Erasmus en Dinamarca: Aalborg.
La mayoría de ciudades danesas se pueden ver en poco más de un día, lo que te amplía las posibilidades de conocer un montón de ciudades y pueblos cercanos en periodos cortos de tiempo. Es cierto que no he tenido la oportunidad de viajar mucho fuera de Dinamarca mientras estaba de Erasmus por razones de tiempo, así que cuando supimos que nos iba a resultar más complicado decidimos que al menos sí que íbamos a empaparnos bien de la cultura, costumbres y vida danesa a través de sus pueblos más representativos.
A nuestra vuelta del viaje de Blokhus que ya os conté, situado al norte de Jutlandia, decidimos hacer una pequeña parada en la tercera o cuarta ciudad más grande Dinamarca, Aalborg, ya que nos pillaba de paso. Era Septiembre, así que tuvimos la suerte de que hacía un día soleado estupendo que no queríamos desperdiciar solo viajando en coche.
Además, teníamos mucho margen para entregar el coche alquilado de vuelta (te dan hasta las ocho o las nueve de la noche), así que aprovechamos nuestras últimas horas con él para hacer un poco de turismo. ¡Que por cierto! Alquilar coches en Dinamarca es bastante barato. Me sorprendió enormemente que alquilar un vehículo para cinco personas durante tres días nos costase únicamente 125€, lo que viene a ser solo 25 euros por persona. Por tres días. El autobús cuesta por el estilo, pero no tienes la misma libertad para moverte, ni por paradas, ni por horarios. Así que calculad si os merece la pena.
El caso es que llegamos a Aalborg a eso de las doce de la mañana (siempre es difícil movilizar a cinco personas, sobre todo si es a la vuelta de un viaje de clase). La ciudad estaba muy animada, así que decidimos adentrarnos en sus calles y no perder el tiempo. Se notaba que Aalborg era una ciudad más grande que todas las que habíamos visitado hasta entonces, con mucha más vida. De hecho uno de los eventos más importantes, el carnaval, se celebra en Aalborg cada año, por lo que cada vez hay más gente que conoce esta ciudad y sigue creciendo cada vez más y más.
Cuando nosotros llegamos, en la oficina de turismo nos comentaron que Aalborg estaba celebrando una especie de festival de arte urbano que se llama “Aalborg Street art walk” en el que distintos artistas llenaban fachadas de edificios con sus pinturas, abrían exposiciones y galerías de arte y organizaban algunos eventos. Nosotros solo teníamos un día, así que a pesar de que este tipo de eventos a mí me encantan, apenas pudimos ver algunas de las impresionantes pinturas que habían creado en algunos de sus edificios.
Nada más aparcar encontramos la oficina de turismo que os acabo de mencionar, donde nos señalaron los principales puntos de interés que se pudiesen visitar en unas horas, incluyendo uno de los edificios modernistas más nuevos de la ciudad. Y es que Dinamarca es conocido por ser uno de los países con una arquitectura más innovadora.
Este país pone especial énfasis en la creación de edificios nuevos en todas sus ciudades, por lo que no puede sorprenderte encontrar diseños de arquitectos modernos a las afueras de un barrio lleno de casas de madera. La casa de la música, en danés “Musikkens Hus” es un edificio nuevo donde ofrecen conciertos y estudian músicos. El edificio por fuera es muy llamativo, pero por dentro te sorprende aún más, ya que parte de las paredes y el techo están forrados con un material que hace efecto espejo. Merece bastante la pena visitarlo, y además desde arriba podéis ver bien el mar.
Después nos dirigimos hacia el centro de Aalborg caminando por el puerto, desde donde también se pueden ver grandes barcos antiguos típicos de las ciudades danesas. Este camino lo recomiendo al 100%, porque siempre tienes la posiblidad de ver los barcos pesqueros atracados en el puerto y respirar el maravilloso olor a mar.
Nos adentramos en la famosa iglesia de Budolfi, bastante austera para ser de estilo gótico, con una decoración muy curiosa que no había visto hasta ahora en ningún otro lugar: pequeños barcos colgados del techo como si fueran lámparas de las que cuelgan del techo.
No teníamos tiempo para entrar en museos, así que decidimos dedicarnos a patear las calles de la ciudad, descubriendo algunos rincones, como el Castillo de Aalborghus y el llamado “Parque de la música”, en el que distintos artistas a lo largo del tiempo plantaron sus propios árboles. Cada árbol tiene a su lado un pequeño altavoz con un botón que solo necesita ser pulsado una vez para escuchar al cantante que se encuentra tras la plantación de ese árbol. Un lugar muy curioso.
Así que tras caminar por sus calles, observando las casas típicas de colores (que probablemente acabe mencionando en todos mis viajes por el país), tomar un café en una de las calles principales y pasar por algunos edificios bonitos, era la hora de despedirse de esta bonita ciudad.
Tengo que decir que Aarhus me gusta mucho más, no porque sea donde he estado viviendo, sino porque es más acogedora y tiene un ambiente de estudiantes buenísimo. Aun así, mereció la pena cambiar de aires y conocer un lugar nuevo, ya que nunca está de más encontrar lugares interesantes como este y, como aprenderíamos en excursiones posteriores, con tanta vida y tanto ambiente.
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