LAGUNA AMARILLA – VOLCÁN EL ALTAR (4.300 msnm)

Voy a ser franca: luego de 24 años viviendo en mi querido Ecuador, no tenía idea que un paisaje así de extraordinario existía en este país. Pero después de ver fotos de aquellos picos de roca gigantes en forma de monjes inclinados rodeando una laguna amarilla, la cual en realidad es el cráter del volcán El Altar, mi corazón se aceleró y me dijo a gritos que tenía que llegar allá a como dé lugar.

Un par de años después, así de decidida soy, me encontraba en camino hacia esta maravilla natural, dentro de una van con mi amiga Gaby y varios desconocidos más, escuchando a nuestro guía explicar que “El Altar”, ubicado en la provincia de Chimborazo-Ecuador, fue alguna vez un súper volcán que hace cientos de años tuvo tal erupción que reventó su propio cráter, dejando picos rocosos que forman una especie de altar, de ahí su nombre.

Los picos “monja” y “obispo” son los más conocidos y los más difíciles de escalar en este país, ya que requieren bastante resistencia y técnica de andinismo. Por supuesto, yo aún no la tengo, así que el relato de cómo fue escalarlos quedará pendiente para luego de otro par de años. Sin embargo, no se necesita mucha destreza para llegar a su laguna y tomar las increíbles fotos como las que tomé. No te engañes, esto tampoco significa que sea tan fácil de llegar.

Nuestro viaje de dos días empezó en la Plaza Foch de Quito el sábado a las 3:00 a. M. En este punto de encuentro nos presentamos con los demás aventureros que encontraron la información de este trekking en facebook como yo y que decidieron unirse al plan. Luego de algunas palabras que el frio de la madrugada nos permitió cruzar, nos embarcamos en nuestra van rumbo a Penipe el poblado más cercano a nuestro destino, donde a las 7:00 a. M. aproximadamente llegamos para tomar un buen desayuno.

Por fin, a las 9:15 pm, nos encontrábamos en la Hacienda Releche, el punto de partida. Nos pusimos las botas de caucho, sacamos los bastones de caminata, y emprendimos el largo pero emocionante trekking hacia el refugio del volcán. En este punto, debo hacer énfasis en que el clima de este lugar es semi húmedo ya que recibe las corrientes aire tropicales de la amazonía ecuatoriana que chocan con las montañas frías, condensando al agua en ligeras pero constantes lluvias. Un poncho de aguas, es fundamental.

Primera lección de la montaña: lleva solamente lo necesario y nada más. En la montaña y en largos trekkings en general, cada peso cuenta. El refrán “más vale prevenir que lamentar” no se aplica. Es decir que si algo no es totalmente necesario, no lo lleves ya que incluso un alfiler pesa diez veces más en la montaña (al menos para tu percepción). Es el típico error de principiante ir demasiado preparados a estos viajes: llevamos demasiada agua que no tomamos, alimentos que no comemos, aparatos electrónicos que no usamos, yo incluso llevé la primera vez maquillaje (¡Qué horror! ). El esfuerzo físico que se hace en la altura es muy grande, para darnos este lujo.

Pero no te preocupes, para un viaje como el que aquí estoy describiendo, es muy común contratar porteadores o mulas para llevar el equipo pesado, es decir tu bolsa de dormir y la ropa de recambio para el refugio. Lo demás lo llevas tú en una mochila, que recomiendo tenga capacidad de 35 a 45 litros máximo (si no sabes a qué me refiero te invito a que lo googlees), y que deba que contener un par de guantes ligeros, gorra, un saco abrigado en caso de que la temperatura baje, una botella de agua de un litro máximo, bloqueador solar y tu box lunch.

Para la vestimenta te recomiendo enfáticamente las botas de caucho que mencioné, ya que la cantidad de lodo que encontrarás es inimaginable, una camiseta ligera de deporte que no sea de algodón, una chompa impermeable, el poncho de aguas y un pantalón que sea de tela ligera que se seque rápido o impermeable (una lycra es aceptable). En este trekking no se necesitan de equipos de montaña, por lo que me referiré a ellos en otro blog.

En fin, volviendo al relato de nuestra aventura, 9 horas después llegamos por fin al refugio, luego de recorrer un camino complicado únicamente por las grandes cantidades de lodo que encontramos. En condiciones más secas, que puedes encontrarlas por el mes de octubre, esto tarda de cinco a siete horas. Al llegar al final del día, desde el refugio se observaba al sol tímidamente esconderse tras los imponentes picos de el altar. Ahí supimos que todo el esfuerzo para llegar valió.

Cuando oscureció, nos cambiamos con ropa seca y disfrutamos de la cena que nuestros guías nos prepararon. Nos encontramos con otros grupos que buscaban la misma meta, y entre risas e intercambios de relatos fuimos preparándonos para dormir en nuestros sleeping bags. A las 7:00 a. M., ya nos encontrábamos desayunando y preparándonos para el trekking a la gran Laguna Amarilla. Esta se encuentra a dos horas a paso moderado del refugio. Afortunadamente, al llegar el cielo se abrió y la laguna que se mostró más verde que amarilla, asombrosa al pie de los picos nevados que la rodeaban.

Es difícil escribir en palabras una sensación como la que sentí en ese momento. Parecía como una película de fantasía, con los mejores efectos especiales, en una pantalla de la más alta definición. Con esto me refiero a que no parecía real. Pero lo era, y estaba muy feliz de estar ahí. El cansancio pasa, pero los recuerdos se quedan.

Como información adicional, si no eres muy deportista, igual puedes llegar. El camino permite ir a caballo o en mula desde la hacienda releche hasta el refugio. Por otra parte, si tienes buena capacidad física y algo de experiencia en la montaña, existe la posibilidad de realizar otro trekking de cuatro días para conocer las demás lagunas maravillosas alrededor que se forman por los glaciares de este lugar. Para ello, contacta a un guía ecuatoriano que conozca el camino.

Esta fue una de las últimas aventuras en la montaña que he realizado hasta el momento. Pero inicio la cadena de mis blogs con el relato de este viaje ya que fue el altar que despertó en mi esta gran pasión que estoy empezando a practicar, y con suerte, tú también te animes a hacerlo.

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