Mi primera experiencia esquiando en Friburgo

Introducción

¡Hola a todos! Espero que estéis bien.

En este artículo os quiero hablar de eso a lo que llaman "nieve", y de mi experiencia esquiando y patinando en Friburgo. Yo no había esquiado en mi vida, esta ha sido la primera vez, así que fue un día bastante importante para mí y quería compartirlo con vosotros.

Ya sabéis lo que le puede gustar a la gente que se ponga a nevar, especialmente a los niños, obviamente. Me encantó cuando empezó a nevar en invierno, y tenía la esperanza de que nevara así o más incluso en Friburgo, porque así podría revivir mi infancia y divertirme. Es más, mi amigo y yo incluso podríamos ir a pasar el rato en la nieve, sería algo diferente. Me encanta cuando nieva y al andar por las calles oyes el ruido que haces al aplastar la nieve amontonada en el suelo mientras todo está en silencio. Ya sabéis, ese silencio absoluto de cuando nieva, sobre todo si es por la tarde o por la noche. Bueno, igual es precisamente que, como no hay mucha gente por la calle a esa hora, prefieren quedarse a verla caer desde las ventanas de sus casas. Es que me encanta ver cómo caen los copos de nieve del cielo mientra estás calentito y miras por la ventana desde un sitio cerrado.

Esquí en Friburgo

En el día del que os hablo estaba nevando bastante, todo estaba blanco y estaba precioso, la verdad. Bueno, estamos alojados con familias de aquí, en Friburgo, y solemos pasar algunos fines de semana con ellos. Mola mucho, porque nos llevan a sitios nuevos, pasamos el rato con ellos y así conocemos la ciudad, por supuesto. Además, mi familia anfitriona es muy simpática, sobre todo la madre, porque le encanta llevarme a sus sitios favoritos (por ejemplo, hemos ido a Suiza y Francia). La verdad es que se está muy bien cuando te toca una buena familia anfitriona. Además, me invitaron a su fiesta de Halloween, hicimos unas calabazas bastante graciosas, aunque la mía... bueno, no se me da muy bien hacer este tipo de cosas, y la verdad es que no parecía una cara... aunque lo intenté.

De todas formas, ese día mi familia anfitriona me invitó a ir a un sitio de Friburgo al que la gente va a esquiar, una colina, vamos. Puedes bajar la cuesta con tus esquís y pasar un buen rato, y va un montón de gente (que, aunque sobre todo vayan niños, los adultos también se lo pasan bien). Hacía bastante frío, como era de esperar, aunque al poco tiempo dejó de hacer frío. Lo pasé genial esquiando con mis "hermanas" y pasando el rato todos juntos, la verdad.

Es que, hoy en día, los niños se limitan a sentarse delante del ordenador para jugar a videojuegos, perder el tiempo en Facebook o cosas del estilo y, o no les apetece nada salir, o con el tiempo se les van las ganas y se quedan sentados frente al ordenador. Eso es bastante malo, y por eso me dio tanta alegría ver a tantos niños fuera de casa, jugando y divirtiéndose juntos por la colina, comunicándose y yendo para todos sitios. Es lo que necesitan hacer, quiero decir, siempre tienes tiempo para ponerte con el ordenador en casa, y no siempre tienes oportunidades como esta para salir y divertirte como lo hacíamos nosotros de niños. Ese día tuve ese recuerdo de mi infancia en mente, también aprendí a ponerme de pie sobre los esquís y me encantó. Nunca antes había esquiado y no sabía cómo sería. Al principio me daba miedo ponerme de pie con esas cosas atadas a mí, porque pensaba que no mantendría el equilibrio y que me caería, pero al final me sorprendió bastante. Pude ponerme de pie sin problema. De todas formas, solo había conseguido ponerme de pie, me faltaba empezar a moverme para ver de lo que era capaz, y eso ya no fue tan fácil.

Eso sí, nos divertimos mucho ese día, mereció mucho la pena ir. Me dio un subidón de adrenalina y, al mismo tiempo me relajé un montón porque, aparte de socializar, te pone de buen humor estar fuera haciendo cosas que no has hecho durante años, y hacer a la misma vez algo nuevo. Mi primera vez con esquís fue genial. Ya había probado a patinar en línea antes, mis padres me compraron un par de patines rosas y todo, pero no llegué a aprender a usarlos. Luego me interesé por el monopatín, pero no se me daba nada bien.

Estar fuera en la nieve es una experiencia un poco extraña. La verdad es que no me gusta mucho salir cuando está nevando. Ese primer paso siempre es el más difícil, pero cuando ya sales y empiezas a pasarlo bien, luego no quieres volver a casa, es lo típico. Así fue mi día: al salir hacía mucho frío en comparación con cómo estábamos en casa, donde podía ir perfectamente en camiseta de manga corta. No me gustó salir al frío, pero una vez que te acostumbras, solo tienes ganas de coger un puñado de nieve, hacer una bola y tirársela a alguien.

