Mi tour por Francia haciendo autoestop, parte 7

Sábado 13 de agosto de 2016- Día 12

Me levanté a las 7:00 para poder estar a las 8:30 en Sabines, donde habíamos quedado en recoger a la gente. Charline 1 llegó empanadísima, bueno, perdón, estaba atontada porque acababa de salir de un concierto de rap. Parecía una persona bastante fría pero no era eso, tan solo estaba muerta. Después llegó el misterioso Camargo, que resultó ser Daniela. Es una chica colombiana que lleva 6 meses en Francia estudiando francés y habla muy bien aunque es un poco tímida. La Charline tonta llegó 10 minutos tarde pero al final era menos tonta de lo que parecía. Estaba en forma y acababa de llegar tras haber estado 6 meses en Buenos Aires. Comenzamos el viaje y las conversaciones fueron bastante interesantes, acabamos hablando de muchos temas. Sobre todo gracias a Charline, que no paraba de hablar. A todo el mundo le gustó la música que puse, le puse Sistema Solar a Daniela, la chica colombiana, le puse un poco de Kacem Wapalek a Charline la del rap y luego Babel Orkesta a Charline la de Buenos Aires. Al final, después de haber dejado a todo el mundo llegamos a Lyon.

Y nosotros llegamos a casa de nuestro amigo Diego. Nos recibió con los brazos abiertos, había ido a hacer la compra antes de que llegáramos y de lo que más compró fue cerveza para poder usar el grifo de cerveza. Es un gran aficionado a la espuma. Nos tiramos toda la tarde jugando unas partidas al FIFA y demás. Me iba a echar una siesta con Théo pero no nos entraba el sueño. Tan solo dormí unos 10 minutos si llega. Después seguimos jugando al FIFA un poco más y nos hicimos unas pizzas, todo esto con una cerveza en mano siempre obviamente. Fue una buena tarde con los colegas como en los viejos tiempos, haciendo el pavo. Acabamos compitiendo en modo Liga de Champions para competir por el podio con música puesta y la camiseta del Dormunt puesta y todo. Al final quedamos así: 1- Diego, 2- Greg, 3- Théo.

Mi tour por Francia haciendo autoestop, parte 7

En el trayecto de Lyon a Dijon se vino con nosotros otro chico, Gustave. No se por qué pero tan solo podíamos imaginarnos hablando con él eructando. ¡SUBE GUSTAVE! Lo recogimos a las 00:30 en Part-Dieu y salimos en dirección Dijon. Aquí hicimos el primer relevo. Cuando llegamos a la ciudad Diego nos dijo que ya había estado antes: "Ah sí, ¡aquí vine una vez a visitar una fábrica de cervezas! ", nos echamos todos a reír. Típico de Diego. Y aquí fue cuando nos despedimos de Gustave: "¡ADIOOS! "

Seguimos de camino a Metz, queríamos llegar lo más lejos posible. Le tocó a Diego conducir y a mi me tocó ir de copiloto para mantenerle despierto. Nos pusimos a hablar de todo un poco y a jugar a juegos típicos de cuando vas en el coche, en plan "veo veo" o "adivina en qué estoy pensando". Madre mía, ¡Diego pensó en Myruam El-Khomri y además le parecía que era guapa! El que era más difícil de adivinar era Pascal Praud. Al final Théo acabó durmiéndose en la parte de atrás. Estuvimos conduciendo hasta las 5:30 de la mañana. Los últimos 20 kilómetros acabaron siendo una lucha sin piedad contra el sueño, que se intentaba apoderar de mi, para no dejar solo a Diego antes de llegar a nuestra parada un poco después de Metz. Pasamos hasta por delante del estadio de Saint-Symphorien unas horas después del partido, en el que han ganado los granates del FC Metz contra Lille (3-2 acabaron después de haber quedado 0-2 en el primer partido), de la primera vuelta de la Liga 1 2016/2017. En cuanto nos paramos me dormí. Éramos tres zombies dentro del coche. Este primer día de viaje para ver al Borussia fue realmente duro.

