Recorriendo Escocia (I)

En 2014 apenas un mes antes de mi Erasmus decidimos hacer un viaje en familia con algunos ahorros que teníamos. A la hora de plantearnos destinos fuimos descartando hasta que solo quedaron una semana en Rusia (San Petersburgo-Moscú) o bien recorrer Escocia con un circuito planificado.

Como imagináis el ganador final por votación popular fue Escocia; la elección vino determinada por varios motivos: en primer lugar, era algo más barato aunque tampoco mucho y en segundo lugar yo insistí bastante ya que tenía muchas ganas de visitar Escocia desde siempre y no se me ocurría una oportunidad mejor.

¿Por qué un circuito?

Como todos sabemos Escocia es una de las cuatro naciones que constituyen Reino Unido, y por sus especificidades no compensa demasiado realizar el clásico turismo de patearte exclusivamente una ciudad, fundamentalmente porque sus ciudades son pequeñas, aunque cabe mencionar que merecería la pena pasar más de cuatro días en algunas localidades como Edimburgo o Stirling (yo incluso viviría allí) porque dan ganas de conocer hasta sus más mínimos recovecos.

Además en Escocia las distancias son considerables y algunos de los principales monumentos se encuentran a bastantes kilómetros de las poblaciones, sin estar conectados a través de ningún tipo de transporte público, por lo que nos quedan dos opciones: alquilar un coche o un autobús contratado con alguna compañía. En Escocia conducen por la izquierda, es decir, en el sentido contrario que España y ninguno nos atrevíamos a conducir “al revés” por primera vez y en carreteras desconocidas así a la aventura, por lo que la opción alquiler quedaba descartada.

Si yo me hubiese hecho el viaje solo, o bien con amigos o en pareja, claramente no habría ido al Corte Inglés, pero al ser en familia mis padres preferían tenerlo todo atado y bien atado con hoteles con estrellas y esas cosas, aunque evidentemente hay opciones más baratas tipo mochilero.

Finalmente nos dirigimos a la sección de viajes el Corte Inglés y nos remitieron a una sección del catálogo en la que se anunciaba un tour por Escocia contratado con Panavisión Tours aunque facilitado y tramitado en el Corte Inglés (vamos que tú apenas tenías que hacer u organizar nada, solo pagar).

El viaje ocupaba 8 días y 7 noches durmiendo en 4 hoteles diferentes: dos noches en el Hilton de Edimburgo, otras dos noches en el Aviemore Resort en las Tierras Altas, una en hotelito de Fort William y otras dos en Glasgow.

Todos los hoteles menos el de Fort William eran de 4 estrellas lo cual era de agradecer después de largos viajes en autobús, además hay que mencionar que como el nivel de restauración en España suele ser elevado en Reino Unido (al menos por mis experiencias) se nota la diferencia. En cada uno de los hoteles teníamos contratada por defecto la Media Pensión que equivalía a desayuno y cena (ya que a la hora de la comida siempre estábamos haciendo turismo como grupo).

Contábamos además con un gran autobús sólo para los que habíamos contratado este circuito, y apenas éramos 18 personas por lo que teníamos una cantidad de espacio enorme. El conductor del autobús era español y la guía turística también pero contaban con un impecable nivel de inglés por lo que no hubo ningún problema.

Como curiosidad hay que mencionar que el autobús se supone que tenía WiFi pero tenía trampa evidentemente ya que para poder acceder había que descargarse previamente una aplicación de la compañía (para lo que se necesita internet, gran paradoja), hacerse una cuenta e introducir la contraseña que te decía el conductor. Una vez habías conseguido la hercúlea misión de poder conectarte, lo realmente difícil era mantener el acceso pues este iba y venía su antojo y luego a veces decidía no conectarse o no reconocer tu cuenta, era un WiFi muy caprichoso.

Asique podemos concluir que a no ser que tengas una tarifa especial de internet internacional, dependes de los hoteles y ya adelanto que sus conexiones eran igual de fluctuantes, incluso en algunos casos no llegaban a la habitación y sólo había en el hall.

En total, únicamente el recorrido nos costó alrededor de los 2.000 euros por persona, dejando aparte comidas y compras varias así como las excursiones independientes y las entradas a los puntos turísticos que no estén planeadas, vamos que es caro. Pero insisto en que hay opciones mucho más económicas tipo hostales y transporte público que seguro que reducirían el precio.

Día 1 y 2 - Edimburgo

Llegamos por la mañana a Edimburgo y el autobús nos recogió a todo el grupo en el aeropuerto, dejándonos en el Hilton; sin embargo, las habitaciones todavía no estaban preparadas porque era demasiado pronto por lo que dejamos las maletas en una habitación de recepción habilitada para ello lo cual resultó realmente útil. Las habitaciones estarían disponibles alrededor de las 14:30 por lo que decidimos ir a dar un paseo por Princes Street, una de las dos calles principales de Edimburgo.

Mientras caminábamos empecé a escuchar música, una música realmente buena, la cual unos metros más adelante pude comprobar que procedía de un chico (algo mayor que yo pero dentro de los veintitantos) tocando la guitarra y cantando ante un micrófono. Era un músico callejero como nunca antes los había visto, parecía un viajero pues tenía tras de sí aparcada su furgoneta y aparentaba disfrutar muchísimo con lo que hacía; los viandantes como yo debían de pensar lo mismo pues tenía a su alrededor un círculo de gente grabándole y disfrutando del espectáculo.

