Bélgica: Gante 1

Gante:

Continuamos con el tercer día de nuestro viaje por Bélgica, con un frio tremendo y 6 o 7 capas de ropa (sin exagerar demasiado), nos disponíamos a salir del hostal en el que nos encontrábamos (del cuál hablaré en la entrada de Bruselas) en dirección a la estación central. De allí, a apenas una media hora de tren, se encontraba nuestro siguiente destino: Gante.

Allí, nos dispusimos a hacer más o menos la misma operación que el día anterior en Brujas. En primer lugar asistir al freetour que ofrecía la empresa Hispanotours sobre las once de la mañana, posteriormente comer y por último visitar algún lugar que nos hubiese llamado la atención o que nos hubiesen recomendado durante la guía.

La verdad es que cuando llegamos allí pensamos que el tour al final no se haría por el frío y la lluvia fina que caía. Sin embargo se ve que allí están acostumbrados a este tipo de clima, sobre todo en invierno (aunque yo echaba ya de menos un poquito de calor del sol). Así, en la Plaza San Babón, junto al Belfort, divisamos otra vez el paraguas blanco que sostenía nuestro guía. Esta vez el chico, que parecía algo tímido, comenzó con el mismo discurso del día anterior, hablándonos a cerca de los tres idiomas que se hablan en este lugar y las principales influencias a lo largo de la historia del país, derivando así al primer elemento arquitectónico reseñable, la Catedral de San Babón (en neerlandés Sint Baafskathedraal), donde se aprecia un marcado estilo gótico precedente al de la escuela flamenca, es decir con una arquitectónica menos recargada, ya que esta escuela (originaria de esta zona) encuentra su máximo apogeo en años posteriores a la finalización de la construcción de la catedral. En su interior, numerosas obras de arte adornaban las paredes y las capillas adyacentes, sin embargo no dejan entrar a nuestro guía en este lugar y nos explica todo desde fuera, aunque nos recomienda también tomar algunos folletos informativos para completar los conocimientos sobre la misma. Así, una de las obras que nos comenta el guía es ‘San Bavón entra en el convento de Gante’ de uno de los pintores más famosos de la escuela flamenca: Rubens.

Pero sin duda, si la catedral de Gante es conocida es por albergar entre sus muros el retablo de la ‘Adoración al Cordero Místico’ de los hermanos van Eyck, también de la escuela gótico-flamenca y famoso, entre otras cosas, por el detallismo extremo de los trazos que llega hasta el punto de poder ver perfectamente las letras escritas en uno de los libros que sostiene uno de los apóstoles.

La obra ha sido tan importante a lo largo de la historia, tanto para Gante (la ciudad para la que fue creado) como para Bélgica en general, que muchos han intentado robarla y otros tantos lo han conseguido, siendo así que, según el guía, habían conseguido robarla hasta 10 veces, convirtiéndose así en la obra de arte más robada de la historia.

Sin embargo no es visitable siempre, pues existen unos horarios estrictos y un precio a parte para poder entrar a admirar de cerca esta obra maestra.

Hubo una cosa, ya fuera de lo ‘cultural’ que nos llamó muchísimo la atención, y es que dentro de la catedral no hay bancos de madera como en la mayoría de las mismas, sino que hay sillas. El guía nos comentaba que estaban allí en un intento de modernizar el interior de la misma, pero que aquello les había salido caro pues cada silla costaba alrededor de… ¡400 €! Y seguramente quien lea esto se imaginará unas sillas increíblemente bonitas, adornadas con detalles en oro y muy cómodas. Pues no, eran sillas normales y corrientes. Vamos, que si me dices que son de Ikea y cuestan 10 euros me lo creo igual, de hecho, yo a día de hoy aún creo aquel día el guía quería echarse unas risas y nos tomó el pelo a lo grande.

En fin, continuamos entonces hasta el Belfort, que se encuentra prácticamente en frente de la ya nombrada catedral. Esta torre coronada con un dragón dorado, se encuentra dentro del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, y es una visita obligada en Gante ya que desde ella, cuando no hay niebla y se encuentra despejado, se puede ver una vista panorámica de la ciudad bastante bonita. Además, también históricamente es un edificio con bastante relevancia para los paisanos del lugar, ya en su interior albergaba campanas que no solo sonaban para dar las horas a los ciudadanos, sino que también eran utilizadas para anunciar una victoria en guerra, por lo que la campana más grande, a la que llamaron Roland, se convirtió en un símbolo heroico que incluyeron incluso en sus canciones populares como si de un héroe de carne y hueso se tratase.

Al lado del campanario se encuentra un edificio que era utilizado como almacén y mercado de los tejidos que se fabricaban en la zona, es la Lonja de los Paños, que posteriormente pasó a ser la cárcel ciudad. Se construyó así una entrada a la misma que hoy en día los ciudadanos llaman Mammelokker, cuyo nombre procede de la figura que corona la puerta, y que procede de una leyenda romana. La leyenda dice que había un hombre cuyo nombre era Cimón, al cual encarcelaron y condenaron a muerte por inanición. En este punto, su hija que se encontraba en periodo de lactancia, iba a visitarlo y lo dejaba mamar de su pecho, alimentándolo así sin que nadie lo supiera. Finalmente, viendo que no moría, la gente comenzó a pensar que era una especie de milagro por el hecho de ser inocente, y así fue como este consiguió su libertad. Por tanto en la escultura, lo que se ve reflejado, es una mujer que amamanta ya a un hombre adulto, Cimón. No me preguntéis el por qué, si por ser un poco escabrosa o porque las leyendas en general me suelen gustar, pero la historia se me quedó grabada y siempre que muestro las fotos la recuerdo.

Seguimos con el tour hacia la siguiente parada, el ayuntamiento, donde no hizo falta una aclaración del guía para darnos cuenta de que está compuesto por dos estilos  arquitectónicos claramente diferentes, uno de estilo gótico y otro renacentista, obviamente de dos épocas diversas. Original, ¿verdad? Esto fue debido a que, una falta de fondos en la época gótica en la que comenzó a construirse, hizo que fuese posteriormente, cuando el estilo renacentista gobernaba en la arquitectura, el momento en el que se acabase la totalidad del edificio.

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