Mi tour por Francia haciendo autoestop, parte 5

Miércoles 10 de agosto de 2016- Día 9

¡Feliz cumpleaños, El Daron! Hace 60 años ya desde que mi padre llegó al mundo. ¿No es impresionante?

Hoy voy a Narbomme para ir a ver a Laëtitia a casa de su madre. Pero antes me apetece hacer algo de ejercicio y por suerte tengo conmigo a una maravillosa entrenadora personal. Ludivine no te decepciona nunca, aunque sea un poco más suave con el entrenamiento de lo que soy yo conmigo mismo normalmente. Hice abdominales (#Peter), ejercité los gluteos, los muslos, hice flexiones, triceps, core, salté a la comba... ¡hice de todo! Fue duro, ¡pero después me tomé un smoothie y fruta para desayunar más! Joder, ¡qué sano soy ahora! Alguna vez me había planteado llevar una vida saludable pero la verdad es que es bastante agradable. Lo único malo (que tampoco es tan malo) es que luego estoy muy cansado por la noche.

En fin, muchas gracias a la familia Alleguede y a Ludivine por llevarme hasta el parking para coches compartidos de donde me recogieron. Muchas gracias por esta visita biterresa (con una sola "t"), ¡ha sido genial!

Un coche de tres mujeres me recogió en cuanto levanté el dedo y me llevaron hasta el peaje. Es una pena que no fuéramos en la misma dirección. Dijeron que era una pena que no fuéramos a pasar más tiempo juntos y era verdad, en tan solo tres minutos pude ver lo simpáticas que eran. ¡Muchas gracias, aunque fuera hasta peaje me sirvió de mucha ayuda!

Esta vez tuve que esperar cinco minutos antes de subirme al primer camión en el que me he subido en mi vida. Corentin, un chico muy simpático también de pelo largo que me llevó en menos de media hora al centro de Narbonne. Tan solo estaba a 2 kilómetros de la estación, ¡gracias Coco!

Desayuné y pasé el día el Narbonne, disfrutando del tiempo estival que hacía y que venía tan bien para visitar esa ciudad medieval con su preciosa catedral, el canal que cruza por el medio de la ciudad, la plaza del ayuntamiento, etc.

Luego llamé a Laëtizia y me dijo que cogiera el autobús y quedáramos en Gruissan, la ciudad de al lado, porque había un cambio de planes. No me dijo nada más, ¡sorpresa! Pude disfrutar de lo bonito que era el camino que unía Narbonne con Gruissan. Laëtizia estaba esperándome en la parada que habíamos dicho antes y nos fuimos andando hasta el puerto. No había visto uno desde que estaba de Erasmus en Barcelona, se me pasó volando. Nos pusimos a hablar y hablar, pasamos por un puente y seguimos hablando mientras mirábamos los barcos. Entonces se paró y me dijo: "Bueno, aquí es donde vamos a dormir", ¿hola? ¡Es una pasada! Vamos a dormir en un velero, donde vive su padre. Subimos al barco pero no entramos porque aún no teníamos las llaves. Se puso a hablarme de su padre, me dijo que era un hombre que tenía el pelo largo y canoso y la barba igual. Me contó que su padre había vendido todo lo que tenía para vivir en ese barco tan estrecho y llevando un estilo de vida vegano (exacto, nada de queso y nada de usar ropa de origen animal como la lana, pero sobre todo nada de queso, es como jugar al Simón dice que nada de comer embutido). Además, obviamente, también es budista. ¡Fue todo un placer haber podido conocer a Alain! Fue muy enrollado conmigo y estuve muy cómodo. Me enseñó dónde dormiría esa noche.

Tras esa sorpresa tan maravillosa, Laëtitia me propuso ir a comernos una pizza a un restaurante. Me hacía mucha gracia cada vez que el camarero, que era homosexual, se paraba a decirles a los clientes: "¿Un poco de sangriAAA? " subiendo la voz en los agudos un disparate. Le doy un like. Las pizzas parecían pequeñas pero están muy buenas y llenan muchísimo. Hasta me costó acabármela. Después no sé por qué pero saqué el tema del ayuno. Seguramente fue Antonin el que me dejó con la intriga cuando me habló de eso en Eygalières. Suponía que Laëti, como vegana que es, entendería algo del tema. Y en efecto, hacía ayuno tres días a la semana. Le propuse empezar con el ayuno cuando acabáramos esa pizza. ¡Bingo!

No se durante cuánto tiempo había que hacerlo ni si podría aguantar, pero quería probar cómo sería la experiencia. Después de todo eso es lo que pretendía con este viaje alrededor de Francia, vivir nuevas experiencias, hacer cosas que no he hecho nunca o que no suelo hacer y descubrir un nuevo mundo. Por ahora no me estaba costando, pero porque estábamos llenísimos.

Cuando llegó el momento de pagar hubo una confusión, había "tigre" encerrado. Nos dijeron que nuestra cuenta estaba ya pagada y nadie sabía por qué. Fuimos personas honestas y teníamos la intención de pagar, pero la jefa vino para preguntarnos que por qué queríamos pagar y cual era el problema pero con tono acusador y agresivo. Será imbécil. Pero bueno, al final acabamos solucionando el problema.

Volvimos y me puse a hablar un poco con Alain sobre su forma de vida y después me metí en mi camarote para irme a dormir. Pues nada, esta noche me toca dormir en un velero. Cómo me está gustando esta aventura.

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