Ya de vuelta

Al haber acabado mi stage, ya tocaba de nuevo volver a Saint Nazaire para continar con mi año erasmus. Para que el viaje no se fuera de precio, compré un billete de ida hasta Nantes, haciendo escala en Barcelona y saliendo desde Madrid, con tres o cuatro semanas e antelación. No me costó más de 140 euros y como ya había seguido el mismo planning para llegar a Madrid cuando comencé mi stage, no fue nada del otro mundo. Volé con la compañía vueling, a la que me estoy empezando a acostumbrar y la cual ha superado el concepto que tenía de ella. Esta vez tardé algo más en llegar a Nantes, ya que la escala en Barcelona duró algo más de hora y media. Cuando llegué a Nantes, al contrario que otras veces, cogí el autobús que lleva directamente a la estación de tren en vez de coger un taxi como había hecho otras veces y es que el precio es mucho más barato y con tiempo, es mejor coger el autobús. El taxi hasta el centro puede salir como mínimo por treinta euros, mientras que el autobús sale por menos de ocho euros.

Estando ya en la estación de trenes, el mecanismo fue el mismo, tren hasta Saint Nazaire y bus hasta mi casa, donde ya me he vuelto a instalar.

Pero durante este viaje, me fijé mucho en los precios del aeropuerto, ya que al llegar a Barcelona a eso de las doce del mediodía y no salir hasta la una y media de la tarde, comí en el aeropuerto. Me pareció una pasada que por un bocadillo que no medía ni quince centímetros de bacon y queso, me cobraran casi seis euros, pero es que era prácticamente lo más barato. Pensaba en comprarme una hamburguesa o un menú en alguno de los restaurantes que hay en la terminal de Barcelona, pero al ver que los precios para estos productos no bajaban de 10 euros, me eché atrás. Y no es por ser tacaño, pero comerse un bocadillo y beberse una botella de agua por siete euros, me parece algo desproporcionado. Ya se que estamos en una economía de libre mercado y todo lo que ustedes quieran, pero me parece que en caso de los aeropuertos abusan demasiado de la necesidad de todo aquel que pasa por allí de llevarse algo a la boca. Me hubiera llevado un bocadillo de casa, pero tampoco es posible, ya que te hacen pasar por los controles sin comida y tampoco llevé más equipaje de mano que una pequeña funda con el ordenador.

El caso que ya estoy de vuelta en Saint Nazaire para disfrutar los meses que me quedan fuera de casa y por muy increíble que parezca está brillando el sol, cosa que llevaba sin pasar desde principio de curso, cuando llegué aquí por primera vez allá por los primeros días del mes de Septiembre.

Espero que me vaya todo bien y que apruebe todo lo que me queda por hacer.

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