Domingo 14 de agosto de 2016- Día 13

Nos despertamos a las 8:30 y salimos a las 9:00. Fue muy duro. Me levanté con un dolor de culo que no era ni medio normal. Ni mi boca ni mi voz estaban precisamente en las mejores condiciones... Así que salí del coche para ir a los baños que habían fuera, todo estaba repleto de coches neerlandeses. Me quedé como nuevo. Y si a eso le sumas un café, unas magdalenas y gasolina para el coche ya todo va de lujo.

Esta vez le tocaba a Théo conducir, ya que era el que mejor estaba gracias a la siesta que se pegó por la noche en el coche. Teníamos la sensación de que no era un nuevo día, sino que aún estábamos en el día de ayer y acabábamos de echarnos una siesta. Pero bueno, seguimos conduciendo y enseguida llegamos a territorio alemán. Le pedimos a Diego que nos enseñara a decir algunas cosas en alemán porque sabe hablar un poco de alemán. "Ein bier aunt ein wurst aun mayonesa. " Me hubiera gustado aprender a decir con mayonesa, pero en lugar de eso sé decir "sin mayonesa".

La carretera nos llevaba también por Luxemburgo así que por un momento entramos en la ciudad. Era domingo y estaba desierta. Tenía un aire de ciudad rica y moderna. Mi padre pasó parte de su infancia aquí y me puse a pensar en que seguramente había pasado por allí, quizás por allá también, o por el estadio Josy-Marcel o quién sabe. Hicimos una parada para que Théo le pudiera comprar a su padre unos paquetes de tabaco. Después de eso continuamos con el viaje.

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A las dos horas me tocó coger el relevo. He de decir que las autovías sin límite de velocidad de las que tanto se oye hablar son un timo. El engaño está en que sí que hay carreteras de velocidad ilimitada, pero duran como mucho cinco minutos antes de que vuelva a ser de 120, luego de 100, después de 70 y de nuevo 100, 120, 80, ilimitada y vuelta a empezar. Estar conduciendo y que te cambien el límite de velocidad tan pronto es muy cansino, tanto como tener que cambiar de carretera cada 10 minutos. Es complicado. La carretera cada vez se nos hacía más y más larga y ya estábamos hartos los tres, además yo no podía conducir más (llevaba ya 3 horas conduciendo y súmale a eso las dos de Théo de ayer noche), pero ya faltaba poco. Köln, Bochum... DORTMUND. ¡Por fin! Encontramos un sitio para aparcar y nos pusimos las camisetas para después coger el metro en dirección al centro. Son las 13:00-14:00. Antes de ir a comer conocimos en un bar de fans a dos francófonos seguidores del club. Uno era Julien, un tipo de 45 tacos que va a todos los partidos y se desplaza a donde sea y, la otra, era una suiza de nuestra de la que recuerdo el nombre, ¡pero era muy simpática! Toda la ciudad giraba ahora entorno al B vs B y todo el mundo estaba con el pre-pre-partido (sí, porque el pre-partido era un poco más tarde) con cervezas por las calles y por todo el centro. Todas las terrazas estaban ya ocupadas. ¡Era impresionante el entusiasmo de la gente!

Fuimos a comernos un kebab que no estaba nada mal, pero estaba ardiendo. Diego y Théo se pidieron unas salchichas. Estaba muertísimo y lo notaba una barbaridad. Queríamos volver al coche a echarnos una siesta antes de que empezara el partido, o incluso antes del pre-partido. He de confesar que me esperaba que la ciudad fuera en plan industrial y fea, pero la verdad es que me sorprendió para bien, el centro está lejos de ser feo. Hice pipí al lado de un conejo y después nos metimos al Scénic. #Kamoulox. ¡Caí redondo y me eché una siesta buenísima, la mar de reconfortante y ante todo indispensable!

