Eslovenia: sus dos ciudades más importantes
Eslovenia: sus dos ciudades más importantes
¡Hola a todo el mundo! En el post de hoy estamos de estreno ya que toca un país nuevo: Eslovenia. Nunca me había llamado demasiado la atención, pero ahora que vivo en Eslovaquia y queda relativamente cerca (tres horas y media hasta Maribor), visitar este país es algo obligatorio.
Eslovenia es un país pequeño y no tiene ciudades grandes, pero es mucho más rico en naturaleza. Mis amigas/os y yo alquilamos un coche y para hacer el viaje más ameno, hicimos una pequeña parada en Graz, Austria (ciudad a la que dedicaré otro post) y finalmente ese primer día ya dormimos en Eslovenia, en Maribor, concretamente.
Maribor
Es una ciudad pequeña, nada ostentosa, con un centro histórico pequeño con plazas rodeadas de edificios de varios colores y pequeños bares y restaurantes. Lo mejor de Maribor son las vistas desde el otro lado de la ciudad, pasando el río Drava, ya que se pueden ver todos sus puentes y la puesta de sol reflejando sus colores sobre el agua. Aquí os dejo algunas fotos que sacamos.
Para nosotros, no fue difícil encontrar aparcamiento, dejamos nuestro coche en un centro comercial que estaba al otro lado del río. Cuando llegamos ya era algo tarde así que paseamos por las calles de Maribor, cuyos edificios recuerdan bastante al centro de Bratislava. La arquitectura es muy parecida. Estábamos algo cansados de conducir y con hambre, así que fuimos directamente a una pizzería a cenar, en el centro. Muy buenas pizzas y bien de precio. Después, fuimos a nuestro apartamento (relación calidad-precio no podía ser mejor). Fue un poco caótico encontrarlo, estaba en las afueras y tuvimos que buscar al dueño pues tenía que darnos las llaves. Finalmente, después de charlar un poco antes de dormir, caímos rendidos en la cama, pues necesitábamos reponer fuerzas para el día siguiente: Ljubljana.
Ljubljana
Nos levantamos, desayunamos, preparamos la comida, nos duchamos y pusimos rumbo a Ljubljana (Liubliana, en español), capital de Eslovenia y por lo tanto, ciudad más importante. Tardamos hora y media en llegar. Ljubljana también es una ciudad pequeña pero muy recomendable. Nos recordaba un poco a Maribor, pues también tiene un río llamado Ljubljanica que recorre toda la ciudad. Ljubljana tiene muchos puntos y características interesantes: las calles, pequeñas iglesias de diferentes colores, tienditas, el castillo desde donde tienes vistas panorámicas, pasear por la orilla del río, admirar la arquitectura… Por supuesto, el turismo saca mucho partido del río así que en él hay pequeños barcos y barcas en los que puedes recorrerte el río y ver la ciudad de otra manera.
Mis amigas/os y yo también nos paramos en un pequeño mercado que había en una plaza cerca del castillo, donde vendían todo tipo de cosas: utensilios de cocina, objetos de decoración, fruta de temporada y también souvenirs. Se me antojaron unas fresas para merendar y las compré allí, tenían buena pinta. Otros compraron camisetas de recuerdo. En ellas ponía “Slovenija” y había un dragón dibujado, pues los dragones verdes son los símbolos de esta ciudad. Estos dragones presiden varios puentes de Ljubljana, lo que da un toque mágico y recuerda a los libros de fantasía. Dicen que son las criaturas que protegen y guardan esta ciudad. Curiosamente encontramos varias pintadas en la ciudad con frases de la famosa serie “Juego de Tronos” que como ya sabéis, los dragones son una criatura fundamental en ella.