Ojala hubiese podido pararme y esperar al final de la actuación para poder hablar con él pero la familia quería seguir asique avanzamos un poco más y como se acercaba la hora de comer regresamos de nuevo en dirección al hotel pues habíamos visto un pub que tenía buena pinta en una esquina cercana.

Después de comer teníamos la tarde libre ya que las actividades en grupo no comenzaban hasta el día siguiente y decidimos volver a Princes Street para dirigirnos a Calton Hill la colina que pone fin a la calle, situada por tanto al Este, e la Ciudad Nueva. Apodado “la Atenas del norte” este lugar alberga el Monumento Nacional de Escocia, el Observatorio de la ciudad y el Monumento a Nelson.

La más llamativa de las construcciones es sin duda el Monumento Nacional, cuya disposición simula un pórtico griego octástilo, aunque el objetivo de su erección no era dejarlo así pues esta edificación que muestra paralelos con el Partenón de Atenas, quedó inconclusa por falta de fondos. Lo más espectacular de la colina son sin duda las vistas, pues a menos para mí estas construcciones que he mencionado tenían tan solo un valor anecdótico; no obstante, contemplar todo Edimburgo a tus pies con esa perspectiva era realmente increíble.

Pudimos así disfrutar tranquilamente recorriendo toda la colina y comprobando los distintos paisajes dependiendo de la orientación en la que te situases. En las fotos podréis vera un lado la Ciudad Vieja con el imponente castillo recortándose en el horizonte, y en la segunda la ciudad nueva con sus elegantes casas de trazad regular. 

Recorriendo Escocia (I)

Recorriendo Escocia (I)

Tras esto regresamos al Hotel, subimos las maletas a las habitaciones y volvimos a adentrarnos en las calles de Edimburgo pues aún era pronto y queríamos exprimir al máximo el día. Hacía buen tiempo relativamente, sol y nubes de vez en cuando peor con un jersey y una camiseta se estaba bien (el tiempo en Escocia merece un comentario a parte por su enorme volubilidad, aunque en general, teniendo en cuenta las fechas tuvimos bastante suerte).

El caso es que nos dirigimos hacia la otra gran avenida de Edimburgo, la Royal Mile, esta vez situada en la Ciudad Antigua. La Royal Mile acabó constituyéndose como uno de mis 3 visitas/momentos/lugares favoritos de todo el viaje, y no es porque fuese una calle especialmente espectacular, que lo es (es enorme), tampoco es por el encanto de sus callejones es porque tuvimos la grata sorpresa de toparnos de forma totalmente involuntaria con el festival Fringe.

Éste es un famoso festival de artes que tiene lugar en agosto. No es un festival normal sino que son multitud de festivales que confluyen conformando más de 2000 espectáculos en todo el mes. Cuando viajamos no nos dimos cuenta de este detalle asique nos pilló totalmente desprevenidos lo cual supuso por un lado una alegría tremenda ya que el ambiente era frenético, la locura y la creatividad inundaban la calle como un precioso caos; pero por otro lado fue una lástima ya que aunque pude reunir unos 30 folletos con invitaciones (la mayoría gratuitas) a monólogos cómicos, obras de teatro, conciertos, y un largo etcétera, no pudimos acudir a ninguna ya que era tarde y la cena estaba programada, fue una verdadera pena.

En ese momento me prometí a mí mismo que volvería por las mismas fechas para poder vivirlo plenamente. De todas formas sí que pudimos disfrutar de algo de ese encanto pues a lo largo de toda la calle había artistas desperdigados realizando actuaciones de magia, bailes, conciertos, todo ello al aire libre. No podías evitar pararte cada 20 o 50 metros porque no había prácticamente ningún espacio libre de arte, lo difícil era decidir cuál observar pues era imposible repararen todos con el detenimiento que desde luego merecían.

Recorriendo Escocia (I)

Recorriendo Escocia (I)

Recorriendo Escocia (I)

Además toda la Royal Mile está flanqueada por decenas de callejones y patios (closes y courts respectivamente) en los que merece la pena sumergirse, de nuevo no da tiempo a todos asique es bueno seleccionar. El más famoso de los callejones es el Mary King´s Close pero hay muchos que merecen la pena. Asimismo encontramos numerosos tiendas y casas con mucho encanto. Es un lugar perfecto para pasar toda la tarde.

Recorriendo Escocia (I)

Recorriendo Escocia (I)

Recorriendo Escocia (I)

Ya se hacía tarde y como he comentado teníamos que darnos prisa para llegar a la cena en el Hotel que estaba planificada pues al ser un grupo teníamos que encontrarnos todos a la misma hora. Al llegar había una especie de menú planificad con la posibilidad de elegir entre tres primeros, tres segundos y tres postres (evidentemente siendo tantas personas y con media pensión incluida en el precio del tour no nos iban a dejar elegir de la carta a placer).

Tengo que mencionar que las opciones no es que fuesen muy de mi agrado pero luego la comida estaba mejor de lo que sonaba aunque acabé pidiendo de primero melón con jamón algo que me pareció un poco raro estando en Escocia pero estaba bueno al fin y al cabo. Por lo general en los hoteles en los que cenamos el sistema siempre era el mismo con las tres opciones por plato: los primeros solían ser purés o ensaladas, los segundos oscilaban entre pescado (casi siempre salmón) y carne (más variada), por último, en cuanto a los postres solían ser distintos tipos de tartas.


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