Anatomía de una Erasmus

Creo que debería empezar este post presentándome. Me llamo Chrysalena, soy de Grecia, y soy estudiante de Medicina. Estudio en Patras y acabo de terminar mi cuarto año de estudios. El semestre de primavera de mi cuarto año, lo hice en el extranjero, en Estrasburgo, como estudiante de Erasmus.

Pero, ¿cómo empezó todo?

Ya había oído hablar del programa Erasmus a profesores, otros estudiantes, y por supuesto, a amigos míos. Al principio del semestre de primavera de mi tercer año, el profesor encargado de las salidas de los Erasmus de mi universidad, nos informó del programa y el plazo de solicitud. Al principio era bastante escéptica sobre si quería estudiar en el extranjero durante un semestre o no, pero tras considerarlo detenidamente, decidí hacerlo porque sería una experiencia muy interesante y única. Y posiblemente esa, fue la mejor decisión de mi vida. Tras una entrevista, formularios demasiado largos (y a veces un poco difíciles de entender), contratos de estudio, buscar alojamiento, y todo tipo de preparaciones, 10 meses más tarde ahí estaba, es Estrasburgo. Había llegado el momento de que empezara mi experiencia de Erasmus.

Anatomía de una Erasmus

¡Nueva en la ciudad!

Puede que no recuerde todos los detalles de estos 4 meses, pero sí recuerdo muy bien el momento en el que llegué a Estrasburgo la primera vez. Me bajé del autobús y me dirigí hacia el hotel que había reservado para los primeros días, bastante entusiasmada porque realmente estaba sucediendo. Por supuesto, no tenía ni idea de los procesos administrativos ni burocráticos que suponía mudarse a otro país, pero por suerte, había otra chica de mi universidad y pasamos por todo eso juntas. Tengo que admitir que todas estas cosas administrativas, incluyendo abrir una cuenta de banco, contratar un seguro para tu alojamiento, la organización de las clases, etcétera, son una gran parte de tu Erasmus, y bastante molesta, pero no hay forma de evitarlo, solo hay que tener paciencia y estar bien informado de los documentos que necesitaréis cuando lleguéis al banco/agencia de seguros/universidad, que os salvará de muchos problemas.

Pero mudarse a una ciudad supone estar lejos de vuestra familia y amigos. De modo que conoceréis gente nueva. Y eso fue exactamente lo que hice. Al principio, fuimos a un evento que organizaba la ESN cada lunes: el "café lingüístico. " Era un evento donde los estudiantes extranjeros, entre otros los Erasmus, se reunían para conocerse e intercambiar opiniones en un idioma extranjero. Para muchos de ellos era el francés, para otros sería el inglés o español, o cualquier idioma que podáis pensar. Durante mi primera semana, también conocí en mi facultad a otros estudiantes de Erasmus con los que hice las prácticas en el hospital. Y así fue como poco a poco empecé a conocer gente nueva y a hacer nuevos amigos en Estrasburgo. Más tarde, seguimos conociendo gente nueva gracias a estos eventos, pero también, gracias a la gente que ya conocíamos y con la que salíamos.

La vida de hospital o "cómo divertirse en tu Erasmus"

El primer día de hospital completó el "shock" de la primera semana. Primera práctica en el hospital, en otro país, en otra lengua y con gente que acababa de conocer. He de decir que necesité algo de tiempo para adaptarme a eso.

Anatomía de una Erasmus

En primer lugar, fue mi primera práctica lo que significa que no tenía experiencia previa y que todo era nuevo para mí. Dado que en Francia tienen un sistema de salud educativo diferente al de Grecia, la práctica no fue como yo esperaba. Los estudiantes de Medicina de Francia o "externos" como ellos los llaman, trabajan muchas horas, y en ese caso teníamos que estar en el hospital todos los días de 8 de la mañana a 6 de la tarde. Los estudiantes franceses también están disponibles una o dos veces al mes, de 6 de la tarde a 8 de la mañana. Además, se espera que los estudiantes franceses trabajen durante sus prácticas, desde trabajar como secretarios hasta exámenes médicos y acciones, tales como colocación o extracción de catéteres, suturas, etcétera, y la mayoría del tiempo sin supervisión. Como entendéis, estamos hablando de una gran carga de trabajo. En Grecia, los estudiantes de Medicina observan y sus tutores les preguntan sobre el historial médico y enfermedad del paciente. También realizan exámenes médicos y algunas acciones médicas pero, la mayor parte del tiempo con supervisión. Además, por lo general, trabajan de 8 de la mañana a 2 de la tarde. Estas diferencias son fundamentales, por lo que no estaba preparada para esto en mi primer día de hospital.