Y ya sabéis, después de un rato de diversión en la nieve, lo que mejor sienta es un chocolate caliente, sobre todo, tomártelo en un sitio calentito, así que mi familia anfitriona y yo nos fuimos a casa y preparamos un chocolate buenísimo juntos. Bueno, yo no suelo beber leche, y creo que a casi ningún niño le guste, porque tiene un sabor muy especial que no nos suele gustar, supongo, así que siempre me solía tomar la leche a la fuerza si estaba enfermo o algo por el estilo. A pesar de eso, me encanta el chocolate caliente, y hace un tiempo lo bebía a todas horas. Hay un tipo de chocolate en polvo, que puedes comprar en paquetes, a los que solo tienes que añadirle agua o leche caliente y remover. Yo no usaba leche para mi chocolate, solía echarle agua caliente y me encantaba cómo sabía. De todas formas, tras un tiempo, me acabé aburriendo del sabor y empecé a beber cappucchino de los que venden en polvo, igual que el chocolate, y me pasé a ellos.

Ir a esquiar desde la universidad

Bueno, después de esquiar en Friburgo, me sentía un profesional del esquí, y estaba muy feliz de haber pasado ese buen rato con mi familia anfitriona a la vez que aprendía un poco a esquiar. Cuando volvimos de las vacaciones de Navidad, nos dijeron que nos iban a llevar a esquiar a un sitio cercano de Friburgo, era un viaje organizado por la universidad para disfrutar de un día libre. La verdad es que no me apetecía mucho ir, porque tenía un viaje al día siguiente. Nos íbamos a París al día siguiente y todavía tenía que hacer las maletas, decidir qué ropa me iba a llevar y todo, así que no me apetecía mucho irme a esquiar. Sin embargo, no podía quedarme en la residencia porque todo el mundo se iba, así que al final me fui a esquiar. Lo bueno de esto es que no me quedé en la residencias y me lo pasé bien yendo a esquiar por segunda vez a Friburgo. En general, me dio la sensación de que era un deportista profesional. Al final nos lo pasamos tan bien esquiando (tampoco hacía demasiado frío) que no queríamos volver a la residencia. Una vez sabes esquiar y puedes moverte por donde quieras, te lo pasas muy bien. Además, si no sabes esquiar, igual no tiene mucho sentido ir a un resort en la nieve. Como todo el mundo suele estar fuera esquiando, al final te acabas aburriendo de estar sentado y verlos pasarlo bien. Lo único que puedes hacer es tomarte algo caliente, y es bastante aburrido, la verdad. Había muchas visitas guiadas en Georgia que te llevan a los resorts de esquí, como Gudauri y Bakuriani. Siempre quise ir a alguno, pero no sabía esquiar y me daba algo de miedo (es decir, no sabía qué más se podía hacer allí a parte de esquiar, cosa que yo no sabía hacer), además de que no me apetecía mucho aprender allí.

De todas formas, ahora que me manejo un poco con los esquís, sé que, cuando vuelva a Georgia, iré a esquiar a Gudauri o Bakuriani, porque sé que son sitios en los que todo el mundo se lo pasa genial, y quiero vivir esa experiencia. Aunque todavía no he ido a ninguno de esos resorts, iré a alguno sin falta cuando vuelva. Es muy fácil moverse por mi país porque, como no es muy grande, puedes recorrerlo de un extremo a otro en dos horas. Es bastante fácil ir de Tiflis a Gudauri y hacen bastantes visitas guiadas que te ofrecen un minibús que te lleva de Tiflis a Gudauri o Bakuriani por 15 laris. Salen por la mañana y vuelven por la tarde, más o menos, y es una opción muy práctica porque, como no tienes que hacer noche allí, no necesitas llevarte ropa ni mucho dinero. Puedes ir a esquiar y pasar el día y luego dormir en tu casa tranquilamente, sin gastos extras. Es una opción muy buena, la verdad.

Esto es todo lo que os quería contar sobre mi experiencia esquiando en Friburgo, y lo que mola saber esquiar. Recomiendo que aprendáis a esquiar, porque os divertiréis donde sea que vayáis. Además, si aprendéis, podéis ir a cualquiera de esos resorts sin riesgo de aburriros o de quedaros solos en algún bar sin saber qué hacer. Además, ver Friburgo cubierto de nieve merece mucho la pena. Es un paisaje muy pintoresco, y os impresionará verlo todo cubierto de nieve. Os aseguro que os entrarán ganas de pintarlo todo de lo bonito que es.