10.06 Sebastian pub y Goro.
La verdad es que a penas una semana antes de que llegase la fecha de mi cumpleaños, el día 10 de junio, no tenía pensado hacer prácticamente nada. Con tomar unas cervezas acompañada de mis amigos me bastaba. Sin embargo me dieron la idea de hacer una cena además de eso y me gustó.
Sebastian Pub:
Reservamos mesa para 15 personas en un lugar llamado el Sebastian Pub. Se encuentra situado en el canal de Burana de Ferrara, si, en el canal. ¡Es realmente un barco pesquero! Se divide en él dos plantas con una decoración bastante original relacionada con el mar, pero no solo la decoración es impresionante, la carta también. Podemos encontrar platos de todo tipo, desde entrantes y pastas con diferentes ingredientes y elaboraciones, pizzas o unas hamburguesas enormes que están para chuparse los dedos. Además cuando se acaba el servicio de cenas funciona como pub. ¡Lo tiene todo!
Llegamos al lugar y supieron que éramos nosotros de momento ya que yo iba con una diadema en forma de tarta que me había puesto mi compañera de piso, así que nos colocaron en una mesa gigante triangular y nos atendieron de inmediato. Yo pedí a medias con Marta una pizza, la Barbados, que lleva una mezcla un poco extraña de jamón, rúcula, queso, miel y nueces, que está buenísima; y una hamburguesa jumbo llamada Sebastian Pub, que lleva además de la carne la verdura y demás unos aros de cebolla rebozados que están increíbles. Obviamente era muchísimo y nos tuvimos que llevar la mitad a casa para el día siguiente.
Después de cenar, sin yo saber nada, me trajeron una tarta de queso y frambuesas que estaba increíble. La tarta era de la heladería ‘La Romana’, Marta había ido a comprarla y la llevó unas horas antes de que quedásemos para cenar y la verdad es que acertó de lleno pues es mi tarta preferida.
Ya con el estómago lleno fuimos a tomar unas cervezas al centro, y un poco después volvimos a casa.
Delta del Po
Al día siguiente, aunque tenía que estudiar, quería hacer también algo especial y pensé ir con Marta a ver la zona del Delta del Po. Había encontrado por internet una ruta que se podía hacer en coche bastante bonita y me gustó la idea, aunque al final no llegamos ni a la segunda etapa de la misma. Salimos de casa relativamente temprano y nos dirigimos al primer lugar señalado en esta ruta: Mesola.
Hablamos de un pequeño pueblo situado a justo al borde del parque natural. Pertenece aún a Ferrara y aunque no es muy grande, tiene encanto. Estuvimos visitando el Castillo y la fachada de la catedral por fuera. No había mucha información sobre ellos, salvo un pequeño panel informativo que databa el castillo de la edad media.
Cogimos el coche de nuevo y seguimos nuestro camino hacia Goro. Perteneciente aún a Ferrara, este lugar es un pueblo de pescadores donde la mayoría de las personas que en él habitan se dedican a eso, sobre todo a la recogida de almejas y mejillones.
Era más o menos la hora de comer, así que nos sentamos en un barecito del centro a beber algo y comernos lo que había sobrado de la noche anterior. Y obviamente con el calor que hacía no podía faltar después un helado en un lugar llamado ‘L’oasis del gelato’. Allí, mientras disfrutábamos de nuestro oasis, fue donde surgió la magia. La mujer comenzó a hablar con nosotras y le explicamos el motivo por el que estábamos allí. Nos contó entonces que justo ese día que habíamos decidido ir eran las fiestas patronales en Goro y que la tradición era salir al delta en los barcos pesqueros por la tarde Nos explicó también que lo que hacían era un pequeño recorrido por esa parte del Delta y después hacían una especie de ceremonia allí en el mar con objetivo de bendecir a estos mismos barcos que lo acompañaban y que tuviesen prosperidad en sus labores. Lo mejor de todo esto es que ¡era gratis y podía subir a los barcos todo el mundo!
Como la ceremonia comenzaba como a las 18:00 h y aún faltaban unas horas decidimos ir a conocer mientras una playa cercana a aquel lugar, en Lido di Volano. Habíamos sido previsoras y llevábamos el bañador en las mochilas, por lo que aprovechamos para darnos un baño, aunque no sé si por el calor que hacía o por algún otro motivo en especial, el agua estaba bastante caliente y no me gustó en ese sentido. Luego supimos que es así prácticamente todo el año pero nunca supe el porqué.
Cuando aparecimos de nuevo por Goro la zona del puerto que antes estaba prácticamente desierta, estaba ahora llena de gente que subía a los barcos, con ropas bonitas y arregladas para la ocasión. Nos pudimos subir a uno de nombre ‘Principessa’ e hicimos el pequeño recorrido donde nos dieron hasta un pequeño aperitivo. Se veía toda la costa preciosa desde allí. Además coincidió con que ya se ponía el sol y el calor iba bajando. La ceremonia consistió prácticamente en lo que nos había dicho la mujer de la heladería pero lo que más me gustó es que una vez acabada, aún en el mar, los capitanes de barco que querían celebrar la ocasión comenzaron todos a tocar las bocinas como locos y se formó un escándalo de aplausos, gente riendo y chillando y bocinas bastante curioso. La verdad es que fue muy original y algo en lo que es casi seguro que no volveré a participar en mi vida.
Pero la tarde no acababa aún para nosotras aunque en ese momento, bajando ya del barco, pensásemos que sí. Nos llevamos una sorpresa enorme cuando entre la gente vimos aparecer a ¡un amigo! Un chico italiano bastante simpático que vivía en aquel lugar y ni siquiera nos acordábamos. Fue una casualidad gigante. Su madre y él habían estado en el mismo barco que nosotras y al acercarnos a hablar con ellos y también decirles que era mi cumpleaños quisieron invitarnos a cenar esa noche a su casa. Obviamente dijimos que sí y no nos arrepentimos. Así, mientras se preparaba la cena, fuimos a hacer una pequeña ruta en coche con nuestro amigo, nos llevó al lugar donde él tenía su barca y a una pequeña playa que ni siquiera sale en los mapas. Allí, me llamó la atención una barca muy antigua con unos ojos pintados al frente, y nos contó que eso lo hacían antiguamente para que en el caso de perderse en el mar, la barca sola pudiese ver el camino para regresar a tierra.
Prepararon platos de todo tipo, muy artesanales y con productos de la tierra. Comimos pasta con aceite, algunas especias y mejillones, un filete de pez espada (creo que el mejor que he comido nunca) acompañado de judías verdes y unos mejillones hechos al horno que llevaban una especie de rebozado por fuera que estaba increíble. Para terminar la cena, un shot de licor de regaliz casero que había hecho una amiga suya y que no podía estar más bueno.
Se hacía tarde y por tanto la hora de volver a Ferrara, aunque ellos, tan hospitalarios, nos ofrecieron poder quedarnos allí a dormir. Pero no podíamos pues al día siguiente teníamos un vuelo a Francia y aún no habíamos hecho ni las maletas. Qué locura de día, y de cumpleaños.
Galería de fotos
¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?
Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!
¡Quiero crear mi blog Erasmus! →
Comentarios (0 comentarios)