Una hora más tarde nos despertamos y cogimos el metro en dirección al estadio. Desde que llegamos por la tarde se podía sentir cómo todo ese entusiasmo iba cada vez a más y más conforme se iba acercando la hora del partido, hoy se jugaba un clásico alemán. Dortmund VS Bayern Munich representa la final de la edición de 2013 de la Liga Champions y juegan los dos mejores equipos de Europa y del mundo. Tenía la esperanza de poder alzar la copa pese a que favorecieran al Bayern demasiado en esta Supercopa. Casi todo el mundo llevaba ya la camiseta.

Llegamos a las afueras del estadio sobre las 17:30, tres horas antes de que empezara el partido con nuestros billetes de Südtribüne (tribuna sur) en el bolsillo (el famoso muro amarillo). Pero nos esperamos y entramos al estadio cuarenta minutos antes del comienzo del partido. Durante todo ese tiempo nos juntamos con la comunidad francófona y nos tomamos unas pintas y unas würst y nos cogimos una cogorza bien gorda (y estábamos llenísimos), aunque Julien fue el que se la cogió más gorda. No conseguía apenas articular palabra y tenía la boca llena de baba, pero ni con esas paraba de pedir cervezas. La convivencia y el folclore que se respiraba en aquel pre-partido me conquistaron por completo y creo que a Théo también, ¡fue el mejor calentamiento previo para el partido que hemos vivido jamás! Este ambiente era genial. Los seguidores del Dortmund son increíbles e incluso las camisetas del borrusia son bienvenidas de buena gana, excepto los alborotadores.

Bueno eso no es todo, pero ya se acercaba la hora de que empezara el partido. Al fin: entramos y nos colocamos en aquel muro enorme y amarillo que estaba ya casi lleno a diez minutos de que empezara el partido. Las 80 000 plazas del Westfalenstadion iban a completarse como de costumbre. Los minutos pasaban y por presión sentíamos que en la presentación de los equipos teníamos que darlo todo. Me dieron muchas ganas de ir al aseo por toda la cerveza que me había bebido, pero me esperaría hasta el descanso para no perderme el comienzo del partido. Los amarillos jugaron muy bien en la primera parte y bastante igualados con el equipo visitante, hubo alguna que otra situación interesante pero no sabría tampoco contarlo en detalle. Llegaron al descanso 0-0, era un 50-50% (#JeanPierreFoucault), pero en el segundo tiempo podría pasar cualquier cosa. Pero a la vuelta, el B vs B bajó un poco la intensidad de juego. Y aunque el Bayern no demostrara tampoco jugar con una gran superioridad, de vez en cuando dio lugar a ocasiones de gol bastante peligrosas, pero era inevitable que Vidal fallara los tiros a puerta que le lanzaba a Bürki. Pero lo compensó cuando llevaban una hora de juego abriendo el marcador antes de que Thomas Müller subiera aún más el marcador 20 minutos después crucificando así al Borussia, que estaba ya impasible. Entró en el campo Schürrle pero no cambió nada. El marcador final se quedó 0-2 y el Bayern consiguió quitarle la Supercopa al Dortmund. Perdieron, sí, pero al menos pudimos disfrutar de un partido con un nivel de técnico que no estamos acostumbrados a ver. Nos fuimos del estadio decepcionados pero con unos recuerdos preciosos, ¡a pesar de todo había sido una experiencia impresionante! La salida del estadio estaba a reventar de gente, costaba mucho salir entre toda esa multitud. "Echdoubigoum", creo que así era como se decía "perdón, lo siento" pero no conseguía recordarlo durante más 10 segundos seguidos. Cada vez que se me olvidaba tenía que preguntarle de nuevo a Diego porque iba cruzando por el medio de todo el gentío diciendo: "Echdoubigoum, echkoubidoum, eloushkiboum... ". Aunque unos días más tarde una alemana me dijo que también podía decir "sorry", como en inglés, que quería decir lo mismo. Así que genial, ¡muchas gracias Diego!