En segundo lugar, el francés no es mi lengua materna. Y aunque hablo francés con fluidez, os puedo asegurar que hablar francés con alguien de la calle o en alguna tienda, no es lo mismo que hablar francés con un paciente. Además, al no haber hablado francés en casi 6 años, necesitaba pensar un poco en lo que quería decir y formar la frase en mi cabeza. Incluso pude entender todo desde la primera semana, pero no pude hablar de manera fluida. Gracias a estar hablando francés todo el tiempo, ya no solo dentro del hospital, sino fuera también, incluso cuando salíamos con otros estudiantes de Erasmus, pude mejorar mi expresión oral en poco tiempo. Al final de la segunda semana ya era capaz de ver el progreso que hice, y al final de mi primer mes, empecé a pensar más en francés y menos en inglés y griego. Y a medida que pasaba el tiempo, las cosas mejoraban cada vez más.

Tras el shock inicial, pude participar activamente y beneficiarme enormemente de mis prácticas en el hospital. Aprendí muchísimo, hablé con pacientes, (y padres de los pacientes durante mi rotación en pediatría), adquirí conocimientos útiles y terminé disfrutando mucho de mi tiempo en el hospital. En realidad, me encantó tanto mi rotación en pediatría que, ¡estoy considerando hacer la especialidad en pediatría!

Lo único difícil fue que trabajar muchas horas, realmente me agotaba, así que no pude salir mucho y experimentar el lado despreocupado del Erasmus durante los primeros dos meses. Volvía a casa cansada, hambrienta y cada noche me acostaba temprano porque me tenía que levantar temprano la mañana siguiente, y tenía un largo día por delante. Pero por suerte, el semestre se dividió en dos meses de prácticas y dos meses de clases, de modo que abril y mayo fueron mucho más ligeros en lo que se refiere a horarios para mí.

¿A dónde?

Lo que no os había dicho hasta ahora es que me encanta viajar. Viajar es como respirar para mí, siempre miro al siguiente destino y siempre busco destinos a los que pueda viajar. Y si todavía no ha quedado claro, sí, soy una de esas personas que un día se levantan y deciden buscar al azar algunos billetes de avión baratos para algún destino. Así que, si alguien me preguntara cuál es la pregunta que más me he hecho durante estos cuatro meses sería: "¿dónde vamos a ir? ".

Durante los primeros dos meses, cada fin de semana, había para mí una oportunidad de viajar. Friburgo, Heidelberg, Nancy, Metz, Dijon, París, Zúrich... Y al acabar mis prácticas que ya tuve más tiempo para viajar, decidí llevarlo al siguiente nivel. Viaje a Alsacia a la "ruta del vino", Toulouse, Burdeos, Albi, Lyon, Grenoble, Annecy, Madrid, Sevilla, Córdoba... y tuve la suerte de tener amigos que querían hacer los mismos viajes que yo y con los que pasé un rato maravilloso y creé buenos recuerdos.

El momento que fijé la vista en Friburgo y me di cuenta que estaba de Erasmus, y ese fue mi primer viaje:

Anatomía de una Erasmus

El hermoso castillo y los paseos en Heidelberg:

Anatomía de una Erasmus

Paseando por la nieve en Nancy y Metz:

Anatomía de una Erasmus

Planeando el viaje a Dijon:

Anatomía de una Erasmus

Caminando por el soleado y nevado París y bebiendo vino en Montmartre:

Anatomía de una Erasmus

Haciendo un pícnic en Zúrich:

Anatomía de una Erasmus

Por Colmar:

Anatomía de una Erasmus

Y los pueblos de Alsacia y parar de vez en cuando a tomar una copa de vino de Alsacia. Contemplar las tradicionales casas y las vistas de los viñedos:

