Mi Erasmus en fotos: Agosto

Las fotos son una parte fundamental de mis viajes, ya que me ayudan a recordar buenos momentos. Así, durante mi Erasmus en Dunkerque fui inmortalizando cada momento importante que viví para luego poder tener una ayuda a la hora de rememorarlos.

En esta serie de entradas os quiero compartir algunas fotos que saqué durante mi Erasmus para poder contaros así mi experiencia mes a mes de una forma diferente. Como se dice, una imagen vale más que mil palabras, por lo que este método me parece el más ideal para contar una experiencia que se tiene que vivir a través de todos los sentidos. Con cada foto iré escribiendo los recuerdos que me vienen a la mente de mi Erasmus.

Agosto, el comienzo de una aventura

Mi Erasmus en Dunkerque empezó a finales de agosto, fecha en la que cogería el avión para viajar al país vecino. Ya que las clases empezaban el 1 de septiembre, necesitaba ir unos días antes para preparar algunas cosas antes de empezar la experiencia.

Una tarde de finales de agosto cogí el avión en el aeropuerto de Oporto, y después de dos horas y media, llegué al aeropuerto de Lille, donde me esperaría la familia de mi amiga para llevarme en coche a Dunkerque. Estaba muy nerviosa, ya que hacía años que no veía a la familia y mi francés estaba muy oxidado, pero en el momento de vernos, todos los nervios se me quitaron y estaba orgullosa de entender todo más o menos bien, aunque aún me faltaba mucha práctica para que me entendieran al hablar.

La familia me llevó a casa de la abuela de mi amiga, donde viviría durante mi Erasmus. El primer día fue bastante extraño. Aunque ya la había conocido antes, eramos dos desconocidas. Teníamos mucho de que hablar, pero ninguna sabía muy bien por dónde empezar, sobre todo porque no nos entendíamos muy bien.

Mientras hablábamos sobre las tareas de la casa y sobre la comida, me ofrecí a cocinar un plato español. Tirando de mi poca imaginación, decidí hacer una tortilla, el plato español por excelencia. El problema es que era la primera vez que hacía una tortilla, así que después de haberme equivocado durante uno de los pasos de la receta que estaba viendo por internet, la señora tuvo que ayudarme a hacerla. Siendo sincera, la verdad es que no nos salió muy buena.

El día final del mes, antes de empezar las clases, mi amiga me acompañó en autobús hasta la universidad para enseñarme el camino que tenía que tomar todos los días por las mañanas para ir a clase. Por supuesto, esto no impidió que me perdiese los primeros días.

Por la noche, mi amiga me invitó a salir con sus amigos. Después de cenar en un restaurante de comida rápida, fuimos hasta el Parc Fort Louis. Aunque estaba bien saber que ya tenía planes con gente de mi edad desde el principio, me sentía un poco perdida. Aunque entendía la mayor parte de lo que decían, no era capaz de hablarlo tan bien, por lo que estaba bastante desanimada.

Pero esto solo era el comienzo, por lo que tenía muchas ganas de empezar las clases y esforzarme para mejorar mi francés y conocer nueva gente.

Estos son algunos de mis recuerdos del mes de agosto. Por supuesto, son pocos porque llegué al país uno de los últimos días del mes, pero fueron los suficientes para calmar los nervios antes de empezar mi experiencia Erasmus.

¡Hasta la próxima!

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