Recorriendo el Monte Saint-Michel

¡Hola a todos! En esta entrada quiero compartir con vosotros uno de los lugares más especiales que existen en Europa: el Monte Saint-Michel o Monte San Miguel. Tuve la suerte de visitar este fantástico lugar junto a unos amigos hno hace demasiado tiempo y lo cierto es que es un lugar que todo el mundo debería ver, yo me quedé fascinada. 

El Monte Saint-Michel, la joya de Francia

El Monte Saint-Michel, en Normandía, es una isla rocosa  sobre el río Couesnon. El nombre de Saint-Michel se debe al nombre de la abadía que corona su paisaje y que rinde culto a San Miguel. Existe una estatua de este arcángel encima de la abadía.

Este es uno de los puntos más turísticos de Francia, y no es de extrañar, pues tanto el paisaje que conforma la bahía como la arquitectura de la propia abadía son absolutamente impresionantes.

Vista del Monte Saint-Michel desde la pasarela

Un poco de Historia…

La llegada del agua

El Monte Saint-Michel, actualmente bañado de agua, estuvo en su día rodeado por el bosque de Scissy según una leyenda. En cualquier caso, ¿cuándo pasó este lugar a ser una isla? Según algunos manuscritos, parece que todo se debió a una gran marea que tuvo lugar en el año 709.

Las mareas de la bahía son todo un espectáculo digno de admirar desde el Monte Saint-Michel. Actualmente, existe un puente o pasarela para acceder a pie a la abadía.

Visitando el Monte Saint-Michel

¿Cómo llegar al Monte Saint-Michel?

Nosotros, que estábamos realizando viaje en coche por distintos puntos de Francia, tuvimos que dejar el coche en un parking que se encuentra a unos dos o tres kilómetros de la abadía. Si vais en coche no os preocupéis: un autobús lleva a los visitantes hasta muy cerca de la muralla de forma totalmente gratuita. En la pasarela, que tarda en cruzarse unos quince o veinte minutos, podréis tomar las mejores fotos del Monte Saint-Michel, si bien yo os recomiendo que volváis a hacer fotos a la vuelta, cuando ya comience a anochecer, pues la vista del Monte Saint-Michel de noche, con la abadía iluminada, es increíble.

Cuando ya hayáis agotado la memoria de la cámara después de tantas fotos, será hora de acceder al interior del Monte Saint-Michel: ¡es totalmente gratuito!

¿Qué ver en el Monte Saint-Michel?

Es imprescindible admirar la abadía y bordear la muralla que rodea el Monte Saint-Michel. Desde ambos puntos encontraréis miradores desde los que tomar unas fotos preciosas. El interior de la abadía puede visitarse y, aunque para ello sí hay que pagar, merece la pena absolutamente.

Llegando a la abadía...

Recorriendo la abadía...

¿Cuánto se puede tardar en visitar el Monte Saint-Michel?

Yo diría que mínimo dos horas, aunque si se quiere ver todo con calma y pasear por sus calles y disfrutar del paisaje, entonces necesitaréis por lo menos tres o cuatro horas.

El Monte Saint-Michel cuenta también con un pequeño pueblo a sus pies. Todas sus calles pueden recorrerse de arriba abajo, pues es un lugar plenamente turístico: encontraréis muchísimos bares y restaurantes, tiendas en las que comprar souvenirs y algún que otro hotel y museo.

En una de las preciosas calles del Monte Saint-Michel

¡Comprando algunos souvenirs!

¿Cuándo visitar el Monte Saint-Michel?

A pesar de que ir al Monte Saint-Michel es algo que puede hacerse en cualquier momento, existe un calendario en la página web oficial en el que se puede comprobar mes a mes, qué días y a qué hora sube la marea y el agua rodea enteramente el Monte Saint-Michel (¡esto no ocurre todos los días!).

Si ya tenéis fijado el día en el que iréis a visitar el Monte Saint-Michel, es una muy buena idea consultar en la página web oficial la hora a la que llega la marea alta al Monte Saint-Michel y poder disfrutar del espectáculo.

Algunas recomendaciones

Hay una cosa que no puede faltaros en vuestra visita al Monte Saint-Michel: un par de zapatillas cómodas, pues muchas calles están en cuesta y hay que subir bastantes escaleras en el ascenso hasta la abadía o al recorrer la muralla.

También os aconsejo que llevéis un par de botellas de agua y algo de comida, porque en el Monte Saint-Michel ¡todo es carísimo!

¡Espero que os haya gustado este breve recorrido ilustrado por este precioso lugar!

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