Anatomía de una Erasmus

Enamorarse con las calles rojas de Toulouse:

Anatomía de una Erasmus

Y la encantadora Albi de Toulouse-Lautrec:

Anatomía de una Erasmus

Beber vino de la tierra y correr hacia el espejo de agua de Burdeos para hacerse una foto mientras las fuentes están encendidas:

Anatomía de una Erasmus

Subir cientos de escaleras por todo Lyon para explorar cada parte y admirar las vistas:

Anatomía de una Erasmus

El teleférico de Grenoble:

Anatomía de una Erasmus

"No se puede describir con palabras lo bonito que es" Annecy:

Anatomía de una Erasmus

El Madrid lleno de vida:

Anatomía de una Erasmus

El hermoso festival de flores de los patios de Córdoba:

Anatomía de una Erasmus

El afán con el que buscábamos diferentes tapas en cada bar que nos sentábamos, bebiendo nuestro tinto de verano en las calles de Sevilla, donde el flamenco callejero nos dejó sin palabras:

Anatomía de una Erasmus

Estos son solo algunos de los momentos que no olvidaré nunca. Toda esa gente y todos esos momentos que viví con ellos tienen y siempre tendrán un lugar especial en mi corazón.

Estrasburgo, mi amor

"¿Después de todo este tiempo? "

"Siempre", decía Snape.

Bien, en este caso, yo. Después de todas las ciudades que has visitado, ¿todavía sigues enamorada de Estrasburgo?

Siempre.

Es por eso por lo que quería que la parte de Estrasburgo fuera la última de mi historia. No importa a cuantos lugares haya ido, no importa lo bien que me lo pasé allí, Estrasburgo sigue siendo mi favorito. No es que no me gustaran los otros lugares donde estuve o ni que Estrasburgo fuera el mejor de todos ellos. Es que Estrasburgo no solo fue un viaje para mí. Fue parte de mi vida. Pasé allí cuatro meses de mi vida. Empecé de cero, construí mi vida durante esos meses. Experimenté cada parte de ella y de verdad que me encantó. Desde el primer día, que hice mi primera tarta flambeada en Flams y mi primer paseo en la Pequeña Francia, hasta mi último día, que visité por mi cuenta nuestra panadería favorita, Atelier 116, para tomar mi última quiché lorraine y después dar mi último paseo en la Pequeña Francia, para decir adiós a mi lugar favorito de Estrasburgo.

Anatomía de una Erasmus

Es increíble cómo una gran ciudad ha logrado mantenerse tan pintoresca y bonita a lo largo de los años. Gracias a esto, Estrasburgo es hermosa sin importar el tiempo, la hora ni el lugar. Nevada lluviosa, soleada..., podéis sentir la belleza y la elegancia todo el tiempo. Tuve la suerte de estar ahí durante el invierno, la primavera y el verano, y creo que lo que me hizo quererla tanto es que se pueden experimentar las 4 estaciones. En Grecia, solo tenemos invierno y verano. E incluso durante el invierno, suele hacer bastante frío pero no nieva, solo llueve. Y de repente, en algún momento de abril, hace mucho calor y así es como nos damos cuenta de que el verano ha llegado. Pero en Estrasburgo todavía están las cuatro estaciones y la ciudad se adapta a cada una de ellas.

Árboles sin hojas, nieve y frío durante el invierno:

Anatomía de una Erasmus

Sol y flores que florecen por todas partes en primavera:

Anatomía de una Erasmus

Verano caluroso con gente llenando los parques y las piscinas de la ciudad:

Pero aparte de su belleza natural, también me encanta vivir en Estrasburgo. Me encantaba como la gente se reunía en el parque de la Pequeña Francia los fines de semana para hacer barbacoas, me encantaba cómo bebían cerveza y vino junto al río o cerca de la impresionante Catedral de la ciudad por la noche.

Anatomía de una Erasmus

Me encantaba que tuvieran la bicicleta como medio de transporte, viendo a las familias con sus bicicletas por toda la ciudad, sus parques, siendo para mí el más bonito el Parc de l'Orangerie.

