Cosas random que no sabes antes de llegar a Dinamarca.

La mayoría de estudiantes universitarios esperan ansiosos la experiencia erasmus casi desde que entran en la carrera. Y es que aprendes y creces tanto profesional como personalmente más de lo que podrías imaginar, incluso más de lo que realmente crees que has aprendido al volver del erasmus.

Pero antes de venirte de erasmus a Dinamarca hay algunas cosas tanto curiosas como útiles que deberías saber. Y es que además de que este país sea tan diferente al nuestro, a un erasmus tienes que ir con las ideas muy claras, sin indecisiones, sin miedo y con más ganas que nunca de disfrutar.

Probablemente la mitad de las cosas que os vaya a contar os parezcan una tontería o cosas muy rándom, y probablemente la mitad ni siquiera os sirvan o no las entendáis hasta que lleguéis al país y recordéis que leistéis aquí sobre ello. El caso es que para mí fueron lo suficientemente importantes como para escribirlas y recordarlas ya un año después de haber llegado, y quería compartirlas para que al menos os echéis unas risas y conozcáis un poquito mejor el sitio al que vais a venir a vivir.

El lugar donde vivirás  o como pensar "Tierra trágame" en cuanto pones un pie en tu nueva residencia.

Resulta que las cosas no siempre son lo que parecen, y menos todavía si esas cosas vienen de internet. ¿Sabéis eso de "Cuando lo ves en Aliexpress vs. cuando te llega"? Pues con esto igual. Porque ver imágenes de la que será tu residencia en google o algún vídeo de youtube no te dan ni siquiera una ligera idea de cómo es realmente.

No voy a mentir, la verdad es que me hubiese encantado que alguien me explicase que mi techo de la habitación sería el doble de alto que uno de Madrid, que la pila de la cocina estaría llena de cortachichas que llegaban desde las tuberías en verano o que la ducha sería parte del suelo del baño y la alcachofa estaría unida directamente al grifo por un tubo.

Esto último suele ser así en todas las residencias, al menos de Aarhus, así que no os asustéis. Al principio te quedas flipando, pero después de comprar una cortina de ducha para que el baño no se te inunde cada vez que abres el grifo, te acabas acostumbrando.

El caso es que antes de llegar a Aarhus no había tenido la posibilidad de ver cómo eran los baños, y cada vez que alquilo una casa, voy a un hostal o a un hotel, lo primero que hago es mirar cómo es el baño, supongo que una manía. Así que os podéis imaginar el panorama cuando lo ví por primera vez.

Tampoco pude ver el enorme ventanal que tenía y la cortina tan fina que lo cubría para tapar la luz por las mañanas, así que hasta que por fin me compré un antifaz en el tiger, muchas mañanas a las siete estaba con los ojos como platos por la luz.

Tu residencia, tu segunda casa y también la de todos tus nuevos amigos.

Si eres de esas personas a las que no les gusta que los demás pasen a su habitación, lo llevas claro. Algo que tienes que saber es que durante tu erasmus tu habitación no solo será tu casa, sino probablemente también el de la mayoría de los amigos que hagas durante tu estancia allí.

En Dinamarca nosotros quedábamos siempre para cenar y reunirnos a tomar unas cervezas, a veces para quedarnos viendo una película en casa, para pasarnos hasta las tantas jugando a algún juego o para prepararnos para salir después. Y esto siempre lo hacíamos o en nuestra casa o en la sala común de otras amigas. La cuestión es que tu casa será su casa.

Prepárate para abrir tus puertas de casa y que otros cocinen en tu cocina y duerman en tu casa, y sobre todo prepárate para limpiar todo el estropicio a la mañana siguiente, porque ni hay lavavajillas, ni nadie limpiará por ti.

Si nunca has vivido solo, te convertirás en tus padres.

Y es que hablando del tema de la limpieza, si de algo me he dado cuenta durante mi erasmus es que poco a poco me estaba convirtiendo completamente en mis padres, y aunque a veces hubiese preferido seguir siendo esa persona que se quedaba toda la mañana en la cama para superar la resaca del día anterior, eso no pasó más de un par de veces durante toda mi estancia.

