Mi tour por Francia haciendo autoestop, parte 1: "¡Levanta el dedo que nos vamos!"
Ya hace seis meses desde que se me ocurrió este proyecto. De hecho estaba de Erasmus en Barcelona, aún era diciembre o enero y ya estaba pensando en mis planes para verano. Se me vino rapidísimo a la cabeza. Tenía ganas de hacer autoestop. Además también tenía ganas de viajar por Francia, al fin y al cabo aún había muchos sitios y regiones que no conocía. ¡Bingo! Haría un tour por Francia haciendo autoestop, no me haría falta planificarme tanto ni ahorrar tanto, podría coger e irme en verano cuando quisiera y probar una nueva forma de viajar diferente a las que ya había probado hasta entonces.
En 6 meses he tenido tiempo más que suficiente para estar preparado a tiempo. Ya había hecho un poco de autoestop antes para poder llegar a casa después de un largo día de clases o con mi hermano Martin para ir de Montpellier a Chambéry, es un trayecto infernal. Pero nunca antes había viajado solo y tanta distancia. Así que procedí a volver a Montpellier para comenzar con mi primera sesión de entrenamiento. Comenzaría yendo de Bercelona a Montpellier, sonaba bien para empezar aunque ya estaba al tanto de que el autoestop en España no se llevaba mucho. Al principio levanté el dedo y el gesto no tuvo muy buena acogida, pero una vez ya en la autovía pude contar con la ayuda de un catalán, de un marroquí, de dos franceses y de un ecuatoriano que era agricultor de naranjas y las llevaba a su destino. Y aunque tenga toda la pinta, no, no os voy a contar un chiste.
Cuando llegué a Francia tras terminar mi Erasmus empecé a hacer cada vez más autoestop. Iba y volvía de Chambéry a Lyon, a Montepellier, etc. Me familiaricé rápidamente con este nuevo terreno de juego. Ya no sentía ese estrés que me entraba las primeras veces. ¡Y qué gusto poder conocer gente nueva que está dispuesta a recogerte y ayudarte!
Bueno, todo esto nos lleva al jueves 4 de agosto de 2016. En realidad fue dos días antes de salir cargado con la gran mochila a la espalda desde Eygalières, ese pequeño pueblo provenzal tan maravilloso, pero no hice autoestop nada más salir. Había un tren que iba a Montpellier por 1 € (sí, 1 €, estáis sorprendidos ¿a que sí? ) donde recogería a mi amiga Olimpia, con la que pasaría unos días en la carretera. A ella al principio no le entusiasmaba la idea de hacer autoestop, pero gracias a mis firmes argumentos llegamos a un acuerdo, iríamos hasta Lyon juntos en un coche compartido. Teníamos que estar a las 9:00 en Odysseum porque ahí nos recogería Patrick, un chico que puso un anuncio a buen precio (12 € el trayecto de Montpellier a Lyon, es un chollo). Olimpia se durmió enseguida y me quedé solo junto con la otra pasajera, Stéphane, para sacarle conversación de buena mañana a Patrick, un profesor de matemáticas que está a punto de jubilarse, tenía el pelo largo y blanco y hablaba mucho. He de reconocer que yo también estaba que me dormía, pero me quedé con que patinaba usando bastones de esquí y que había vivido en Marruecos y en Senegal, pero que este último le había gustado menos. Y que en matemáticas el trabajo está bien pagado.
Patrick nos dejó en Part-Dieu y salimos pitando a casa de Martin "Flantier" Bouchard después de comernos un minisándwich. Nos recibió con un plato de pasta... con queso de cabra, la pesadilla de Olimpia. Como llevaba desde el comienzo del viaje encontrándome un poco mal me eché una siesta española de una hora después de la comida, pero de no ser porque me despertó mi querido Flantier, me habría quedado durmiendo hasta el día siguiente. Al despertarme estaba un poco lleno, pero eran ya las 16:00 y queríamos salir a pasear por Lyon esa tarde, así que nos pusimos en marcha. Hacía un calor de muerte pero nos dimos un paseo precioso por Fourvière y por las calles lionesas. Íbamos de vuelta al ayuntamiento cuando de pronto... ¡PUM! Lo mejor del día: vi a Maxwell Cornet, el delantero del Olympique de Lyon, mi equipo de fútbol de toda la vida, en la acera de enfrente cargando con unas bolsas con ropa de la cara. ¡Giró en nuestra dirección y nos topamos con él "totalmente por casualidad"! Me hice una foto con él y posé con la camiseta del Barcelona (no era culpa mía que el Olympique hubiera tenido una mala temporada), le pedí perdón por que no fuese la del Olympique pero le dije que quizá el Barcelona sería su futuro equipo de fútbol. Me anoté un tanto, toma ya. Al final nos despedimos estrechándonos la mano. ¡Maxwell mola mucho!
Estuve horas hablándole sobre el tema a Martin y a Olimpia. Cuando volvimos, sin Martin porque había quedado, fuimos a comprar unas cosas para preparar la cena esa noche y unas cervezas para después. Después de cenar me echaría otra siesta en su cama. Tenía fiebre y dolor de barriga, así que me quedé en la cama y Martín invitó a sus amigos para tomarse algo antes de salir. Es una pena porque me apetecía irme de fiesta con ellos.
Jueves 4 de agosto de 2016 - Día 3
Ahora sí que es de verdad 4 de agosto. Para mi, tal y como os he dicho antes, el viaje empezó un poco antes, pero aquí comienza realmente mi aventura en la carretera haciendo autoestop. Pasaríamos unos días en Chambéry para ver a mis hermanos, disfrutar del Lago de Bourget, etc.
Me levanté a las 10:00, antes de que se despertara Flantier. Tras charlar un poco y desayunar nos fuimos a Mermoz-Pinel (para salir de Lyon es el mejor sitio para hacer autoestop). Y sí, ¡esta vez conseguí convencer a Olimpia de hacer autoestop! Pero le vino el estrés después de despedirnos y darle las gracias al hermano de Flantier con un gran abrazo al estilo americano.
Vimos a dos chicas que estaban haciendo autoestop en el sitio que os dije y las recogieron a los dos minutos. Me sirvió de ayuda para animarla. No se encontraba bien y estaba siendo insoportable, pero al final nos pusimos y en siete minutos nos recogió Jerôme, un ferroviario de la SNCF y aficionado al tiro al plato. Fue hasta Lyon para comprarse un fusil nuevo pero al final era demasiado caro. Tiene un nivel de campeonato de Europa, ¡es un partidazo! Nos subimos a su "Audi S no se qué de 340 caballos reacondicionado a 440 caballos". No entendí nada, pero era un buen coche. Y encima nos tocó el gordo, nos dejó directamente en Cognin, mi pueblo, y vino mi hermano Martin a llevarnos a casa. En mi ausencia su amigo Yoann compartía piso con él. Entre los dos nos habían preparado un montón de arroz a la cubana, así que nos pusimos las botas. No me acuerdo de qué hicimos por la tarde, si hablar o irnos de compras. Para el día siguiente queríamos ir a Génova haciendo autoestop.
¡Si queréis saber cómo continúa mi aventura podéis seguirla en mi blog!
Hasta pronto.
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?
Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!
¡Quiero crear mi blog Erasmus! →
Comentarios (0 comentarios)