La cueva de aragonito, (casi) la única del mundo - En las entrañas de Eslovaquia (2/3)

14 de mayo de 2016

Día 2

Tres horas y cuarto para media hora de visita. Y esta es, querido lector, la dura realidad del mochilero que va a pie en Eslovaquia (aunque esto es válido para cualquier parte del mundo). Después de la agotadora caminata de ayer en el paraíso eslovaco, había que levantarse a las 6:30 para ir a la cueva de aragonito de Ochtinska, al oeste de Roznava a 120 kilómetros de Presov, la ciudad en la que estudio. Para llegar hasta esta maravilla natural, se tarda: dos horas en tren, una de autobús y media hora a pie.

Esta cueva de aragonito es única en el mundo, junto a las de México y a las de Argentina. La encontraron por azar unos mineros que perforaban un pozo en 1954. Y según el folleto en francés, estas condiciones en las que fue descubierta son una prueba de la particular naturaleza de esta cueva, que es más antigua (de hace 400-460 millones de años) que las otras (190 millones de años de media) de Eslovaquia.

No me quedó otra que visitar las cuevas un sábado. No pude evitar el mogollón de turistas como hice cuando fui a la cueva de Domica. Estábamos bien posicionados, íbamos por grupos desfilando todos apretados y con los guías vestidos de rojo y atentos a cualquier cámara no autorizada que pudieran encontrar. En Eslovaquia la mayoría de lugares turísticos no te permiten hacer fotos. Te hacen pagar para poder tener derecho a hacerlas y sale más caro que la propia entrada. La entrada a la cueva de aragonito costaba 7 € y el derecho a hacer fotos 10 €.

Corazones y corales de aragonito

1369153290_ochtinska-aragonitova-1.jpgTecho de aragonito con una telaraña inmensa en la Sala de la Vía Láctea.

Fuente

Antes de ver el aragonito entramos en una sala cuyas paredes estan cubiertas de mármol blanco, marrón y gris. Por último, nos encontramos con esos preciados cristales en la sala de las estrellas. El aragonito, por si no lo sabíais (como yo), se parece muchísimo a la nieve o al hielo. Pero en cambio, es un mineral (de carbonato de calcio) con forma a veces de riñón o de corazón, y otras veces de algodón o de coral.

La primera forma que he mencionado se puede ver en un pasillo con el corazón de la cueva (su símbolo), la segunda en la sala de la Vía Láctea, que es más impresionante aún que la de las estrellas. Como su nombre indica, la cobertura de esta sala es bastante más espesa; las agujas de aragonito se agrupan en forma de espiral. A esto se le llama corredor de erizos.

En la cueva había una humedad del 98-100%. Y aunque fuera estuviera también alta, para nada lo estaba tanto. Estaba lloviendo. En los dos kilómetros que separaban la cueva de la parada de autobús, el bosque comenzaba a tener un aspecto más bien tropical, con niebla y húmedo tras haber estado horas lloviendo sin parar. Y así fue cómo llegué a refugiarme al autobús, con paraguas en mano y la K-way a los hombros.

De pronto, mi viaje de vuelta se hizo más corto de lo que pensaba. Cuando iba caminando bajo la lluvia por la carretera, un Skoda blanco de ese mismo país se paró. Yvette, Thomas y sus dos hijos me hicieron el favor de acercarme a la estación de Roznava. Eran del oeste de Eslovaquia pero habían venido a pasar unos días al este, me llamaron "pobrecito" y pararon en la iglesia evangélica del humilde pueblo de Stitnik.


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