Mi tour por Francia haciendo autoestop, parte 2

Viernes 5 de agosto de 2016- Día 4

Nos levantamos sobre las 10:00-11:00 y el tiempo nos estaba mandando señales para que no fuéramos a Ginebra. Llovía durante 10 minutos y paraba, pero después volvía a llover. Nos tocó quedarnos aburridos en casa, desayunamos y nos pusimos a jugar al ajedrez. Todo iba bien hasta que le salió la famosa vena de mala perdedora. Me acusó de haber hecho trampas cuando era ella la que había hecho. En fin, que gané y se tuvo que aguantar. A las 17:00 llegó Vince y después Ellie a casa con el padre y el hermano de Ellie. Su padre tiene cara de simpático. Nosotros al final nos fuimos, pero no a Ginebra, eso sería al día siguiente. Nos fuimos en scooter al lago cuando ya parecía que el tiempo se había calmado. Nos llovió un poco de camino pero bueno, el viaje fue bien. Llegamos a aquella playa de hierba y nos pusimos a pasear mientras hablábamos de todo y de nada a la vez, sentándonos en un sitio y luego en otro. Pudimos ver la cantidad de peces que viven en aquel lago, entre ellos un lucio que mediría 1, 40 metros. Y en efecto amigo mío, no puedes meterte en el LDB (Lago de Bourget). Cuando volvimos del lago me dieron varias veces las largas. Era para que tuviera cuidado porque la policía había puesto un control un poco más adelante. Nos pararon obviamente, que si verificaciones, que si papeles... No llevaba encima ni los papeles del seguro ni el permiso de circulación. Me lo perdió todo Martin una noche en Barcelona hace unas semanas. ¡Pero el policía era muy enrollado y me creyó! ¡Fue un milagro! Y digo milagro porque parecía que eso no pasaba nunca. La verdad es que siempre tenía mucha suerte con los polis... Pero por desgracia siempre que voy con Olimpa me cruzo con ellos. Pero bueno, ¡muchas gracias señor agente y que pases un buen día!

 Mi tour por Francia haciendo autoestop, parte 2

Retomamos el viaje de vuelta pero el nivel de gasolina ya estaba muy bajo y peligraba, pero por suerte pudimos llegar a una gasolinera a tiempo. ¡Después de repostar todo fue mucho mejor! Volvimos e hicimos una barbacoa y acabamos viendo la pre-ceremonia de la apertura de los Juegos Olímpicos (#LaurentLuyat). Dura dos horas y es antes de la apertura oficial. Cuando ya era un poco más tarde de la una de la madrugada ya no pude aguantar más el sueño. Qué lastima, al menos así nos ahorramos los comentarios colonialistas de Daniel Bilalian.

Sábado 6 de agosto de 2016- Día 5

Tocaba ir a Ginebra haciendo autoestop. Olimpia está dispuesta y tiene un poco menos de miedo, aunque no terminaba de sentirse muy cómoda. Nos levantamos sin prisa a las 3:30 y nos tomamos nuestro tiempo hasta que el padre de Ellie y su hijo nos propusieron llevarnos hasta el peaje que les pillaba de camino. Pero salían en 10 minutos. Mejor, ¡así nos veríamos forzados a ponernos el turbo! Salimos de la casa a las 10:15 y a las 10:30 ya estábamos en el peaje, hicimos dedo, sacamos nuestra mejor sonrisa y ¡pum! Coline nos recogió a las 10:40. Más tarde acabó confesándonos que nos recogió solo para que los niños se callaran. Es enfermera y es muy simpática, iba de camino a Annecy para ir a ver a su familia por vacaciones. Así que nos dejó en el peaje de Annecy y gracias a ella llevábamos ya medio viaje hecho. ¡Gracias Coline!

Y de nuevo lo mismo: 3-4 minutos esperando allí hasta que Bardil, un kosovar de unos cuarenta años que había huido de la guerra en 1999, se paró para recogernos. La bonita historia de Bardil acabó bien, con unos buenos ingresos gracias a su trabajo en la construcción. Era un buen tipo que recoge autoestopistas a menudo. Nos dejó en Annemasse, en la aduana. Tan solo teníamos que coger un tranvía y en diez minutos estaríamos en el centro de Ginebra. ¡Gracias Bardil!