Anatomía de una Erasmus

Las pequeñas plazas escondidas, los numerosos cafés, pubs y restaurantes por toda la ciudad... Pero, sobre todo, me encantaba ver gente por la calle todos los días y noches y no solo los fines de semana. Me encantaba lo viva que era la ciudad.

Y en este punto, me gustaría mencionar algunos de mis lugares favoritos de la ciudad. En primer lugar, mi panadería favorita o "boulangerie", como lo llaman los franceses es, Atelier 116. Me enamoré de su "croque monsieur" y de su "quiché lorraine", así como de sus dulces "viennoiseries. " Por lo menos fui allí una vez a la semana, creo que me he gastado la mitad de mi dinero ahí. Au Brasseur era mi lugar favorito para una tarta flambeada y para la cerveza. Tened en cuenta que todas las noches tiene la hora feliz tanto en tarta como en cerveza así que, ¡podéis tener una muy buena comida a un precio muy barato! El Café abattoir es otro de mis lugares favoritos de Estrasburgo. Allí podéis tomar café, cerveza, incluso hamburguesas (están muy sabrosas y los precios son razonables). Lo que más me gustó de este lugar fue su bonita y pequeña terraza, aunque también es muy acogedora por dentro. Por lo general, debéis saber que todos los lugares de Estrasburgo tienen una hora feliz en cervezas y refrescos, y hay una aplicación para el móvil llamada Schlouk map que podéis usar para encontrar el lugar y la hora feliz que más os convenga. Por último pero no menos importante, no os voy a sugerir un lugar en particular, sino un barrio. Krutenau es un barrio muy bonito justo al lado del centro de la ciudad, el campus principal de la universidad así como las residencias de estudiantes de Esplanade (Pau Appell, Flamboyants... ) Allí podéis encontrar muchos lugares para tomar café o beber, y si estás de humor, para salir de fiesta, como por ejemplo Le Livin Room o el Café des Anges. Al haber vivido allí os sugiero que busquéis un lugar por esta zona para vivir, Esplanade o Krutenau, ya que es un barrio de estudiantil, no muy lejos del centro de la ciudad y es muy fácil desplazarse.

Una sinfonía agridulce

Me acuerdo como si fuera ayer del día que me fui de Estrasburgo. Casi no había dormido porque mi autobús salía por la mañana temprano, tenía que limpiar mi habitación, hacer las maletas y devolver mis llaves, además tuve que ir a la estación de autobuses andando con dos maletas grandes, una mochila y mi bolsa del ordenador portátil (un amigo me ayudó con las maletas, gracias a Dios). Y lo creáis o no, cuando llegué a Estrasburgo solo tenía una maleta, la segunda me la compré porque no había forma de meter todas mis cosas en una sola maleta. Y las maletas pesaban mucho, estaba muy preocupada por si pesaban demasiado (¡afortunadamente no! ) Entre todo este pánico, no me di cuenta que mi Erasmus había terminado, que me iba de Estrasburgo para siempre y volvía a casa. E incluso cuando llegué a Grecia, seguía sin darme cuenta. Todo lo que sentí fue algo agridulce. Pensé en los últimos meses y en cómo me enseñaron a mantenerme en pie sin importar las dificultades, para intentar aprender tanto como pudiera, aprovechar cada oportunidad que se pusiera en mi camino, a vivir el momento. Y un par de semanas después de mi vuelta, fue como si nada hubiera pasado. Me sentí como si estuviera soñando durante cuatro meses.

Anatomía de una Erasmus

Aún así, justo dos meses después de mi vuelta, siento que todo fue un sueño. Todo lo que tengo para demostrarme que sucedió de verdad son fotos y los recuerdos que me traen. Y al final es todo lo que necesito. Las fotos y los recuerdos para mantenerlos vivos. La gente que conocí, los lugares a los que fui, todos están ahí. Y, por supuesto, en mi corazón.


Galería de fotos



Contenido disponible en otros idiomas

Comentarios (0 comentarios)


¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?

Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!

¡Quiero crear mi blog Erasmus! →

¿No tienes cuenta? Regístrate.

Espera un momento, por favor

¡Girando la manivela!