Y es que si quieres desayunar, necesitas lavar la taza y la cuchara que usaste el día anterior. Si quieres que tu habitación no sea un caos cuando lleguen de nuevo tus amigos, tienes que ordenar todo lo que hay en ella, incluyendo la ropa que te quitaste la noche anterior a las cinco de la mañana. Y si quieres llevar cierto orden, tendrás que "autoponerte" las mismas normas que tenías en tu casa. Además, en las residencias de Aarhus hay revisión de limpieza semanal, así que tienes que obligarte a limpiar sí o sí a no ser que quieras que te sancionen.

IKEA, tu segunda casa.

Cuando llegues a tu destino y abras la puerta de tu nueva casa te vas a dar cuenta de que no tienes nada, y vas a tener que dedicarte a irte de compras de objetos del hogar para hacer de una habitación casi vacía, tu nuevo hogar. Y es bien sabido por todo el mundo que no hay ningún lugar mejor para comprar que IKEA. Por suerte, en Aarhus no nos faltaba uno.

Por eso debes saber que el primer mes será posiblemente uno de los meses en los que más gastes. Tendrás que comprar utensilios de cocina, sábanas en caso de que tu universidad no te haya hecho una oferta y otros productos de decoración que pueden hacer que vuestra habitación sea mucho más acogedora.

Lo mejor de IKEA es que casi puedes ir allí de excursión a pasar toda la tarde, ir a comprar todo lo que necesitas, comer allí, donde venden los conocidísimos rollos de canela por un precio muy bajo, y después coger el autobús de vuelta. En Aarhus está un poco lejos, así que hay que controlar bien los horarios de los autobuses.

Daneses de fiesta vs daneses sin una gota del alcohol en el cuerpo.

Siempre se habla de que los daneses son personas bastantes serias, sosas y secas, sobre todo si están con estudiantes internacionales. Durante la semana de bienvenida nuestros llamados "buddies" daneses nos llevaron de barbacoa y nos prepararon algunas actividades, pero ellos apenas participaban. Claro, luego nos ven a los españoles motivándonos con cualquier tontería y se quedan alucinando.

Pero esta forma de ser cambia cuando se beben un par de cervezas. Si están borrachos van a ser las personas más simpáticas que has conocido nunca, y los daneses siempre están borrachos (cuando salen, claro). Entonces se ríen, bailan, hacen chistes, hablan contigo y, en definitiva, hacen todo lo que no suelen hacer cuando están sobrios. Hasta te invitan a bebida sin ni siquiera pedírselo.

Tú de fiesta vs tú en cualquier otro momento.

Resulta que los daneses no son los únicos que pueden llegar a sorpender cuando están de fiesta, porque nosotros mismos también podemos sorprendernos cuando hemos bebido un par de cervezas y estamos de fiesta.

Y es que, aunque pienses que va a ser imposible hablar y pensar en inglés después de algunas cervezas, te das cuenta de que parece que lo hablas incluso mejor. El cerebro a veces nos sorprende más de lo que creemos, y comunicarte con gente de otros países de fiesta es la mejor forma de comprobarlo.

¡Por cierto! Acuérdate de guardar las latas que consumas si bebes en alguna casa, que después las puedes llevar todas al supermercado, echarlas a una máquina y conseguir algo de dinero que en alguna ocasión, si hay mucha bebida de por medio, puede servir hasta para otra cena común. Allí se premia por reciclar , así que tampoco hay que perder esa oportunidad.

Harás del Hygge tu forma de vida sin ni siquiera saber pronunciarlo.

El Hygge es la forma de vida de los daneses, y hace referencia a esas pequeñas cosas cotidianas que transforman la rutina aburrida en una vida lo más acogedora posible. Para ello intentan hacer de cada detalle del día algl significativo para ellos, convirtiendo cada experiencia en algo importante para ellos.

A veces se basa en parar a tomar un café a lo largo de su estresante y agitado día, otras en reunirse para comer o cenar con toda la familia y contarse qué tal ha ido el día y otras consiste en ver el atardecer, una película o leer un libro mientras estás tumbada en el sofá tapada con la manta. Reunirse con los seres queridos y básicamente transformar todo el caos diario en paz y tranquilidad.

Yo no aprendí a pronunciar esta palabra hasta pasados un par de meses, porque cada persona me lo pronunciaba de una manera distinta, o al menos eso entendía yo, quizás es que también era una manta para el danés. Pero sin ni siquiera darme cuenta, estábamos llevando a cabo este pequeño estilo de vida a nuestra manera. Y ni tan mal.

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