Empezamos nuestra visita por la Plaza de Bel-Air y dando un paseo por el lago, donde se estaban todos los bares poniendo a punto los últimos preparativos para las fiestas de Ginebra que empezaban esa misma noche, nos enteramos gracias a que pasamos por allí. Es un sitio muy bonito, por eso decidimos comernos nuestros sándwiches allí, en la orilla del lago. Pero fue un poco frustrante porque según decían la fuente no estaba puesta por el viento que hacía, que la verdad es que no hacía tanto. ¡Cómo se nota que estos suizos no conocen el maestral!

Después de eso decidimos ir a pasearnos por la Vieille Ville y pasar por el famoso reloj de flores de Ginebra. La Vieille Ville es muy adorable y muy tranquila. Luego, cogimos el tranvía con nuestro bono ilimitado de 24 horas y llegamos a la sede de las Naciones Unidas. Qué clase. Está muy bien el sitio con sus fuentes y la famosa Silla Rota, es una silla enorme de madera con una pata rota que simboliza el rechazo por las minas anti-persona y por las bombas de racimo. Esta llama a todos los estados a aplicar lo pactado en la Convención de Ottawa (sobre la prohibición y la destrucción de las minas anti-persona). Está colocada a unos quince metros de la avenida principal de las banderas donde están representados todos los países miembros y que desemboca en el edificio de la ONU. Impone. De nuevo otra vez tuvimos mala suerte: el museo era gratuito pero cerraba a la una. Era una pena pero tendría que ser la próxima vez.

A las 17:00-17:30 ya nos empezamos a plantearnos el volver porque por una parte ya habíamos terminado la visita de Ginebra y, por otra parte, porque quería volver para ver el partido de la Champions que daban a las 20:45 entre el Olympique de Lyon y el Paris Saint Germain, el primero oficial de la temporada. Cogimos el bus hasta otro puesto de aduanas (sabía que era un buen lugar para hacer autoestop porque lo había leído en "hitchwiki", la página oficial de los autoestopistas) que hay pasando por delante del estadio de Ginebra, utilizado principalmente por el equipo Servette de Ginebra. Al final del día Olimpia estaba cansada así que estaba de mal humor, no lo soporto. Pero la motivé diciéndole que cuanto más activa estuviera antes llegaríamos a casa. Estuvimos con el dedo arriba durante 10 minutos pero enseguida nos dimos cuenta de que ese sitio era una mierda. Un ciclista que pasaba nos lo confirmó y nos aconsejó ir en dirección autovía, así vamos avanzábamos y nos centrábamos solo en los coches que iban en nuestra dirección después de cada desvío o rotonda. De todas seguí levantando la pancarta con cada coche que pasaba por si había suerte. ¡Bingo! ¡Eureka! ¡Bravo! Tras 20 minutos andando Anaïs se paró porque pensó que éramos muy monos ahí al borde de la carretera. Es una chica de sangre francesa y suiza, pero su carácter templado hacía que pareciera más francesa y menos suiza. Hablaba mucho y era muy simpática, pero parece que le da miedo envejecer porque se ofendió mucho cuando me dijo que adivinara su edad y respondí treinta. En realidad tiene 27 años. Ups. Trabaja como vendedora en Ginebra y vive en Annecy. Está bien pensado, es lo que hacen todos los que vivan en la frontera. Nos dejó en el peaje de Annecy-Norte. ¡Gracias Anaïs!

Fue un popco lio a partir de aquí porque vimos un cartel en el que ponía "Chambéry" y los colocamos ahí en la rotonda. Pero 10 minutos después me di cuenta de que era el camino por la nacional, por el que no pasa nadie para ir hasta Chambéry. Así que volvimos hasta el peaje pero por el otro lado y estuvimos unos veinte o treinta minutos esperando y ya no sabía qué hacer. Al final, Juliette y su novio (¿era Nico? ¿Julian? Ya no me auerdo) nos recogieron con su coche. ¡Gracias! Iban a Chambéry a una barbacoa en casa de sus amigos. Estuvimos hablando hasta que llegamos. ¡Muchas gracias chicos!

De allí fuimos al piso de Vince y Ellie, que nos iban a bajar con la scooter hasta su casa, pero vivían lejos e iba a empezar ya el partido. Entré en el Shisha Lounge para poder ver los primeros quince minutos y cómo el París estrenaba el marcador. Por esto tuve que pagar un Oasis a 3 €, ¡ni siquiera tenía sed! Así fue el comienzo de un espantoso día deportivo. Perdimos 4-1 y perdimos también todo en los Juegos Olímpicos. Esa noche estoy estresado y de los nervios en parte por culpa de eso. Mejor me voy a dormir...


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