Primeras impresiones

Y todo despegue precisa de aterrizaje. Árboles y lagos, eso es lo primero que vi de Suecia desde la ventanilla del avión. Después de cuatro largas horas de vuelo llegamos a la capital de Escandinavia, al aeropuerto comercial de la ciudad de Estocolmo, a Arlanda Airport. Cuando pisas el suelo del país de tu erasmus y como en mi caso, sin haber estado allí antes es como sentir una sensación extraña. Como conocer algo por primera vez con lo que te vas a ver condenado a entenderte ¿saldrá bien? ¿Saldrá mal? Son nervios, son emociones, son expectativas… quien lo probó lo sabe.

Fue coger las maletas y respirar tranquilos. Lo cierto es que tuve mucha suerte, ya que en el mismo vuelo vinimos ocho estudiantes de la misma universidad, ¿os he contado que soy de la Carlos III de Madrid? Creo que no. Y entre unos y otros compartimos nuestros miedos e incertidumbres. No os preocupéis, eso que se te pasa ahora mismo por la cabeza ya lo han vivido cientos de erasmus antes que tú. ¿cómo será la ciudad, el país, la gente, la universidad, las clases, el idioma, mi residencia? Recomiendo tranquilidad y como decía César “cuando lleguemos a aquel puente, hablaremos de aquel río”.