos por toda la ciudad. Seguimos por la orilla del canal hasta que cruzamos un puente llamado Sint Joriskaai.

Unos minutos más tarde terminamos viendo la iglesia de Sint-Jacobskerk, cuyos restos más antiguos datan del siglo XII.

Y por fin llegamos al centro. Lo primero que vimos fue el Stadhuis, el ayuntamiento de la ciudad. Al fondo, se observaba el Belfort de Gante, el campanario de la ciudad.

Antes de continuar nuestra marcha, pedimos un gauffre en uno de los puestos de comida que había por la plaza, y nos acercamos a la catedral Sint Baafskathedraal.

Seguimos caminando y llegamos a la plaza Korenmarkt, la principal plaza de la ciudad donde estaba situado el mercadillo de Navidad. Además de puestos de comida y artesanía, había una gran noria y un árbol instalados en el centro de la plaza.

Antes que nada, buscamos un sitio para comer, ya que empezábamos a tener hambre. Acabamos comiendo en un Quick, un restaurante de comida rápida que vimos en la plaza. El sitio estaba llenísimo, por lo que tardamos un buen rato para pedir y encontrar una mesa. Por suerte, logramos comunicarnos con los empleados para hacer nuestro pedido y finalmente no tardamos tanto tiempo.

Después de comer volvimos a la plaza, donde estuvimos un buen rato viendo todos los puestos. Estuvimos bastante tiempo en uno en concreto. El chico del puesto nos escuchó hablar en español y después de decirnos que él también hablaba español, estuvimos un buen rato conversando mientras nos mostraba como trabajaba con el vidrio. Al final acabamos comprándole unas rosas de vidrio muy bonitas.

Seguimos por el puente Sint-Michielsbrug para llegar hasta la iglesia Sint-Niklaaskerk, uno de los edificios más antiguos de la ciudad.

Nuestro próximo destino fue el Gravensteen, un castillo único que no pudimos visitar todos por dentro por el precio.

Después de esta corta visita, seguimos caminando por toda la ciudad sin un rumbo fijo, viendo más canales y las casas típicas de la zona. Terminamos por descansar en un bar donde decidimos probar algunas de las cervezas belgas.

Cuando salimos, ya se había hecho de noche, por lo que pudimos admirar la belleza de la ciudad durante la noche mientras paseábamos.

Volvimos a la plaza Korenmarkt, mucho más animada durante la noche. Volvimos a pasear por los puestos, sobre todo los de comida.

Terminamos la noche en un bar situado en la plaza y llamado Vijf Voor Twaalf, donde pudimos tomar algo antes de marchar. El sitio estaba muy bien y estaba muy animado, a pesar de que eran sobre las ocho de la noche y aún no habíamos ni cenado.

Después de un rato en el bar, nos dirigimos a la estación para coger el bus de vuelta a Lille. De nuevo, el trayecto se nos hizo muy corto. Eso sí, al llegar tuvimos que quedar un buen rato porque la policía subió a nuestro autobús. A pesar de que estábamos un poco asustados, todo pasó sin problema.

Antes de volver al hotel, pasamos otra vez por el KFC que hay al lado de la estación para coger la cena y comer de nuevo en el hotel. Era nuestra última noche juntos, pero ya no nos quedaba casi ningún ahorro después de toda una semana en Francia.

Al día siguiente, nos despertamos otra vez pronto ya que mis amigos tenían que volver a España. Después de hacer el check-out y entregar las llaves de las habitaciones, nos dirigimos a la estación de Lille-Europe donde tendrían que coger el tren a París. Después de desayunar allí, mis amigos marcharon y se terminó nuestro maravilloso viaje juntos.

Así se terminó el octavo día y el final de nuestro viaje. A pesar de que tuvimos algunos momentos de estrés, fue un viaje súper relajante que necesitaba hacer ya que echaba bastante de menos a mis amigos y a la gente en general de España, y hasta después de Navidad no podría verlos. Nunca seré capaz de agradecerles que hubieran venido a visitarme y el buen tiempo que pasé con ellos.

¡Hasta la próxima!

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