Después nos pegamos una buena caminata hasta el castillo (está en la colina más alta de la ciudad), y debéis saber que hay que pagar si queréis entrar. Si eres una persona perezosa, puedes ir en funicular. Una vez allí, nosotros admiramos las vistas y sacamos algunas fotos. El paisaje era muy especial, pues se veían al fondo los Alpes completamente nevados. Haciendo una crítica constructiva y teniendo en cuenta que las comparaciones son odiosas, me veo obligada a decir que el castillo de Bratislava está bastante mejor cuidado que el de Ljubljana, aunque las vistas son peores. Los Alpes cubiertos de nieve no son comparables a los edificios grises de Bratislava.
Después, bajamos de nuevo al centro para ver “El barrio hippie”. Llegamos a este lugar porque una amiga que hizo su Erasmus aquí nos lo recomendó ya que ella conoce sitios no tan turísticos. De hecho, el número de turistas del centro a este barrio (que en realidad no está tan lejos) disminuyó precipitadamente. Este barrio es un barrio “underground”, alternativo, donde por las noches se celebran fiestas. Se llama Metelkova y hace años fue un recinto militar. Es curioso porque puedes pagar por pasar una noche en una habitación, que antiguamente eran las celdas de una cárcel. El barrio está lleno de graffitis, pintadas de varios colores con frases que incitan a disfrutar de la vida. Sorprende muchísimo en comparación con lo que habíamos visto en el centro histórico de Ljubljana. Pasar de una arquitectura ostentosa y armónica, a la que estábamos acostumbradas, a un lugar caótico, desordenado, lleno de esculturas deformes y extrañaspero que sin duda no te deja indiferente. Fue una grata sorpresa para mí así que mi humilde recomendación es que vayáis allí sí o sí.
Volvimos al centro para comer en un italiano que estaba al lado del río. Bastante bien, la comida no muy abundante pero por lo menos estaba buena. Aprobado.
Una cosa que nos sorprendió estando allí, es que podíamos entender algunas palabras en esloveno, ya que son parecidas al eslovaco (y eso que en eslovaco estamos muy muy verdes). Por ejemplo, “castillo” en eslovaco es “hrad” y en esloveno es “grad”. Lo mismo pasa con “farmacia”, que en eslovaco es “lekaren” y en esloveno es “lakarna”. Nos dimos cuenta de que en nuestro primer mes en Eslovaquia habíamos aprendido más vocabulario del que pensábamos, lo que es siempre reconfortante.
Aparcar en Ljubljana también fue fácil, porque era domingo y nos salió gratis así que aparcamos un poco en las afueras y fuimos andando hasta el centro histórico. Nos alojamos en un pequeño albergue para gente joven, en una zona muy tranquila. Además, el anfitrión era muy amable, de Croacia, y nuestra amiga de Serbia y él conversaron en su idioma natal, ya que los idiomas de los Balcanes son muy parecidos y podemos decir que se entienden entre todos ellos.
Como conclusión, decir que un día es suficiente para visitar Ljubljana. Además, nosotras/os no teníamos tiempo que perder, ya que los dos días siguientes veríamos la mejor parte de Eslovenia: su naturaleza. El famoso lago Bled, el lago Bohinj, sus montañas, etc.
En definitiva, nos pareció una ciudad con mucha vida y volveremos a repetir, seguro. Tuvimos suerte de que cuando fuimos no estaba muy llena de turistas, y como sabéis, de esta forma siempre se disfruta la ciudad mucho más, se percibe de otra forma. Además, el tiempo que hacía era estupendo. Las últimas dos semanas antes de ir había estado nevando y las temperaturas alcanzaban algunos grados bajo cero pero cuando estuvimos allí, el sol radiante nos calentaba y llegamos a los 15 grados, que se agradeció mucho. ¡Y hasta aquí el post de hoy! Espero que os haya gustado tanto como a mí me gustó Ljubljana y también Maribor. Un saludo y nos vemos pronto con un nuevo post sobre Eslovenia.
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Comentarios (2 comentarios)
Fátima chamadoira hace 6 años
Las fotografías son una preciosidad. Contigo vamos viajando. Gracias por este trabajo.
Claudia Costas hace 6 años
Me alegra que te gusten. ¡Vendrán mejores!