Volvimos a coger el metro para llegar hasta el coche. Esta vez conducía Diego y a mi me tocaba detrás. Jugamos a los mismos juegos que en la ida, pero al final decidimos hablar de cosas más personales. Unas 2 o 3 horas después hicimos cambio de conductor. Yo estaba que me dormía y no podía más. Diego, que iba de copiloto, se durmió y me enteré al día siguiente, cosa que me cabreó. Théo durante los últimos kilómetros dijo también que estaba que se moría de sueño. Decidimos pararnos en un área que había a una media hora de Metz, donde habíamos quedado a las 7:30 con dos chicas que venían hasta Lyon. Serían las 3:30 de la madrugada y el área estaba bastante más tranquila que ayer. Unas 3 horas más tarde tuvimos que levantarnos.

Lunes 15 de agosto de 2016- Día 14

Joder, ¡ya va costando! Sin embargo, entre las pocas horas que habíamos dormido habían sido de sueño profundo, así que fue bastante reparador. Diego siguió conduciendo hasta llegar a Metz donde Théo cogió el relevo, o no se quién ya, pero me da igual. Bueno, se me ha olvidado decirlo antes, pero el radar pilló a Diego en la autovía alemana. ¡Muy mal! Fue un radar naranja enorme con forma de rombo. Al final llegamos a la preciosa ciudad de Metz, la pudimos ver rápido y desde el coche. La estación era impresionante, fue ahí donde quedamos con estas dos chicas. Más pasta.

A partir de Metz conduje yo hasta Dijon más o menos porque Théo y yo teníamos que hacer el camino de Lyon a Montpellier. Así que Diego hizo el trayecto que faltaba. La última media hora, acabamos cayendo, ya no podíamos seguir dándole conversación a las chicas de lo cansados que estábamos. Pero con Diego nos partíamos de risa cuando se ponía a hablar de Lucien Denis, Allez Bernard o de sus historias virtuales del tour por Francia. Lo siento por las chicas que tenían pinta de estar un poco perdidas. Pero no pasa nada, de todas formas llegamos a Lyon a las 13:00. Fuimos a casa de Diego a descansar y el estómago ya pedía comer, así que pedimos sushi, estaba buenísimo. A las 18:30 teníamos que salir Théo y yo porque teníamos que recoger a otra chica, Pauline. Aún teníamos dos plazas libres, nos iba a salir cara la vuelta, pero de pronto... ¡PUM!, una pareja hizo una reserva doble. ¡Estábamos completos! Luego por la tarde estuvimos jugando al FIFA para variar. Hicimos un torneo y quedamos en las mismas posiciones en el podio: 1- Diego, 2- Greg, 3- Théo, jugamos una final épica Théo y yo. Gané. Pero llegó el momento de decirnos adiós y sobre todo gracias. ¡Muchas gracias Diego por este fin de semana de locos! Espero verte pronto, mi querido Bernard Lucien Denis.

Retomamos el viaje y ya quedaban solo las últimas dos horas de autovía de este viaje de 2500 kilómetros en tres días. Pauline, Laura y su novio venían con nosotros. Hablamos bastante con la primera, pero los otros dos se durmieron porque venían de un fin de semana a tope de fiesta. Théo hizo la primera parte del viaje y yo la segunda. Pudimos disfrutar de una impresionante puesta de sol desde la autovía, fue una forma preciosa de ponerle fin esta aventura. Llegamos a Sabines sobre las 21:30. Adiós Théo, ha sido una jodida pasada y me alegro de haber podido compartir esto contigo (aunque faltara Kevin, pero para la próxima vendrá también). ¡Nos vemos pronto como siempre!

Ahora me voy en tranvía a dormir en Montpellier, seguramente cuando llegue estaré tan cansado que no sabré ni lo que tengo alrededor. Estoy como en una especie de estado a otro nivel después de haber acumulado tanto cansancio este fin de semana tan largo. Además el viaje para ver al Borussia no era un viaje de un fin de semana de tres días, sino más bien era un día larguísimo de 72 horas interrumpido por alguna que otra siesta.


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