Seguimos descubriendo Santander

Después de haber visto la Península de la Magdalena, aún quedaba tiempo en el viaje para seguir visitando la maravillosa ciudad de Santander.

Decidí coger un autobús turístico con vistas panorámicas para poder ir conociendo de forma un poco general la ciudad. Este transporte tenía diferentes paradas, lo que es perfecto si decides que quieres hacer una visita más personal y en profundidad de un lugar y luego volver a coger el autobús turístico más tarde. Y así fue como en este recorrido por la ciudad pude visualizar algunos lugares en los que quería pasar más tiempo.

La ciudad es realmente bonita, y os aconsejo que os toméis vuestro tiempo para verla, para pasear por sus calles, sobre todo junto al mar, y poder observar esos paisajes tan increíbles.

Santander tiene algo más de 170.000 habitantes y además es un lugar en el que el turismo tiene una gran importancia. Podríamos decir que se producen ciertos contrastes, porque se puede disfrutar a la vez de un turismo urbano, cultural o de eventos, pero también del mar y de la naturaleza. Es una imagen realmente bonita el observar el puerto, el mar, y las montañas de fondo. En esta ciudad los recursos culturales y naturales se unen dando lugar a un destino muy interesante.

Una de las calles más importantes de Santander es el Paseo de Pereda, un largo paseo paralelo al muelle que te permite tener unas vistas buenísimas de la bahía. En esta calle está el impresionante edificio del Banco Santander. El nombre de la calle se debe a un importante novelista del siglo XIX natural de Cantabria.

También destaca en la ciudad la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Santander. Es un templo principalmente gótico, construido entre los siglos XII y XIV, aunque en el siglo XX se realizó en ella una importante reforma.

Santander cuenta con una docena de playas, aunque destaco la Playa del Sardinero, por ser una de las más conocidas, también por su precioso paseo marítimo.

Tengo que decir que me encantó esta playa. Es muy turística pero no ha perdido su encanto. Las mareas hacen un juego realmente impresionante cambiando enormemente el aspecto de la playa en apenas unas horas. Al atardecer, la playa estaba formada por grandes charcos en los que los niños jugaban y entre los que la gente paseaba. Era una imagen muy curiosa y bonita.

Además, la playa del Sardinero es un lugar donde a pesar del crecimiento turístico y urbano de la ciudad, aún se puede disfrutar de la naturaleza, al igual que en otras zonas de Cantabria. Era increíble ver miles de mejillones en las rocas.

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